Escenario

Plaza de la Soledad: Las dolorosas historias de las damas de noche

Plaza de la Soledad es un filme que habla sobre cuánto dolor es capaz de soportar una mujer en México a través de las historias de las prostitutas de La Merced, en la Ciudad de México.

Mujeres indígenas en un mercado de artesanías
Mujeres indígenas en un mercado de artesanías Mujeres indígenas en un mercado de artesanías (La Crónica de Hoy)

Plaza de la Soledad es un filme que habla sobre cuánto dolor es capaz de soportar una mujer en México a través de las historias de las prostitutas de La Merced, en la Ciudad de México. Parece descabellado pensar que es una afirmación generalizada, pero es que en muy pocas ocasiones somos capaces de ver a las sexoservidoras más allá de un símbolo inmoral, es por eso que la mirada de la cineasta Maya Goded resulta tremendamente humana para presentarnos las dolorosas historias detrás de estas mujeres que venden placer.

“Imagina si me salgo así a la calle… me apedrean”, dice una de las mujeres que dan su testimonio sobre la prostitución en las calles del Centro Histórico, al moverse en la oscuridad de la noche para no ser tratadas con repudio por la sociedad durante el día si deciden ejercer.

Carmen, Lety, Raquel y Esther son cuatro mujeres fuertes, todas mayores de cincuenta años, que quieren romper el círculo vicioso que se inició con el abuso y el abandono que sufrieron a edades muy tempranas.

El filme nos muestra los testimonios de personas vulnerables que han vivido en juicios y prejuicios sociales. Al sumergirnos en sus historias, Goded, quien durante más de 20 años ha dedicado parte de su carrera como fotógrafa a un grupo de mujeres dedicadas a la prostitución, nos muestra a personas valientes.

Se trata de un filme desafiante para el espectador en un ámbito moral. Bellas de noche de María José Cuevas, que representó el resurgimiento de aquellos personajes de vedettes que en los años 70 también fueron símbolos de placer, pero que a diferencia de los personajes de Plaza de la Soledad, contaban con el glamour y una fama que las hacía prestigiosas.

Si bien es cierto que el filme que recuerdo es maravilloso, en Plaza de la Soledad encontramos un retrato más fiel y profundo a un dolor del que pocos se atreven a conocer. Historias trágicas a las que se han enfrentado las mujeres de la película que poco a poco han arrinconado su poder de decisión y posteriormente su lugar en la decencia de una sociedad lastimada por la indiferencia.

Con una propuesta estética, por demás interesante, este filme que conquistó el Festival de Sundance en el 2016 y que ha circulado en festivales durante todo el año llega por fin a las salas comerciales para desafiar la doble moral de los espectadores. Ahí radica su fuerza.

Director: Jean-Pierre y Luc Dardenne (Bélgica, 2016)

Los hermanos Dardenne siempre se han caracterizado por ofrecer un cine social con personajes protagónicos complejos en su introspección. Este caso no es la excepción, sin embargo, estamos ante una réplica de sus trabajos anteriores, quizá un estrato de éste y otro estrato de aquel. Esto no quiere decir que sea un trabajo despreciable, pues en cada película de los belgas, que ya han conquistado la Palma de Oro de Cannes en dos ocasiones, hay sustancia de la cual quedarnos algunos momentos memorables, en este caso, mi particular afecto es para Adèle Haenel, quien da vida a Jenny, una joven doctora que una noche escucha el timbre de su consultorio, pero decide no abrir. Al día siguiente, se entera por la policía de que han encontrado, no lejos de allí, a una joven muerta, sin identidad. Es thriller moral que si bien no cautiva, tampoco deja con hambre de más.

Director: Naoko Yamada (Japón, 2016)

Así como la meca del cine tiene su impero en Hollywood, en diferentes lados del mundo también hay sus propios titanes a vencer. En el caso de la animación, más allá de la producción estadunidense tenemos en Japón una de las escuelas más exitosas que año con año acapara la oferta en cine de animación y nos hacen ignorar, o al menos bloquean, de alguna forma, el descubrimiento de otros filmes hermosos, como éste hecho por la productora Kyoto. Una película sobre el arrepentimiento en la historia de Shoya, un niño que molestó a Shoko, la nueva niña del salón, por ser sorda. Las burlas de éste continuaron hasta que Shoko se cambió de escuela. Varios años después un atormentado Shoya busca reencontrarse con su ex compañera y redimirse. Se trata de un filme complejo sobre la amistad que quedó a poco de representar a Japón en los Oscar por encima de La tortuga roja, que al menos alcanzó la nominación.

Copyright © 2017 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México