Opinión

2023, el año de las corcholatas

El presidente López Obrador logró mantener el control de la agenda informativa durante el 2023 gracias a que ideó el cruel juego de las corcholatas. Este juego mantuvo angustiados a los protagonistas y embobados a los chicos de la prensa que se fueron tras todas las bolas de humo.

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AMLO reunido con las "corcholatas" de Morena: Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum

Cuartoscuro

El presidente les mostró a todos sin tapujos a su sucesora designada, la doctora Sheinbaum, y solo después se le ocurrió eso de llamar a los aspirantes corcholatas y él mismo erigirse en el destapador designado. El objetivo era doble: primero enviar el mensaje de que la sucesión era un tema de morenistas, que adentro de Morena se resolvería quién gobernará al país a partir del 2024, objetivo que consiguió en parte.

El segundo propósito era darle un brochazo de legitimidad democrática a la elección de Claudia, que en mi opinión no necesitaba. Junto a Claudia compitieron, es un decir, personajes como Manuel Velasco y Fernández Noroña que aparecieron como un gesto de generosidad para el PVEM y el PT, pero que en realidad eran competidores de papel.

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También metieron a Ricardo Monreal un político de alto nivel que tenía desde el principio un problemón: en Morena lo ven como un opositor más. Ricardo trae pleito personal con la gente de Claudia y la verdad su concurso dio más penas que alegrías a la gente que respeta su trayectoria. Como último premio de consolación está la posibilidad de que su hija sea candidata en la alcaldía Cuauhtémoc, lo que muestra de manera inclemente la caída de su influencia.

Otra corcholata fue Adán Augusto López que tuvo una participación muy deslucida. Lo único que se supo de él es que tiene ínfulas de galán otoñal y se convirtió en generoso Sugar Daddy. Adán perdió por mucho y también perdió en Tabasco y se distanció de AMLO. Nadie lo extraña. Se diría que tuvo un mal año.

De modo que la única corcholata con posibilidades reales fue Marcelo Ebrard que tuvo un 25 por ciento de las intenciones de voto, capital que dilapidó en semanas y ahora es una sombra de lo que fue. No lo quieren en Morena ni fuera de Morena, lo único que podría sacarlo del letargo es aceptar ser candidato del MC, opción que despreció. En suma el juego de las corcholatas terminó como empezó, con la doctora Sheinbaum como la nominación en la bolsa y con López Obrador controlando todo.

Andrés Manuel le entregó en una ceremonia por lo demás deslucida, el bastón de mando a Claudia que por ahora manda muy poco. Si el presidente le interesa algún tema o una posición toma las decisiones y nadie en Palacio se toma la molestia de avisarle a Sheinbaum, que se entera por los periódicos. La doctora pensó que lo del bastón iba en serio y le ordenó a García Harfuch renunciar a la policía y lanzarse a la dimensión desconocida de las candidaturas. Muy pronto Claudia enfrentó una rebelión coordinada por Martí Batres con el visto bueno de López Obrador para imponer a Clara Brugada que quedó 14 puntos atrás de Omar en las encuestas. ¡14 puntos! Son un montonal. Pero Clara, que era la aspirante natural anda en campaña y García Harfuch está de vacaciones, sin duda merecidas.

Claudia termina el año en el mejor carril para la carrera 2024. Los empresarios de alto nivel ya la dan por ganadora y quieren trabajar con ella, lo único que tiene que hacer es mantener la calma, la disciplina y pedirle a su equipo que no incurra en triunfalismos. En el 2024 Claudia pasará de corcholata a presidenta, al menos eso dicen los astros.