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El realizador mexicano Max Zunino se dio a conocer como director con Los bañistas (2014), una película sencilla sin pretensiones ególatras y con la finalidad de retratar la realidad cotidiana con su ritmo semilento y sus tragedias y venturas. Tres años más tarde se mantiene fiel a ese estilo con su nueva cinta Bruma, la cual tuvo su estreno mundial en la sección Visions de la más reciente edición de la Berlinale y que actualmente compite por el Premio Mezcal (Mejor película mexicana), en la edición 32 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
Bruma aborda el tema de la búsqueda de identidad a través de la historia de Martina (Sofía Espinosa), quien se siente atrapada en una vida esquemática en la Ciudad de México. Al enterarse que está embarazada, y sin saber qué hacer al respecto, decide emprender un viaje a Berlín en busca de su padre y de su propia identidad. Una película basada en la técnica de la improvisación que fue bien recibida por la audiencia tapatía.
El filme es protagonizado por Sofía Espinosa, ganadora del Ariel a la Mejor Actriz en la edición 2015, por su trabajo en Gloria, de Christian Keller. Esta ocasión la actriz nos ofrece un trabajo discreto, quizás el más introspectivo de sus personajes, con el cual Zunino se apoya para explorar los conflictos emocionales.
La cinta nació de una residencia que hicieron Max Zunino y Sofía Espinosa en Alemania, y se basa en la improvisación, por lo que fue rodada con solo una escaleta, la mayor parte en Berlín. La cinta es hablada en tres idiomas: Español, inglés y alemán y también cuenta con la participación de César Ramos, Claudette Maillé, Juan Carlos Colombo y Esther Maria Pietsch, en el reparto.
“Queríamos tener la experiencia de filmar en Berlín, llegamos ahí con una escaleta y acciones que daban forma a una historia. Fue mágico como se fue sumando la gente hasta convertirnos en una familia. No hubo guion como tal”, expresó el director del filme al finalizar su estreno en el festival, en el que compite por el Premio Mezcal a la Mejor Película Mexicana.
“Fue un ejercicio de reacción, al medio ambiente, a la locación, a la iluminación. Solo teníamos puntos de llegada en las escenas, siempre con un trazo (…) Considero que Bruma es una historia de identidad. Una chica que trata de encontrarse con ella misma y eso la lleva tomar decisiones o dejar de tomarlas”, concluyó.
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