
De ninguna manera podría yo reprocharte tu silencio en estos meses ni tampoco tu acendrada costumbre de usar el servicio postal en los tiempos del e.mail o los wasapes o cualquiera de esos sucedáneos, porque conozco tu enorme cautela ante los medios digitales, y créeme, si yo viviera como tú en el mundo anglosajón de los blancos protestantes y nuca colorada, seguramente haría lo mismo, aunque nadie nos garantiza seguridad epistolar ni aquí ni allá, pero valga eso como explicación antes de ponerte un poco al tanto de las cosas de tu distante país, y si digo lejano, a pesar de tu cercanía con la frontera es porque la distancia es cada día más grande, como decía aquella canción de José Alfredo, pero no son las apetencias musicales el motivo de esta carta sin darte un panorama a general de cuanto aquí ocurre, porque las cosas son absolutamente extrañas en el abandonado país, pero vayamos por partes, porque te debe interesar primero el asunto de la relación entre las dos naciones, la tuya y la del nuevo mundo donde ahora vives, pues una vez más el gran farsante de la Casa Blanca ha prolongado el juego del ratón y el gato --el maula le decía el tango al cazador y mísero al pobre roedor cuya carrera de aquí para allá casi siempre termina en las mandíbulas del felino-- , de repente se ve interrumpida por el zarpazo del morrongo cruel, y así trae Donald Trump, al gobierno de México, cuya jefa de Estado, la señora Claudia Sheinbaum sigue con una nevera en la cabeza y la prudencia en cada paso, aun cuando las cosas no mejoren sustancialmente por lol menos a como estaban cuando el tratado Trilateral estaba vigente; es decir, antes de Trump y sus atropellos al espíritu y a la letra de dicho documento cuyo destino (como todo compromiso del yanqui malevo) era el incumplimiento tarde o temprano, porque por de talante son ellos, y Trump ha dicho cómo y cuándo seguirá unilateralmente este juego, sin ceder ni un ápice en lo ya impuesto por el sólo dictado de su capricho interminable y su mendaz política dizque para engrandecer América de nuevo, puras ha dicho en una de sus frecuentes comunicaciones por su red social, voy a mantener el impuesto al fentanilo, ¡válgame Dios!, ¿Cuál impuesto al anestésico mortal?, pero te lo voy a transcribir solo para compartir el asombro: “El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó este jueves que se extenderá por 90 días el actual esquema de aranceles comerciales que mantiene con México, luego de una llamada “muy exitosa” con la presidenta Claudia Sheinbaum.
“A través de su red social Truth Social, Trump explicó que México continuará pagando un arancel del 25% sobre fentanilo y automóviles, además de un arancel del 50% sobre acero, aluminio y cobre, mientras ambos gobiernos trabajan en un nuevo acuerdo comercial”, lo cual parece uno de los mayores dislates o al menos misterios de nuestros tiempos, porque si todo el desacuerdo y el terrorismo de los cárteles y la acusación es por el auge narcótico en México y la imposición de los partes por encima del gobierno o en sociedad con él, y el control de la delincuencia sobre Morena y algunos de sus gobernadores (no todos, nada más el 90 por ciento, para ser justos) es la nociva, dañina y hasta mortal plaga del, fentanilo cuyos precursores vienen de China y desde aquí se exportan ilegalmente, ¡cómo nos salen ahora con que pagan hasta impuestos, aranceles o tarifas, como se les quiere decir!, pues nadie sabe mi querido primo, pero la pausa o aplazamiento anunciadlo por Trump nada resuelve, porque las cosas siguen igual con el acero, el aluminio, los automóviles y todo cuanto ya sabemos y padecemos, sin contar los jitomates, becerros y bueyes en el mercado americano, pero ya se pueden oír las trompetas y los claros clarines en aplauso del infinito e inconmensurables logro de nuestra señora presidenta (con A), quien ha conseguido un aplazamiento más, una pausa notable y sensible , porque 90 días son la cuarta parte de un año y si estamos en agosto, pues nos queda tiempo hasta para celebrar en paz las fiestas patrias y dar el grito en medio de un orgulloso ambiente en honor de la soberanía nacional tan enorme, ella, tan visible ella tan impoluta ella, como tú bien sabes, pero, por otra parte, te cuento más cosas, porque a los Morenos se les sigue quemando la pradera y nada más no hallan cómo salir de un asunto en el a cual ellos mismos se metieron con la historia de Adán Augusto, y quien lo paso porque como el “rojo Adán del paraíso, decías Borges), este también fue creado por el soplo divino de Macuspana, y todo este sainete del líder de “La Barredora” (como las escaleras, de arriba parea abajo), ya se volvió un triángulo no de las Bermudas sino del Bermúdez, porque resulta una crónica desaparición de evidencias porque uno ignoraba cuántas cosas hacia su secretario de (in) seguridad y el otro no conocía a quien estaba encubriendo (en su propia tierra), su secretario de Gobernación quien por obligación del cargo todo debe saber y en todo debe estar a las vivas, pero aquí ni a las muertas porque todos quedan exhibidos y nadie en los círculos oficiales atina una respuesta sin enlodar a los prójimos más notables del movimiento por la regeneración nacional, válgame dios con semejantes procesos regenerativos, ya ni cuando le brota nueva cola a la lagartija o se le reemplaza la tenaza al cangrejo y se le estira el pescuezo a la jirafa, pero en el Senado todo huele mal, no se sabe si a ajo o azufre, siendo para Adán primero lo más peligroso porque l prueba de desaparición como la bala de plata, las estacas en el pecho y las ristras en la puerta, el ajo ahuyenta a los vampiros y los manda al carajo… o a Palenque, de perdida.
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