
Rafael Méndez (1906-1981) fue el trompetista que a sus ocho años de edad acompañó a la División del Norte en plena lucha revolucionaria, fue el migrante que superó la discriminación gracias a su música, fue el trompetista que durante 20 años se presentó en teatros y cines estadunidenses, es el referente de intérpretes como Wynton Marsalis y es la figura a quien la especialista Alejandra Rosas Olvera dedica el libro: Rafael Méndez: homenaje al trompetista mexicano.
“Me interesó porque es un trompetista muy reconocido, que destacó de una manera impresionante a nivel internacional, pero más allá de todos sus logros, considero que es importante conocerlo como persona. Su historia de vida vale la pena ser rescatada... de niño vivió la Revolución y siempre, ante cualquier adversidad, sacó lo mejor de sí mismo”, expresa la autora.
En los 12 capítulos del libro hecho con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y próximo a presentarse en la Fonoteca Nacional, se narra cómo el músico nacido en Jiquilpan, Michoacán, tuvo su primer instrumento a los 5 años: un cornetín obsequiado por su papá, Máximino Méndez, el cual utilizó para tocar en la orquesta familiar.
Con ese instrumento, que estaba roto y reparado con cera de abeja y alambre, Rafael tocó en ferias y fiestas locales, siempre bajo una sombra para evitar que el Sol derritiera el pegamento. Con ese cornetín y junto con su familia fue llevado a la fuerza a tocar durante la firma de la Convención de Aguascalientes en 1914.
La familia Méndez viajó tres meses con la tropa de Francisco Villa y El Centauro del Norte decidió que aunque los músicos debían regresar a Jiquilpan, Rafael tenía que quedarse con él, comenta Alejandra Rosas.
“Después de este tiempo de servicio, el general Villa autorizó a los músicos de Jiquilpan que regresarán a su pueblo, pero el militar no quiso separarse del niño trompetista de la orquesta. Pidió que Rafael se quedara con él y don Maximino no pudo más que aceptar dejar a su hijo. En una entrevista con Sam Kindrick, del periódico San Antonio Express, el mismo Rafael platica: “No me quiso dejar ir. ‘El chamaco se queda’, dijo Villa, me gusta cómo toca mis canciones en la trompeta”, narra la autora en el libro.
Mencionas que un hermano de Rafael niega la cercanía con Pancho Villa…
Hubo un momento en que tuve duda de por qué su hermano negaba rotundamente, pero busqué la biografía y por ejemplo, Taibo II hace una mención, pero además me di a la tarea de buscar en el acervo de la Biblioteca Rafael Méndez, que está en la Universidad Estatal de Arizona. Ahí existen muchos recortes de periódicos y entrevistas que documentan ese episodio. Lo que sí es cierto es que Rafael Méndez, en varias entrevistas, afirmaba y aseguraba anécdotas precisas con Villa.
“Eso también habla de su inteligencia y astucia, porque obviamente en Estados Unidos, Pancho Villa era todo un personaje, entonces cuando él migra al país vecino, le dejaba mucho reiterar esa cercanía con El Centauro del Norte”, responde.
A los 20 años, Rafael decidió viajar a Estados Unidos para hacer una carrera musical, porque en México ya había hecho lo más que podía: incursionó en las bandas sinfónicas y militares, en las orquestas comunitarias y tuvo experiencia en el circo y en la zarzuela.
“Cuando migró unos primos le consiguieron trabajo en una fábrica, de obrero, y su primer empleo como trompetista fue en la banda de una fábrica, pero después su talento con el instrumento llamó tanto la atención y empezó a tocar en teatros importantes”, comenta la autora.
El arma principal de Méndez fue la música y el instrumento que le abrió las puertas y le permitió superar el racismo, agrega Rosas. En EU, realizó 13 discos con el sello Decca, uno con Summit Records, dos con Mendez Bookings y dos con la disquera Coast, grabaciones de música popular y de arreglos hechos a arias y piezas de música clásica.
“Méndez fue un visionario porque llevó el instrumento a un nivel que nadie lo había hecho, además de incorporar a su repertorio tanto la música mexicana o de carácter folclórico u obras exclusivas para violín o voz. Todo el tiempo pensó en innovar. No existe un género que no haya explorado, incluso grabó jazz y mariachi”, agrega la autora.
Rafael, explica, se convirtió en un referente internacional por su virtuosismo y por la interpretación de Moto perpetuo de Niccoló Paganini. “Perfeccionó la técnica de respiración circular que es respirar sin dejar de tocar, es una obra de violín de Paganini que dura más de 4 minutos y él no dejó de tocarla ni un instante. Hay fuentes que mencionan que podía tocar 2437 notas sin respirar”.
Sin embargo, en México y actualmente, Rafael Méndez no es reconocido, destaca la autora, sin demeritar los dos encuentros de música en honor al trompetista. “Hay dos festivales, uno en Puebla y otro que se realizó la semana pasada en la Facultad de Música de la UNAM y se llamó Festival Internacional Rafael Méndez. Es la primera vez que una institución educativa reconoce en un festival a este virtuoso de la música”.
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