
El 27 de noviembre de este agónico año, la estrella de Javier Tapia Santoyo, secretario de Administración del Instituto Politécnico Nacional, quien se consideraba el poder tras el trono, en flagrante agravio a la respetabilidad de tan honorable institución, comenzó su extinción.
Un oficio de la Oficina del Abogado General, Marx Yazalde Ortiz Correa, le comunicaba su congelamiento y las medidas cautelares en su contra:
“...En términos (consideración IV) del artículo 124, fracción I de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, se deberá suspender temporalmente del cargo de secretario de Administración del Instituto Politécnico Nacional al C. Javier Tapia Santoyo, sujeto a investigación y por ende y durante la vigencia de la medida cautelar, se deberá suspender el acceso a la cuenta de correo electrónico tapia@ipn.mx y a la documentación, cuentas de sistemas y aplicativos institucionales del IPN a los cuales se le haya otorgado acceso con motivo de sus funciones. Del mismo modo se le deberá suspender todo uso de recursos públicos, financieros, humanos y materiales que se le hubieren designado al servidor público sujeto a investigación, derivado de sus funciones en dicho entre público...”
En pocas palabras se ha quedado tan solo como Alejandro Gertz.
El quinto inciso del mencionado oficio; verdadero papel en llamas, ordena darle vista o hacer del conocimiento o comunicarle al señor director del IPN, Arturo Reyes Sandoval, el triste destino de su mancuerna quien, de acuerdo con otro oficio, este de la dirección de Capital Humano, ha promovido el pago del 30 por ciento de sus prestaciones y percepciones. Ya dio el asunto por perdido.
Pero como diría el conocido filósofo mexicano, aún hay más:
La fiscalía general de la República (Folio 1552) recibió el 19 de noviembre –y así lo acusó--, una denuncia de hechos presentada por Claudia Roberta Paniagua Prado, representante legal de la Fundación Politécnico. A.C., con un rosario de hechos aparentemente constitutivos de delito. Un boletín de la propia fundación refiere algunos de ellos: una serie de tropelías –enriquecimiento ilícito, abuso de funciones y más--, de las cuales habrá detalle en futuras entregas.
Y para llover sobre mojado, el diario REFORMA, descubre algunos de estos hechos, y otros, y publica sobre la intención de la secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno, de fulminar al burrito politécnico tanto por sus malas prácticas en el IPN donde fundó el cártel “de la limpieza”, mediante arreglos para servicios de mantenimiento y aseo de instalaciones por más de 2 mil 500 millones de pesos a Retimar, como por su muy sucio caminar en otro instituto: el ISSSTE donde al parecer ser alzó con el santo y la limosna mediante compras fraudulentas de productos médicos con empresas como Interacción Biomédica (nomás un contrato de mil 600 millones de pesos, entre otras acciones irregulares, por decir lo menos.
Sin embargo, el aludido ya siente frío. Un frío intenso. Tanto como para que la oficina de capital humano presente este alegato:
“...Toda vez que se ha otorgado el plazo de 24 horas (27 nov) para informar a la autoridad requirente (es decir, la oficina jurídica), las acciones implementadas para la adecuada ejecución de la medida cautelar antes referida (el cese pues) le solicito que de manera URGENTE (mayúsculas en el original), se informe a esta dirección la pertinencia (no la impertinencia) de la suspensión temporal del cargo del secretario de administración, etc., etc.…”
De acuerdo con los documentos oficiales, al señor Tapia le quedan solamente unos cuantos días: “hago de su conocimiento –dice el oficio OAG.0592-2025--, que en cumplimiento a la dispuesto en el acuerdo de fecha 26 de noviembre de 2025, en este acto hago de su conocimiento que se ejecuta la medida cautelar a partir de la segunda quincena de mes de diciembre de 2025 (subrayado original) , consistente en la suspensión temporal del empleo cargo o comisión que actualmente desempeña como secretario de administración del IPN hasta en tanto se concluya la investigación...”
¿Y cuando concluya? ¡Cataplum!