
“Narciso se convirtió en metáfora de alguien que se toma a sí mismo y a su propio cuerpo como objeto de amor (…) Narcisista es esta sociedad patriarcal blanca en la que vivimos, que se fija en sí misma y en la reproducción de su propia imagen, haciendo invisibles a todos los demás”, plantea la artista Grada Kilomba en la obra Ilusiones Vol. I: Narciso y Eco, la cual permanecerá en la sala virtual del Museo Universitario de Arte Contemporáneo hasta el 16 de mayo.
En entrevista, la curadora Virginia Roy expresó que mostrar esta obra es importantes pues “México es un país racista que no se asume en ese racismo y éste, muchas veces, está mezclado con clasismo, elitismo y una cuestión indígena. Además, tampoco asume como está reproduciendo una serie de patrones raciales que discriminan sistemáticamente a una comunidad específica con un color de piel especifico”.
Ilusiones Vol. I: Narciso y Eco es una pieza audiovisual de Grada Kilomba, artista portuguesa que nació en Lisboa y que retoma mitos griegos para cuestionar la realidad actual. “Lo que hace es hablar del presente a través del pasado”. En su obra, utiliza la estructura del mito y hace una mezcla interdisciplinaria entre la oralidad, la literatura, la música, la danza y lo escénico. “Para ella es muy importante esta mezcla del performance y el storyteller”.
La pieza se constituye por XIV actos y dos partes, en la primera se describe el mito de Narciso y Eco y en la segunda se hace una lectura actual del mismo. “Lo que la pieza aborda es que la noción de blanquitud o negritud es una noción ideológica y que no sólo se trata de si eres blanco o eres negro, sino de qué tipo de sociedad se está creando y qué tipo de patrones se siguen reproduciendo, ¿coloniales?, ¿poscoloniales?”.
“La blanquitud es compleja racial, social y epistemológicamente en distintos niveles, por lo que Grada hace énfasis en quién habla y quién tiene el derecho de hablar. Y es importante romper, lo que en el texto curatorial lo planteo como ‘el hechizo de la blanquitud’, esta noción porque ésta es una blanquitud que sólo se sirve a sí misma, está cegada en sí misma y, como Narciso, se fascina por su reflejo”.
La idea de que vivimos en un cubo blanco hace alusión a que vivimos en una neutralizad excluyente y que únicamente lo que pasa dentro es lo que hemos legitimado, explicó. “Este cubo blanco que vivimos se tiene que romper, pero ¿cómo?, pues para empezar, dice Grada, tenemos que asumir esa blanquitud y después intentar entender. Para poder hablar entre tres sujetos, uno tiene que reconocer al otro como sujeto”.
En ese sentido, Grada plantea la concepción del otro como diferente pues actualmente sólo se entiende el punto de vista del sujeto hegemónico, “en este caso: el blanco occidental”. “El sujeto en la posición de dominación o poder se puede permitir el lujo de definir al otro. Grada cuestiona la figura del otro, también jerárquica, que no implica sólo una idea de diferenciación. Hay una posición jerárquica estructural y racial para entender al otro como exótico”.
¿Somos narciso o somos eco?, cuestionó. “El rol de Eco también debe romperse, pues consiste en esta especie de sumisión en la cual repite y repite y repite, sin que pueda posicionarse, “aunque tampoco sabemos si puede hacerlo porque también está castigada”.
“Efectivamente hay muchos patrones y ejercicios cotidianos de racismo que desde nuestros ojos hegemónicos nos cuesta entender. El sistema está tan interiorizado, tan normalizado, que sólo el hecho de poder reconocer y ser autocríticos, como individuos y como sociedad, es importante para saber qué mitos estamos reproduciendo y poder cambiarlo”.
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