
Volver a casa y descubrir que un grupo de desconocidos se ha metido, que sus muebles están en la calle y escuchar que ya no puede entrar, es una pesadilla que para muchos capitalinos es real. Aunque parezca increíble, recuperar una vivienda invadida puede tomar meses o incluso años, aun teniendo escrituras y pruebas. Mientras tanto, las víctimas ven cómo su patrimonio, construido con años de trabajo, queda en manos de redes criminales que operan con impunidad.
El despojo de inmuebles se ha convertido en uno de los delitos más dolorosos y con menor castigo en la Ciudad de México. Solo en 2024 se abrieron 3 mil 643 carpetas de investigación por este delito, y en lo que va de 2025 ya suman más de mil 800, pero apenas entre el 1 y 3 % de los casos terminan con la restitución de la vivienda a su dueño. Es un fenómeno que mezcla corrupción, vacíos legales y, en muchos casos, violencia directa.
Frente a esta crisis, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, presentó la Estrategia Contra el Despojo de Inmuebles que busca atacar el problema desde varios frentes. Entre sus medidas destacan reformas legales para castigar con hasta 22 años de prisión a invasores y cómplices, la creación de una Unidad Operativa Especializada para dar seguimiento a cada denuncia y un blindaje al Registro Público de la Propiedad para impedir fraudes con documentos falsos.
Las reformas también contemplan sanciones más severas para quienes, aprovechando un cargo público, una notaría o una agrupación social, participen en el despojo o lo faciliten. De enero a julio, la policía capitalina ha detenido a 94 personas en flagrancia y 196 inmuebles han sido devueltos a sus dueños, aunque miles de familias aún esperan justicia.
El desafío, sin embargo, no está solo en anunciar leyes más duras o unidades especiales, sino en lograr que la justicia sea ágil y efectiva. De poco sirve prometer 22 años de cárcel si los juicios se prolongan por años o si las víctimas no recuperan sus casas pronto. La estrategia de Brugada es un paso importante, pero su éxito dependerá de que la coordinación entre dependencias funcione y que las acciones se traduzcan en resultados palpables. Miles de familias esperan que esta vez, su hogar no quede reducido a una sala tirada en la banqueta.
Por cierto:
1.SORPRESA. Dicen que los afectos en política rara vez se improvisan, y este domingo en Tlalpan, durante la presentación de la Línea 4 del Cablebús, la presidenta Claudia Sheinbaum no solo anunció una obra histórica para el sur de la CDMX, sino que también dejó patente un espaldarazo a la alcaldesa Gaby Osorio, a quien elogió como “la expresión de que se gobierna desde el territorio”, acompañando sus palabras con inversión federal para bacheo y solución al problema de agua en colonias de la demarcación. Con un “somos tres mujeres, un mismo camino”, en alusión a ella misma, a la jefa de Gobierno Clara Brugada y a Osorio, la Dra. Sheinbaum subrayó la alineación política, mientras recordaba su propio vínculo con Tlalpan: “Vivo en Palacio Nacional, pero mi corazón está en Tlalpan”, frase que desató ovaciones.
Brugada, por su parte, destacó la movilidad como derecho y la coordinación con alcaldías que trabajan a ras de suelo, señalando a Tlalpan como ejemplo. Con un respaldo tan explícito desde las dos figuras más poderosas del movimiento, muchos ya interpretan estas señales como algo más que cortesía institucional. Me adelantaré, pero ¿será Gaby Osorio una de las cartas fuertes de la 4T para el futuro de la ciudad? Al tiempo. Vivo la noticia, para contarle la historia @juanmapregunta