
Ellos solos, los morenistas sin ayuda externa se metieron en un callejón sin salida. Ahora no saben cómo escabullirse. Su espectáculo mediático de los últimos días ha sido patético. Morena se ha convertido en un stand de carros cochones, ante la mirada atónita de los ciudadanos que se preguntan qué onda con esos locos que se embisten entre ellos. Un entretenimiento siniestro.
El escándalo del comandante H lo hicieron estallar morenistas, para ajustar cuentas políticas y cobrarse agravios. El gobernador actual de Tabasco no puede ver ni en pintura al gobernador anterior. Ahora ya no saben cómo sofocar el fuego. Se generó al interior de la 4T un periodo de caos, como si un poderoso torpedo hubiera impacto por debajo de la línea de flotación. El daño causado no solo desactiva la carrera política de Adán Augusto, lo que es una minucia, sino que tiene potencial para hundir a todo el barco, justo cuando cumplieron su cometido de quitar los contrapesos a su poder para gobernar por siempre jamás.
Imagino que de manera paulatina se irá imponiendo la estrategia de defensa que se sintetiza en la frase “nadie sabe, nadie supo”, que convertirá a Morena en una tribu de tierraplanistas. Es un giro drástico porque la idea dominante es que los morenistas son una banda de señoras y señores astutos, gandallas, codiciosos, de esos que se pasan de vivos. Pero ahora, para que la lumbre de La Barredora no les llegue a los aparejos, están dispuestos a mostrarse ante los medios como un batallón zopenco, cuyo único pecado fue pasarse de confiados y pensar que Hernán Bermúdez era un policía que sabía administrar muy bien su salario y por eso se daba vida de jeque. El virus de la ignorancia supina se expande por la 4T.
Tal parece que la 4T no puede desprenderse de un personaje como Adán Augusto sin que eso suponga provocar una sangría que dañe a todo el cuerpo. ¿Qué aportación medianamente significativa ha hecho Adán Augusto a la vida pública del país? ¿Prestarle dinero a AMLO en la etapa de las vacas flacas no cuenta como mérito nacional, o sí? La próxima vez que la Casa Blanca diga que el gobierno mexicano está petrificado ante el crimen organizado no habrá modo de desmentirlo.
Lo mejor para todos ellos será que el comandante H nunca aparezca y que la gente se olvide poco a poco de este escándalo, porque es seguro que la semana que entra se detonará otro que haga olvidar la pudrición tabasqueña. Por cierto, esto de la pudrición es otra aportación morenista, que es su más cruel oposición.
El espectáculo de los carros chocones deja una certeza: crecen al interior del grupo gobernante las posibilidades de una implosión. Hay señales que no se deberían ignorar como todo lo ocurrido en el pasado Consejo Nacional del partido, que pareció una asamblea de colegio activo. Resultó completamente anticlimático. El liderazgo de Luisa María Alcalde es francamente frágil. Para no seguirse equivocando Alcalde ha decidido repetir en las tardes lo que la presidenta Sheinbaum dice en las mañanas. No escapó a los medios la ausencia de Andy López y Ricardo Monreal que tuvieron cosas más importantes qué hacer. De cualquier manera, dirán, no se perdieron de nada. Algunos, muy pocos, se animaron a apoyar a Adán Augusto, pero ni siquiera las muestras de apoyo despertaron algún entusiasmo.
Como la oposición formal sigue de capa caída Morena tiene como único contrapeso nacional su balcanización. En el exterior es distinto porque el amago del gobierno de Trump es real. Si da un manotazo y se lleva a dos o tres gobernadores morenistas en funciones, el partido se desfonda.