Escenario

Representación indígena en el cine mexicano: Insulto y redención

Esta noche se entregan los Premios Ariel a lo mejor del séptimo arte en México y Crónica revisa la manera en que se aborda el tema de las comunidades indígenas

Esta noche se entregan los Premios Ariel a lo mejor del séptimo arte en México y Crónica revisa la manera en que se aborda el tema de las comunidades indígenas

Representación indígena en el  cine mexicano: Insulto y redención

Representación indígena en el cine mexicano: Insulto y redención

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"La mejor manera de hacer un cine indígena, es hacerlo desde y para la misma comunidad”, dijo una vez Jaime Magaña, director del mediometraje Guardianes del Mayab, al hablar de la representación de las comunidades indígenas en el cine mexicano, un sector que en el cine se ha abordado desde visiones extremas, tanto desde el insulto como a través de dramas que buscan exaltar su nobleza.

El tema cobra vigencia si consideramos que Yalitza Aparicio, la protagonista de Roma, ha vivido en carne propia las dos situaciones. Por un lado, forma parte de una película que busca reconocer la vida de una mujer de origen indígena y que ha tocado las mieles del éxito en el cine comercial con triunfos en los espacios cinematográficos más importantes como Venecia y los Premios Oscar, mientras que por el otro, Aparicio ha tenido que lidiar con comentarios que intentan ridiculizarla por su herencia mixteca y triqui, como cuando el actor Sergio Goyri la calificó de “maldita india”.

En la historia de los Premios Ariel, en los que esta noche Yalitza compite a Mejor Actriz, muy pocas veces se ha dado reconocimiento a filmes que tienen historias sobre personajes indígenas, más aún, a lo largo de la historia ha habido una representación estereotipada que ha caído en el insulto y los mejores filmes que se han aproximado al tema con más tacto, no han tenido el reconocimiento debido.

Se cree que El Indio, película de 1939 protagonizada por Pedro Armendáriz y Consuelo Frank como trabajadores agrícolas autóctonos, es una de las primeras representaciones de la figura indígena en el cine mexicano. Sin embargo, no pudo alcanzar a tener reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) que entregó los primeros Ariel en 1946.

La que sí pudo estar fue La perla (1945), en la que el mismo Pedro Armendáriz da vida a un indígena en una película que le dio el Ariel al Mejor Actor y también ganó como Mejor Película en la edición de 1948. Este filme le dio el primer premio internacional al cine mexicano a través de Gabriel Figueroa y su premio en la Mostra de Venecia a la Mejor Fotografía.

Un año después, en 1949, otro filme aclamado en Venecia fue protagonista de los Ariel. Se trata de Maclovia, cuyo título alude al personaje que hace María Félix, como la hija del jefe de una comunidad de indios tarascos de la región. La película sólo recibió dos premios a la coactuación femenina (Columba Domínguez) y al papel de cuadro masculino (Arturo Soto Rangel), y cabe decir que Félix no fue nominada por su trabajo en este filme, sin embargo en dicha edición ganó como Mejor Actriz por Río escondido, en el cual también da vida a un personaje rural.

En los años 50 apareció uno de los filmes más importantes del cine mexicano sobre el indigenismo en México. Se trata de Raíces (1953), que compitió por la Palma de Oro de Cannes, en 1955 (ahí ganó el Premio FIPRESCI) y sin embargo no tuvo cabida en los Premios Ariel en competencia, aunque la AMACC decidió otorgarle al director Benito Alazraki un premio especial por su logro internacional.

Para cerrar la época de oro  la que también alcanzó a tener reconocimiento internacional y nacional fue Tizoc: Amor indio, protagonizada por María Félix y Pedro Infante como el pobre pero humilde indígena llamado Tizoc. Fue ganadora a Mejor Película de los Ariel en 1958, aunque Pedro Infante no recibió el premio a Mejor Actor, superado por Arturo de Córdova, por Feliz año, amor mío, pese a que Infante había ganado el mismo premio en la Berlinale.

Ésa fue la edición en la que los premios interrumpieron su entrega; con la caída de la Época de Oro también se perdió la oportunidad de reconocer actores de filmes de corte indígena destacados, como Ignacio López Tarso, quien interpretó en más de una ocasión a un indígena en sus películas, pero la que lo catapultó a la fama fue Macario (1960); Toshiro Mifune en su excelente actuación del picaresco indígena en Ánimas Trujano (Ismael Rodríguez, 1962) o Silvia Pinal, en  María Isabel (1967).

Después de ellos llegó la etapa de la ridiculización de la figura indígena en la cual cobró popularidad María Elena Velasco con su personaje de La India María, que surgió desde 1968 hasta su retiro en 2015, logró filmar más de 10 películas, dar espectáculos de comedia, incluso tuvo su propio programa de televisión “¡Ay María, qué puntería!” en la década de los 90. Nunca fue considerada a los Ariel como actriz, aunque fue un éxito de la taquilla de la mano de los filmes del director Fernando Cortés.

En los años 70, quizás el filme más serio sobre el tema fue Juan Pérez Jolote (1973), de Archibaldo Burns, en la que un indígena representa su propia problemática, y que no tuvo ninguna nominación al Ariel, como tampoco la tuvo Fernando Allende con su popular representación de Juan Diego en el filme de La Virgen de Guadalupe (1976).

Tuvieron que pasar más de dos décadas para que un filme retomara el tema del indigenismo con reconocimiento. Se trata de La otra conquista (1998), que apenas ganó el Ariel a Mejor Maquillaje y perdió en otras cinco categorías.

Es la nueva generación dorada la encargada de reivindicar las historias, sobre todo en el cine documental con títulos como La Revolución de los Alcatraces (2013), de Luciana Kaplan; Café (2014), de Hatuey Viveros, y Huicholes: Los últimos guardianes del peyote (2014), de Hernán Vilchez, sólo por mencionar algunos.

Sin embargo, también hay historias de ficción destacadas como Cochochi (2007), de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, que fue nominada al mejor guion y ópera prima; Corazón del tiempo (2009), de Alberto Cortés, la primera cinta de ficción zapatista, que fue nominada a cinco premios, incluida la Mejor Película; El sueño del Mara’akame (2016), sobre un niño huichol y el dilema de la modernidad o las tradiciones, que recibió 13 nominaciones al Ariel, incluida la Mejor Película, de los cuales ganó a Mejor Guion y Música.

Finalmente, el año pasado con el triunfo de Sueño en otro idioma (2017), también se da el más reciente reconocimiento al cine indígena, con su historia sobre la historia de amistad de los últimos hablantes de una milenaria lengua indígena.