Cultura

“Los modelos económicos actuales no están preocupados por salvaguardar la vida”

El filósofo y académico de la UNAM, José Valero, dice que buscan ofrecer productos para el placer no la salud. Las crisis que deje la COVID-19 serán superadas y cambiarán las prioridades, añade.

Caminando por las calles de la Ciudad de México
Caminando por las calles de la Ciudad de México Caminando por las calles de la Ciudad de México (La Crónica de Hoy)

Tendremos que superar la crisis económica y anímica que deje la COVID-19 reconociendo nuestra fragilidad social, señaló José Gerardo Valero Cano, doctor en filosofía y académico de la UNAM. “Después de la pandemia es probable que se redefinan las prioridades del gobierno, que se piense en fortalecer el sistema de salud y los esquemas laborales”.

“Como individuos debemos valorarnos como personas y no como instrumentos de un sistema económico. La pandemia nos va a dejar una crisis fuerte, pero también una enseñanza política importante: tenemos que forzar a los gobiernos a no tener ayudas pobres para mantener al pobre en un estado de sobrevivencia, volviéndolo tremendamente endeble en estos casos”.

En entrevista, Valero Cano expresó que lo que estamos viviendo actualmente es un proceso de selección natural, al igual que las especies que desaparecen por el cambio climático. “No tenemos ni cura ni vacuna, sólo contamos con tratamientos paliativos, así como con sistemas políticos y económicos en crisis, ante una eventualidad que nadie esperaba”.

“Se escucha crudo, pero lo que está sucediendo con la alta mortalidad de gente adulta, hipertensos y diabéticos es selección natural, es decir, la sobrevivencia de aquellos que están mejores dispuestos frente a una contingencia azarosa de la que nadie tenía idea”.

Sin embargo, dada nuestra condición social y a diferencia de los animales, la selección natural no es un asunto meramente biológico, sino político, añadió. “El poder que tenemos para enfrentar esta fuerza de la naturaleza es prácticamente nulo y aquí es donde interviene el poder político que es, el que se supone, tenemos como especie, es decir, la capacidad de organizarnos y responder como sociedades”.

No obstante, agregó, hay un gran descuido respecto a la vida y la organización social pues la dinámica de la producción del capitalismo y de los modelos económicos actuales no están preocupados por salvaguardar la vida, sino por ofrecer productos para el placer y no para mejorar la salud.

“La fuerza que tenemos desde la política está en la organización y en el poder de las naciones, las cuales empoderan a sus individuos si son ricas y tienen buenos sistemas políticos, así como la capacidad de actuar de la forma más inteligente y decidida posible”.

En ese sentido, los países responderán respecto a la capacidad científica y tecnológica que tengan, en México se están haciendo intentos de contenerla y administrarla para que no reviente nuestro sistema de salud, porque somos débiles. “Frente a esta selección natural, los estados pueden fortalecerse a sí mismos o no; en nuestro caso, así como en los que no son potencias, se hará lo que se pueda”.

En este punto, Valero Cano recordó que hay un proceso en los organismos vivos y la naturaleza que se llama homeostasis, el cual hace que cuando hay alguna eventualidad que provoca que el equilibrio en un sistema se descomponga, las especies a la larga tiendan a recuperar este equilibrio.

“En nuestro caso ocurrirá algo similar, ahorita pasamos por periodos de desequilibrio, pero finalmente la forma en que se mueve la política y la economía en el mundo no va a cambiar mayormente porque los hilos de este sistema están operados por las grandes potencias”.

Llevando la metáfora de la selección natural a lo político, agregó, los más fuertes ya vienen siendo fuertes, por lo que quienes dominan los mercados van a ser los sobrevivientes. “Lo probable no es que se vuelvan humanitarios ni cristianos, sino que veamos un mundo todavía más dividido y desequilibrado en cuanto a riquezas y poderes”.

Como individuos también tenemos que reconocernos desde nuestra fragilidad, temor, soledad y dependencia respecto a un sistema económico. “Lo que mejor podríamos sacar de esta crisis, es crear más consciencia sobre el valor de nuestro tiempo, nuestra propia vida y cuestionarnos para qué queremos vivir, así como por qué le tenemos tanto miedo a morir”.

“Se ha pensado que el ser humano puede ser feliz mientras tenga una mayor capacidad de consumo y para eso necesitamos riqueza, lo que nos pone en una dinámica de mercantilismo de la vida, es decir, que nos alquilamos para trabajar, para ganar un salario y devolverlo íntegro a las plazas comerciales”.

Lo anterior ha descuidado el cultivo del espíritu en gran medida, por lo cual existe temor al tiempo libre y hay riesgos de que aumente la violencia intrafamiliar, el aburrimiento, etcétera, ante la carencia, causada por la sublimación que nos da el trabajo para no volvernos locos.

“Trabajamos para sobrevivir y para ser felices, lo que en realidad es una especie de enajenación. Ahora es tiempo de pensar en la finalidad de nuestra vida, de cómo queremos vivir y ver desde esa óptica nuestra fragilidad, así como lo absurdo de vivir para reproducir el mercado”.

Copyright © 2020 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México