Opinión

Gentrificación, autonomía y simulación

Brugada rechazó los lamentables hechos violentos registrados el día de ayer en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la marcha en contra de la gentrificación.

La complicidad del gobierno de la ciudad en el ataque a las instalaciones culturales de la Universidad Nacional Autónoma de México (el Museo de Arte Contemporáneo y la librería Julio Torri, entre otros sitios) en una de las pasadas mascaradas contra la gentrificación, quedó demostrada con la forma como la misma autoridad –omisa en cuanto a CU--, impidió la marcha contra la embajada de los Estados Unidos. Ahí se pusieron firmes y repelieron hasta a sus huestes. No se fuera a enojar el “boina verde”.

El asunto de la gentrificación, puesto en el temario nacional, de manera deliberada por la propia autoridad y estimulado por sus compañeros de viaje en algunos medios capitalinos, tiene demasiadas voces casi todas interesadas en respaldar el modelo Brugada, el cual –dicho sea de paso—no tiene pies ni cabeza, pero sí la sospecha por su repentina elaboración apenas horas después de haberse dado la primera de las (hasta ahora) tres manifestaciones en contra de un problema con mucho de aprovechamiento político.

Pero a reserva de hablar más adelante de esto, vale la pena regresar al tema universitario.

El peregrino pretexto del gobierno de la ciudad para permitir la movilización de grupos anarco-destructores contra la UNAM (evidentemente forman parte del tolerado y quizá patrocinado “Bloque negro)” y su posterior pasividad contemplativa es la autonomía universitaria. Mentira, es un sucio pretexto.

SI alguien comprende el sentido y el valor autonómico de la UNAM es su exrector, José Narro quien ha publicado lo siguiente en su colaboración para “El universal”:

“…Esa institución a la que ocho días atrás, unos cuantos violentos, enloquecidos por la irracionalidad y su dificultad para distinguir entre la luz y las tinieblas, movidos por la mano del mal, decidieron lastimarla en su patrimonio cultural. ¡Qué pena que la sinrazón tome lugar y que las autoridades gubernamentales se rindan frente a ella! ¡Qué lástima que ellas usen la Autonomía Universitaria como coartada de su incapacidad!”

Coartada de su incapacidad le llama diplomáticamente. Otros le decimos complicidad.

Pero en fin, de regreso a la gentrificación con todo y su aprovechamiento político de ficción. Dice una de las propagandistas del régimen en torno de los mitos (los otros mitos aparte del populismo inmobiliario, precursor de la filosofía “okupa”:

“…El problema real no es que se construya vivienda residencial para niveles socioeconómicos medios y altos, sino que solo se construya para ellos. Y sobre todo que se construya vivienda para activos financieros. Es decir, para que privados renten o mantengan vacía. La salida no es frenar la construcción, sino imponer altos impuestos a la especulación.

“Cuarto mito: No se puede construir más por falta de agua o tráfico. Esto es falso. Agua hay: llueve a diario y la ciudad fue un lago”.

Cuando se plantean estas bobadas como argumentos lo mejor es decir. Basta. Ni llueve a diario ni el diluvio resuelve problemas de dotación, saneamiento, drenaje, descarga, potabilización y distribución. Le ayudaría a esta persona leer los estudios universitarios de Manuel Perló, por ejemplo, para entender el problema angustioso del agua en esta pavorosa ciudad.

Y si, había un lago y más antes también había dinosaurios. ¿Y eso cómo resuelve los problemas de hoy? ¿Extrayendo los agotados mantos del subsuelo y hundiendo más la ciudad? Debe haber leído “Madame Bobary (sic)”

¡Cuánta ignorancia!, aunque ella misma reconozca:

“…Lo que no hay es inversión pública en captación, distribución y reciclaje, porque el sistema no privilegia el derecho colectivo al agua. Lo mismo con el transporte: falta red pública, no espacio”.

Además del exceso demográfica la población está mal distribuida: 25 por ciento de las actividades productivas, comerciales, culturales y demás, ocurren en la centésima parte (o menos) del territorio nacional. Se trata de una de las tres más grandes conurbaciones del planeta. Ese es el problema.

DE LOS 100 POSTULADOS MORENISTAS

20/100: “Ser de izquierda es ser honesto y de buen corazón”. Qué bonito.

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