Escenario

Un viaje por la evolución de Thom Yorke a través de Suspiria

El vocalista de Radiohead presenta Suspiria: Music for the Luca Guadagnino Film, la banda sonora de una de las promesas del terror de este año

El actor Mads Mikkelsen
El actor Mads Mikkelsen El actor Mads Mikkelsen (La Crónica de Hoy)

Una antigua capilla teñida de luces con tonalidades rojizas y fiushas sería el escenario perfecto para comenzar un viaje lleno de distintos paisajes instrumentales que evocan de inmediato el suspenso, la incertidumbre, el miedo y la melancolía; sensaciones de un mundo catártico, como el que proyectara Luca Guadagnino en el remake del clásico de terror de Dario Argento, Suspiria (1977).

Bajo una mezcla instrumental, Thom Yorke se aleja sutilmente de todo lo que ha hecho anteriormente para recrear las sensaciones que habitan en un Berlín contextualizado en la década de los años 70.

Sin embargo, mantiene ligeros guiños con la esencia de temas como: “Exit Music (for a film)” y “Melatonin” con su peculiar melancolía; la psicosis de “Fitter happier” o la base depresiva que le impregnan las guitarras a ­“Lucky”; el trabajo con los sintetizadores que ya habíamos escuchado en “Meeting in the aisle” y la proyección de escenarios mentales a partir de la ambientación, como en el caso de “A Reminder”; temas que pertenecen al tercer álbum de estudio de Radiohead, Ok Computer (1997); material que se convirtió en el parteaguas de la banda, hacia un sonido mucho más experimental.

Aunque los temas de Suspiria: Music for the Luca Guadagnino Film no son específicamente similares a los anteriormente mencionados, sí remiten a ciertos elementos sonoros de un momento que significó una de las metamorfosis musicales por las que atravesó Thom Yorke. Retomando dichos elementos, es notable la evolución que lo llevó a una pieza mucho más oscura y densa, que de vez en vez permite ocasionales respiros emocionales.

Escuchar por completo el trabajo musical que realizó para Suspiria, es experimentar los distintos niveles psicológicos por los que atraviesa la historia; un verdadero viaje de sensaciones.

El pasado miércoles 10 de octubre, se lanzó “Volk”, sencillo que precede a “Suspirium” y “Has ended”. Con estas tres primeras entregas sería precipitado que el público se diera idea de los sonidos que ­engloban el material. Por ello, Crónica comparte sus impresiones de la escucha del disco completo, de la que fue partícipe durante un encuentro exclusivo para algunos medios nacionales.

Una base de piano es acompañada con sonidos ambientales: carcajadas, la respiración de un hombre, pasos y el dulce sonido de la lluvia al caer, forman la introducción de “A storm that took everything”; y bajo las insistentes notas de un piano cada vez más melancólico, persiste “Suspirium”; tema en el que participa Pasha Mansurov, interpretando una flauta que emula a la ilusión.

De pronto se escucha a Noah Yorke en la batería con ritmo constante, como invitando a participar en una marcha lenta en “Has ended”. Un puente entre tema y tema, creado por unos segundos protagonizados por el sonido de unos pasos, indican la entrada de “Klemperer walks”, con notas profundas que asemejan al órgano de una iglesia, ejecutadas con sintetizador.

De pronto, fue imposible no relacionar esa peculiar melancolía en “Open again”, con aquella que acompaña a El Pintor, de Interpol; a través de unos coros que terminan con el sonido de lo que pareciera ser una pista de aterrizaje de algún aeropuerto.

Luego, el canto llano que acompaña a “Sabbath incantation” ilustra el sufrimiento y pesar de una época casi medieval. Pronto, da paso al suspenso que genera “The inevitable ­pull”, que llega como el vocero que anuncia que el clímax de la historia está por comenzar.

Para cuando “Olga’s destruction (volk tape)” se presenta, el momento irremediable se aproxima con sonido casi satírico, que vuela en círculos; como el ave de rapiña que acecha impaciente al esperado descenso; dejando una estela de desolación.

“The conjuring of anke” se convierte rápidamente en el dejo que provoca la resignación, cuando la última ilusión se aferra a la idea de que lo peor ya ha pasado; como la calma después de una tempestad que ha arrasado con casi todo.

Mientras que “A light green” es la exploración hacia sonidos futuristas que parecen transitar constantemente sin pasar por completo, sin concluir, como el lujo de la luz constante.

¿Y si pese a todo, al final se tuviera la certeza de un desenlace prometedor? “Unmade”, irónicamente evocaría a esa sensación, descrita por el peculiar tono de voz de Thom Yorke; un momento donde la ilusión renace con una dulce caricia de ensueño, como un nuevo amanecer. Así continúa “The Jumps”, transitando ligeramente por este emocional viaje que parece describir las distintas etapas de la vida.

Pero la premisa de que algo siempre podrá ir peor, se halla en “Volk”; la sombra del futuro incierto que siempre atormenta hasta al espíritu más apacible. Y ya casi al final del track se puede percibir una batería parecida a la que se escucha en “Paranoid android”.

“The universe is indifferent” comienza con sonidos de una posible guitarra al estilo country, mezclada con ritmos de lo que pudiera parecer música tailandesa. “The balance o things” parece ser sólo como un cuentagotas que rápidamente pasa a “A soft hand across your face”, la cual se convierte en una melodía densa que se va difuminando en “Suspirium finale”, el último amanecer.

Aunque pareciera incomprensible, son muchos los lugares comunes a los que te pueden llevar las 25 composiciones que realizó Thom Yorke de la mano de la London Contemporary Orchesta and Choir que, fuera de la imagen que pueda ofrecer Luca Guadagnino, el material se convierte en un – casi siempre – estado de angustia y desolación, que aunque lo considero no apto para todo el público, podrá ser escuchado por completo a partir del próximo 26 de octubre.

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