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Los gusanos anélidos son imprescindibles para la salud del suelo, dice Sergio Salazar

Nuestros científicos. La editorial alemana De Gruyter publicó el primer volumen de una nueva colección de libros sobre la vida animal, llamada Handbook of Zoology; en éste el tema son los anélidos y ahí se habla de Sergio Salazar Vallejo como el más prolífico científico en describir anélidos entre 2007 y 2017

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Familia feliz en Navidad Familia feliz en Navidad (La Crónica de Hoy)

El científico mexicano Sergio Ignacio Salazar Vallejo ha sido calificado como el investigador más prolífico en la identificación y descripción de nuevas especies de anélidos, que son los gusanos cilíndricos o aplanados, cuyo cuerpo está formado por estructuras de anillos. Como investigador de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), en la unidad de Chetumal, reportó 47 nuevas especies entre 2007 y 2017, lo que lo convirtió en el taxónomo con más hallazgos en Anélidos en esa década, a nivel mundial.

En entrevista con Crónica, Salazar Vallejo precisa que a lo largo de su carrera ha descrito en total 153 nuevas especies y propuesto 13 géneros nuevos. Indica que este tipo de gusanos anélidos son indispensables para la oxigenación de los suelos y forman parte de numerosas cadenas tróficas, que sostienen vivos a los ecosistemas.

“Los anélidos incluyen tres grupos principales y dos de ellos son bien conocidos: las lombrices de tierra y las sanguijuelas. Los poliquetos son básicamente marinos y cuentan con unas 20 mil especies nominales, principalmente viven en el fondo del mar, con unas pocas especies pelágicas y otras menos en aguas continentales e incluso pueden ser terrestres. Sin embargo, porque la mayoría viven debajo de las piedras o enterrados en la arena, no son tan conocidos”, explica el científico, oriundo de Monterrey y quien vivió su infancia en la colonia  Nuevo Repueblo, donde los maestros de la primaria Jesús M Garza y de la secundaria Jaime Torres Bodet, ambas públicas, estimulan a los niños a estudiar carreras de largo aliento y a soñar con que algún día harán alguna aportación a la humanidad.

Recuerda que en su familia no había científicos. “Papá contaba que un tío-abuelo inventaba máquinas sencillas, pero nada más”.  Sus padres, Ignacio Salazar y Elva Vallejo, sólo estudiaron la primaria. A pesar de ello, ambos padres trataron de imbuir en sus hijos el amor  hacia el estudio.

Al retomar su reflexión sobre la importancia de los anélidos dice que todavía se realizan estudios con sanguijuelas para usos biomédicos.

“Además, la importancia de las lombrices de tierra fue explicada por Darwin y desde entonces son apreciadas por airear el suelo y por modificar la materia orgánica del mismo. Muchas familias de poliquetos residentes del sedimento tienen funciones parecidas a la de las lombrices de tierra, aunque también hay muchas que son filtradoras de agua o depredadoras de otros invertebrados, e incluso especies de dos familias construyen formaciones sólidas, unas de arena (sabeláridos) y otras de carbonato de calcio (serpúlidos), por lo que generan espacio secundario para otras especies”, dice Sergio Salazar.

Además, a menudo son el grupo con mayor biomasa o riqueza de especies en los sustratos que habitan, por lo que su relevancia ecológica es muy amplia y por dichas preponderancias, se han utilizado mucho como bioindicadores.

Legado taxonómico. Sergio Salazar egresó de la carrera de Biología de la Universidad Autónoma de Nuevo León, después de un periodo donde los cambios de programas universitarios y requisitos de ingreso lo llevaron a intentar —antes que Biología— las carreras de Química Orgánica e Ingeniería Bioquímica, en el Tec de Monterrey. Después, al no poder conservar su beca en el Tec, tuvo que parar de estudiar y trabajar en Estados Unidos. A trabajar “de lo que fuera”, antes de conseguir entrar a la UANL.

“Quería ser biólogo desde niño, como muchos otros en esas generaciones”, recuerda.

El investigador narra que uno de los momentos más importantes para el crecimiento de su carrera fue cuando Michel Hendrickx, un especialista en crustáceos de la Estación Mazatlán de la UNAM, le invitó a procesar los poliquetos de las expediciones del Museo de París en los oceános Índico y Pacífico occidental. La mayor parte del material estaba en formalina por lo que tuve que lavarlo y luego ponerlo en alcohol, antes de separarlo por familias.

“Era 1999. Apenas me había doctorado y había propuesto un género nuevo con Luis F. Carrera-Parra, y descrito unas 20 especies previamente desconocidas. Asomarme a materiales de una amplia región del mundo y compararlos entre ellos, me ayudó a mejorar mi perspectiva del grupo. Otra coincidencia afortunada nos permitió procesar el material de la Universidad de Miami del Atlántico occidental, así como del Golfo de Guinea y del Golfo de Panamá. En ambos casos nos permitieron  trabajar con esos materiales, por lo que nuestra perspectiva brincó del Caribe mexicano a todo el mundo”, agrega.

Al reflexionar sobre la taxonomía, el doctor Salazar Vallejo dice que el cerebro humano clasifica, por naturaleza, a los organismos a su alrededor, incluyendo a las otras personas. Lo hemos hecho inicialmente para distinguir lo que podemos comer, o lo que nos puede comer”, dice el investigador de Ecosur-Chetumal, quien sigue su reflexión en torno a la taxonomía.

“En los poliquetos hubo una inercia intelectual al considerar que la mayoría de las especies eran cosmopolitas. No hubo la misma consideración para otros grupos marinos de relevancia similar como moluscos o crustáceos, pero los especialistas en poliquetos minimizaban la importancia de las diferencias y pensaban que eran variaciones de poca monta. Apenas a fines de los años 80 del siglo pasado y gracias a la comparación estricta entre los organismos, pudimos percatarnos de que las especies cosmopolitas eran realmente raras. Las revisiones taxonómicas son opera magna entre los taxónomos y son nuestra piedra filosofal porque transforman el nivel de conocimiento que tenemos sobre el grupo. De la mano de estudios moleculares, lo que se denomina taxonomía integral, se aclaran las relaciones entre las especies y se mejora nuestra comprensión”.

La editorial alemana De Gruyter acaba de publicar el primer volumen de una nueva colección de libros sobre la vida animal, llamada Handbook of Zoology.  En ese primer volumen el tema son los anélidos y ahí se describe a Sergio Salazar Vallejo como el más prolífico científico en describir anélidos entre 2007 y 2017. Mención que seguramente será citada y repetida por la importancia de los manuales de zoología para los jóvenes estudiantes.

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