
El reflujo gastroesofágico, mejor conocido como ERGE, es una de las enfermedades más comunes en nuestro país; se estima que un 40 por ciento de la población adulta lo padece. Sin embargo, se puede presentar a cualquier edad.
Esta enfermedad crónica se produce cuando la válvula o esfínter esofágico se debilita y permite que el ácido estomacal fluya de regreso, provocando ERGE, que se caracteriza por síntomas como acidez o agruras que empeoran al comer, inclinarse hacia abajo o acostarse; así como por presión en el pecho o la parte superior del abdomen, regurgitación (regreso de los líquidos del estómago a la boca), sabor amargo o acido de la boca, dolor de garganta, tos, dificultad para tragar, etc.
Entre los factores de riesgo para el desarrollo del padecimiento se encuentra: consumo de alimentos irritantes, herencia, estrés, sobrepeso, obesidad, tabaquismo, alcohol, largos periódicos de ayuno, entre otros. Sin embargo, es importante mencionar que los síntomas no deben confundirse con una molestia de reflujo “normal”, ya que cualquier persona puede experimentar acidez estomacal en algún momento de su vida.
En cambio, se debe buscar ayuda médica cuando la ERGE es crónico, ya que de no ser tratado, pueden dañar el esófago y derivar en complicaciones, como: úlceras (llagas abiertas en el esófago), estructuras cicatriciales y dificultad para tragar, y causar una afección precancerosa llamada síndrome de Barrett, y finalmente, cáncer de esófago.
Aunque el tratamiento suele consistir en la prescripción de medicamentos supresores que crean capas protectoras para evitar que el contenido regrese al esófago, no son cien por ciento efectivos y representan un gasto a largo plazo. También hay varios procedimientos quirúrgicos para combatir el reflujo, pero pueden tener efectos secundarios importantes, además de que son cirugías muy invasivas.
Actualmente, existe una nueva alternativa llamada EndoStim que utiliza la Neuroestimulación sin necesidad de hacer cambios en la anatomía. Éste es un sistema de electrodos, similar a un marcapasos, que a través de un cable suministra estimulación de baja energía al esfínter, logrando interrumpir o reducir en forma importante el uso de los medicamentos.
El sistema se coloca mediante un procedimiento mínimamente invasivo que dura aproximadamente una hora. Mediante una endoscópica, o laparoscópica, el cirujano coloca los electrodos del sistema en la pared exterior del esófago inferior y conecta el cable al estimulador colocado en el abdomen, debajo de la piel. Después del procedimiento inicial, el dispositivo se puede controlar en forma inalámbrica en el consultorio del médico. Cabe señalar que está avalado por la COFEPRIS desde hace tres años.
Si presentas uno o más episodios de reflujo a la semana, te recomendamos acudir con un especialista para que pueda realizar el diagnóstico adecuado y orientar en el tratamiento adecuado.
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