Opinión

El costoso amor por Cuba

Díaz Canel

Desde los preparativos para la invasión de la isla desde el puerto de Tuxpan, la adquisición del yate “Granma” y el desembarco para hacer la Revolución de Fidel Castro (con pleno conocimiento y hasta auxilio del gobierno de Estados Unidos) , México ha tenido un agujero en el bolsillo: se llama Cuba.

A cambio de nada --excepto discursos heroicos--, nuestro país le ha dado al fidelismo legendario y a su caricatura de sucesión, encarnada en el mediocre Díaz Canel, dinero, energía, petróleo, contratos de diversa índole, asesoría, tutela y lo más importanta, una forma de triangulación en sus relaciones con otros países del mundo.

Por eso México no apoyó la excluyente resolución de la OEA.

Al triunfo de la Revolución “…en México hubo impactos internos debido a la aparición de movimientos sociales y de organizaciones de corte izquierdista que apoyaban al régimen de Fidel Castro. Además, en contrapartida, había grupos conservadores que demandaban que el gobierno mexicano asumiera una posición anticomunista.

“Por otro lado, mientras Washington pedía a la Ciudad de México su apoyo en su enfrentamiento con la isla, el gobierno de Cuba solicitaba a México la defensa de los principios de no intervención y autodeterminación.

“En otras palabras, la administración del entonces presidente Adolfo López Mateos (ALM) se enfrentaba a un dilema de difícil solución…

“…En medio de esta vinculación estaba Estados Unidos. Es decir, no es posible entender la relación bilateral Ciudad de México-La Habana sin considerar el factor Washington. Por lo tanto, era una relación de naturaleza tripartita(Rafael Velásquez Flores).

Posiblemente la única ventaja de subsidiar a la “nomenklatura” cubana haya sido tener una carta para oponérle algo a los Estados Unidos. Eso lo auspició la abierta simpatía del general Lázaro Cárdenas quien desde su muy influyente postura en México, representaba un riesgo izquierdista de arduo manejo para los amerianos durante la Guerra Fría.

Pero hoy las cosas han cambiado, aunque algunos elementos de la actual administración sigan creyendo en un equilibrio desfasado. Ayudar a Díaz Canel para atemperar a Trump. Es un error que fviene desde el gonbierno anterior y cuyo extremo grotesco fue la oratoria del cubano en una fiesta nacional por la Independencia mexicana y la contratación masiva de la mano de obra médica de centos de mpédicos (babalaos) cubanos.

Hoy esa política, sin contar el auxilio de la CFE para resolver los apagones isleños; el obsequio de miles de barriles de petróleo y combustible (desde los tiempos del Pacto de San José), y ahora el envío de libros por el Fondo de Cultura Económica convertido en una especie de “editorial del bienestar”. Todo a fondo perdido.

“Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), anunció (El universal) que se prepara el lanzamiento de una colección de libros, a escala de toda América Latina y que llevará por nombre “25 para el 25”, que incluye 2 millones y medio de publicaciones para regalar a jóvenes… con permiso de la Presidenta; y si no, no andaría yo de hocicón, les puedo informar que estamos preparando el lanzamiento a escala (¿?) de toda América Latina de una colección que va a ser llamada ´25 para el 25`, que va a regalar a jóvenes: 2 millones y medio de libros…”

 

¿Regalar? Eso es la cultura económica.

 

Obviamente Colombia o Argentina no necesitan los obsequios, tienen casas editoras de importancia. Hasta García Márquez publicó su gran éxito en Sudamericana; no en la Casa de las Américas.

 

Con el sonsonete de siempre los cubanos organizaron en La Habana un “Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y contra el Imperialismo y el Resurgimiento del Fascismo”.

Puro turismo ronero, sonero y playero en el lindo Varadero al cual Morena envió a Carolina Rangel Gracida, su secretaria general, quien en esos días habaneros, fue tratada (by once), como si fuera “reina por un día”. Al fin el pueblo paga.

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