Opinión

El movimiento se está fracturando

Hernán Bermúdez Requena

En los últimos días, dos acontecimientos han ocupado la mayoría de los espacios comunicacionales y discusiones de la vida pública: las acusaciones en contra de Hernán Bermúdez Requena, ex jefe de la policía de Tabasco durante los gobiernos de Adán Augusto López y Carlos Merino Campos, por su presunta vinculación con La Barredora, grupo delincuencial en aquél estado, y la exhibición de distintos personajes de Morena en viajes por el extranjero en el que lo último que se aprecia es la austeridad a partir de la cual se basa parte importante de este movimiento. Ambos asuntos, relevantes por sí, adquieren mayor trascendencia por sus significados, implicaciones y posibles consecuencias entre los grupos al interior de morenismo. Más aún, es necesario considerar si la revelación de estos dos asuntos, Bermúdez Requena y el turismo morenista de élite, son malas casualidades o parte de una trama tejida para lograr una reconfiguración de los grupos y personajes del poder.

En el caso de Bermúdez Requena, es evidente que el hecho afecta, además del al directamente señalado como líder de un cártel de la delincuencia organizada, a su principal promotor: Adán Augusto López, líder de la bancada oficialista en el Senado, ex precandidato presidencial y, como el mismo afirmaba en 2023, “el más cercano a AMLO”. Hoy, tras los hechos revelados por el gobernador tabasqueño, Javier May, y confirmados por las fuerzas armadas, la suerte de Adán Augusto parece echada. En este mismo espacio hace tres meses y medio anticipábamos que el futuro del otrora poderoso secretario de Gobernación durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se antojaba incierto. Su comportamiento retador y desafiante hacia la presidenta Claudia Sheinbaum no auguraban nada bueno. Hoy se empieza a hablar de su relevo en la coordinación de su grupo parlamentario y ya se mencionan, incluso, los nombres de Ignacio Mier o Raúl Morones como posibles sucesores.

Por lo que toca a los casos de turismo político, ahí están los casos de Ricardo Monreal, Miguel Ángel Yunes Linares, Mario Delgado y Andrés Manuel López Beltrán en sus vacaciones por España, Italia, Portugal y Japón, destinos poco coincidentes con el discurso de “austeridad republicana”, “justa medianía” o “cercanía con el pueblo” que enarbola Morena. La propia presidenta Sheinbaum ha tenido que salir al quite para recordarles lo que parece ya habérseles olvidado a sus correligionarios: su movimiento debe predicar con el ejemplo y la ostentación, el lujo, la banalidad y el exceso no deben formar parte de la actuación, pública o privada, de servidores públicos o líderes políticos. En este vodevil, los casos de Monreal, Delgado y López Beltrán son especialmente relevantes no solo por tratarse del coordinador de los diputados morenistas, un secretario de Estado y el que muchos consideran como sucesor de López Obrador, sino porque ninguno de ellos forma parte del grupo cercano de Claudia Sheinbaum.

Si bien ambos casos – el de la penetración de la delincuencia organizada en el círculo de “el más cercano a AMLO” y el de los viajeros VIP – resultan escandalosos, quizá lo más relevante sea lo que esto pueda significar y traer como implicaciones y consecuencias. Resulta difícil pensar que May y las fuerzas aradas hayan actuado sin conocimiento y consentimiento de la Presidencia. Resulta complejo de imaginar que de pronto y en simultáneo se filtren tantas evidencias de los poco austeros viajes de morenistas sin afinidad hacia la presidenta. Tal vez lo más conveniente en estos casos sea seguir aquella vieja conseja que dicta “piensa mal y acertarás”. Pareciera que el grupo político que encabeza Sheinbaum han comenzado a actuar para generar condiciones que les permitan, sin romper de forma estridente y hasta violenta, tomar distancia de su sucesor y mandarle un mensaje hasta Palenque: el movimiento tiene una nueva cabeza y tus huestes no tienen espacio conmigo si no se someten a mi liderazgo.

A todo esto, es necesario sumar lo que, de forma involuntaria, pero muy conveniente, ha comenzado a ventilarse tras el proceso legal que en Estados Unidos se sigue en contra de importantes integrantes del crimen organizado, así como los nombres que de manera informal circulan como objetivos del Departamento de Estado y la Fiscalía General de aquel país. Pareciera que estamos presenciando el ocaso de un grupo político y el amanecer de uno nuevo. Esto, más allá de resultar refrescante, habrá de generar importantes fracturas en la hegemonía morenista. Pronto veremos la profundidad de las grietas que todo esto está generando

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com

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