
El impacto emocional que causa un miembro de la familia que comete suicidio deja secuelas permanentes que ni el tiempo, ni los eventos más gratos serán suficientes para eliminar de la mente sentimientos encontrados como nostalgia, enojo, cariño y culpa.
Aunque existen personas especializadas en apoyar a los sobrevivientes de quienes voluntariamente se fueron, es difícil afirmar que este tipo de duelos se pueden superar, pues es menos complicado resignarse cuando el finado era de edad avanzada o si hay una enfermedad terminal de por medio; incluso la muerte accidental o violenta es menos difícil de comprender.
Desde 2003, cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, esto como respuesta al incremento del número de personas que ponen punto final a su propia vida. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre el año 2000 y 2013 la tasa de suicidio aumentó 40% al pasar de 3.5 a 4.9 por cada 100 mil habitantes. Este fenómeno social es más frecuente en hombres que en mujeres en proporción estimada de 8 a 2 y el rango más frecuente (40.8%) es entre los 15 y 29 años.
LA SOCIEDAD COMO FACTOR. Hasta hace menos de una década, presuntamente, las personas que cometían suicido lo hacían como consecuencia de no haber atendido una depresión, pues esta enfermedad mental distorsiona el pensamiento y “le hace creer al paciente” que su vida es una causa perdida.
Hoy día, a este factor se le suma la crisis social de la época moderna: hostigamiento escolar y laboral; problemas económicos; la dificultad para establecer lazos afectivos con las personas más cercanas; la incertidumbre que generan los años venideros; entre otros factores.
Es decir, para que una persona cometa suicidio en la actualidad, no es necesario que tenga depresión, basta con que haya perdido la esperanza para que su cerebro no dé cabida a alguna posible solución ante sus conflictos.
Por ejemplo, en julio del presente año un adolescente se quitó la vida al ser víctima de burlas por parte de sus compañeros, quienes se mofaban de su nombre. La agresividad desmedida de los estudiantes y la ausencia de una persona de confianza fueron los factores que “nublaron” su pensamiento y tal vez sin depresión de por medio el menor decidió suicidarse.
Esto también ocurre en el ámbito laboral (mobbing), ya que en casi todo centro de trabajo existe una persona a la que todos molestan y le hacen difícil de sobrellevar la jornada laboral. Las humillaciones, la incapacidad para defenderse verbal, física y/o legalmente apabullan a la víctima hasta el grado de que se hacen a la idea que la muerte es mejor opción a seguir viendo su presente.
Carlos Rodríguez Hernández, Presidente de la Asociación Mexicana contra el mobbing señala que esto se debe a que las personas se han acostumbrado a agredir a los más vulnerables, entonces al considerar esto como una conducta “normal”, no reparan en notar las dimensiones de sus agresiones.
LAS ALERTAS. Desde 2014, el entonces Gobierno del Distrito Federal implementó un programa estratégico para la prevención del suicidio, tarea que cada miembro de la familia debe estar consciente de que es difícil de llevar acabo, pues cada vez son más los factores sociales que destruyen la esperanza o los motivos para vivir de las personas.
En este sentido, los grupos vulnerables son: adultos mayores con pobre calidad de vida, sobre todo aquellos con situación económica comprometida o con dos o más enfermedades; adultos jóvenes que estén siendo rebasados por compromisos financieros; niños y adolescentes atemorizados por su entorno; por sólo mencionar algunos ejemplos.
La razón por la que hay que estar alerta al interior de la familia es porque la persona con ideación suicida no va a pedir ayuda, tal vez irá dejando pistas como conversaciones concluyentes, desapego de objetos o actividades que antes tenían mucha importancia, o anunciando la despedida y todo esto ocurre muy rápido.
PLAN DE ACCIÓN. La Asociación Mexicana de Suicidología A.C. brinda las siguientes recomendaciones en caso de tener algún conocido con riesgo suicida:
l Buscar lugar adecuado para hablar con la persona.
l Mostrar respeto y preocupación por él o ella.
l Generar empatía para tener su confianza y poder preguntar de manera sencilla y clara “si ha pensado en quitarse la vida”.
l Escuchar en todo momento.
l Buscar y acercar ayuda profesional con inmediatez.
* Mantener la calma.
* No juzgar ni discutir las razones.
* No hables de ti ni tus problemas, por muy parecidos que sean, si lo haces y expones la manera cómo resolverías el conflicto, puedes hacerle sentir que no le tomas en cuenta o que no le escuchas en realidad.
* Nunca dejarle solo hasta que llegue la ayuda profesional.
En caso de emergencia marcar a:
Consejo Ciudadano 24hrs los 365 días (0155) 5553-5533
Línea de Intervención en crisis: 01-800-290-0024
De joven a joven: 01-800-713-4353
Emergencias: 066
Saptel: (0155) 5259 8121
Dirección General de Servicios Médicos, UNAM
Atención en situación de crisis: Se encuentra a un costado de la alberca olímpica del campus C.U. y no se necesita cita para acudir. Servicio es de lunes a viernes de 8 a 20 horas.
Teléfono: (0155) 5622-0127 Mail: sos@correo.unam.mx
Constelaciones Familiares Sowelu
Heriberto Frías No. 939, Col. Del Valle, Ciudad de México
Tels. (0155) 5543-8568 y 5543-6545
Mail: informes@constelaciones.com.mx
Asociación Mexicana de Tanatología
Insurgentes Sur No. 1027, Col. Noche Buena, Ciudad de México
Tels. (0155) 5575-5995 y 5575-5996
Whatsapp: 3875-2531 Mail: info@tanatologia-amtac.com y tanatologia@gmail.com
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