Opinión

Educación y seguridad con visión humanista

Educación (OCDE)

La propuesta de presupuesto para el 2026 presentada por la Presidenta Claudia Sheinbaum, prioriza rubros fundamentales como la educación y la seguridad. Esta visión humanista busca garantizar que los recursos públicos se destinen a mejorar la calidad de vida de la población, especialmente de los sectores más vulnerables. En un contexto donde el gasto neto total alcanza los 10.19 billones de pesos, el Paquete Económico no solo mantiene la sostenibilidad fiscal, sino que presenta un aumento del 9.6% respecto al ejercicio anterior, con énfasis en inversiones sociales que superan los niveles históricos.

La educación es un derecho fundamental y un motor clave para el desarrollo económico y social de México. Lo destinado a este sector deberá enfocarse en mejorar la calidad educativa, fortalecer la infraestructura escolar, capacitar a las y los docentes y garantizar el acceso equitativo y de calidad para todos los niveles. Por ello, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF), le asigna 1.1 billones de pesos, cifra que supera el 3.2% del PIB destinado en 2025 y posiciona a México más cerca de las metas internacionales de inversión educativa, beneficiando directamente a millones de estudiantes.

Hablando de becas, encontramos que la Beca Universal de Educación Media Superior Benito Juárez tiene un aumento del 4% en su presupuesto y alcanzará a más de un millón de estudiantes; por su parte, Jóvenes Escribiendo el Futuro tendrá un 6.7% de mayores recursos. Por otro lado, el programa La Escuela es Nuestra seguirá permitiendo la rehabilitación y construcción de miles de planteles, especialmente en zonas rurales y marginadas. Estas son apuestas por reducir la deserción escolar, dándole a la educación su rol principal de ascenso y justicia social que venía siendo desmantelado durante los gobiernos neoliberales.

En otro orden de ideas, un presupuesto destinado a la seguridad como derecho humano, debe enfocarse en el fortalecimiento institucional, mejorar la capacitación de los elementos operativos y promover la participación ciudadana en la prevención del delito. En la propuesta de la Presidenta, se asignan 201 mil millones de pesos, un aumento neto del 4.2% en términos reales, lo que incluye el fortalecimiento de la Guardia Nacional para garantizar su continuidad. Podemos encontrar una intención especial en la profesionalización de los más de 400 mil elementos policiacos municipales y estatales, así como en expandir iniciativas como las Unidades de Inteligencia Fiscal y el combate a la corrupción con miras a la desarticulación de redes criminales.

Por otro lado, se destinarán fondos para tecnología de vigilancia y entrenamiento, elevando la efectividad en un 25%, según metas del Plan México. Todo ello no podría lograrse sin una participación ciudadana en la seguridad comunitaria, por ello se priorizarán consejos vecinales y programas de proximidad, con énfasis en mujeres y jóvenes, para prevenir la violencia de género y el reclutamiento forzado. Este enfoque humanista tiene un acierto: no se trata solo de represión a la ilegalidad y crimen organizado, sino de prevención integral del delito. No por nada se ha logrado disminuir la incidencia delictiva en un 15% en zonas prioritarias durante 2025, y con mayor presupuesto bien enfocado, podemos avanzar hacia una paz sostenible, donde la confianza en las instituciones crezca y las familias vivan sin temor.

El presupuesto es mucho más amplio, pero estos dos sectores revisados son pilares fundamentales para el desarrollo y el bienestar de México. Con una visión humanista y un enfoque en la calidad de vida de los ciudadanos, podemos construir un país más justo y próspero para todos. Este PPEF no solo equilibra las finanzas públicas, sino que invierte en el futuro: un México con mayor nivel educativo y mejor seguridad es un país que fortalece su mercado interno y crecimiento económico y se hace más atractivo a las inversiones. Es hora de celebrar estos avances y exigir su ejecución impecable, porque el verdadero progreso se mide con el cumplimiento de indicadores pero también en el rostro sonriente de cada alumno en la escuela y cada familia en paz.

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