
La Osteoporosis es una enfermedad del esqueleto caracterizada por un deterioro de la densidad y resistencia ósea que predispone a un mayor riesgo de fracturas (NIH, 2001) y que afecta desproporcionadamente a mujeres adultas entre los 50 y 75 años de edad: 1 de cada 3 mujeres mayores de 50 sufrirá de una fractura por osteoporosis durante su vida, en comparación con 1 de cada 5 hombres.
A diferencia de un padecimiento pasivo, las fracturas no son silenciosas y son una causa importante de sufrimiento, discapacidad, pérdida de calidad de vida y muerte prematura. La fractura por osteoporosis es un problema mayor que puede derivar en cirugía y los riesgos asociados a las mismas. En consecuencia las mujeres mayores suelen permanecer hospitalizadas por períodos prolongados de tiempo.
En 1994, derivado de la nueva capacidad de medir en nivel de mineral óseo en los huesos, la OMS definió a la Osteoporosis en términos de la cantidad y densidad del mismo. En este sentido, se le divide en tres clasificaciones, cabe mencionar que la densidad del hueso se comprueba mediante una sencilla prueba, rápida e indolora y relativamente al alcance de cualquier persona llamada densitometría.
La clasificación se divide en:
Osteoporosis: Se presenta cuando hay muy baja densidad del hueso (2.5 DE). El riesgo de una o más fracturas es muy alto.
Osteoporosis severa. Se presenta cuando hay muy baja densidad del hueso (2.5 DE), y además el riesgo es muy alto y se han presentado una o más fracturas.
A nivel mundial la osteoporosis causa más de 8.9 millones de fracturas de manera anual, resultando en una fractura por osteoporosis cada 3 segundos (Fundación Internacional de Osteoporosis, IOF), y la enfermedad afecta a más de 200 millones de mujeres, aproximadamente 10% de las mujeres de 60 años de edad, 20% de las mujeres de 70 años de edad, 40% de las mujeres de 80 años de edad, 67% de las mujeres con más de 90 años de edad.
Internacionalmente el riesgo en la vida de una mujer adulta de tener una fractura por osteoporosis se encuentra entre 40%- 50% (Johnell O, 2005), y del total de personas que con fractura de cadera alrededor del 30% muere en el primer año post-fractura, 30% queda con invalidez permanente, 40% con dificultades para caminar; y 80% no puede realizar actividades cotidianas, a lo que se le considera como invalidez parcial (CENETEC, 2014).
En México se estima que la cantidad anual de fracturas de cadera aumentará de 29,732 casos en 2005 a 155,874 en 2050 (IOF). Si la incidencia específica relacionada con la edad mantiene la tendencia de crecimiento actual de 1% anual, la cantidad de fracturas de cadera aumentaría en un 46% (Johansson H, 2011).
Asimismo, no es claro que se contará con las herramientas adecuadas para enfrentar a esta problemática. El acceso a los estudios de densitometría ósea está reducido a zonas urbanas, y se estima una disponibilidad de 1 a 2 densitómetros por cada millón de habitantes mayores de 50 años (Clark P T. J., 2013).
Adicionalmente la osteoporosis es un problema de género. Una de cada 12 mujeres sufrirá una fractura de cadera, siendo casi el doble de incidencia que la sufrida por los hombres (Clark P C. F., 2010) y un panorama de vulnerabilidad entre las mujeres de escasos recursos, aquellas sin seguridad social o afiliadas al Seguro Popular, puede afectar negativamente su posibilidad de recuperación.
Finalmente, de acuerdo a la IOF en México “no hay programas nacionales orientados a la detección y el tratamiento de la osteoporosis en grupos de alto riesgo. Tampoco existen programas disponibles para asistir a médicos de atención primaria en la detección o la prevención de la osteoporosis y fracturas secundarias o para lograr una mayor concientización pública de la enfermedad” (IOF, 2012). Por ello se exhorta a reconocer los siguientes puntos de importancia:
En indispensable implementar acciones que permitan reducir la carga social y económica de esta enfermedad en nuestro país. El panorama de vulnerabilidad de las mujeres adultas con osteoporosis severa obliga a tomar acciones concretas que permitan asegurar el tratamiento adecuado a fin de mejorar su calidad de vida. Evitemos una segunda o tercera fracturas.
Es importante resaltar que entre las medidas preventivas que se deben tomar en cuenta están:
- Alimentación saludable, rica en calcio y consumiento lo menos posible, café, y alcohol. Aumentar la ingesta de calcio mediante pastillas proporcionadas por un médico.
- Evitar fumar.
- Hacer ejercicio físico todos los días, por lo menos caminando a paso constante durante media hora.
- Evitar el sedentarismo a toda costa, el baile también ayuda.
-Tomar por lo menos 15 minutos de sol al día para ayudar a los huesos a fijar el calcio mediante la vitamina D producida por él mismo.
-Tomarse una densitometría ósea cada año a partir de los 40 años de edad.
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