Opinión

Los valores de la ilusión

La presidenta de México dijo sentirse feliz por terminar el 2025 como una de las líderes mundiales con mayor aprobación a nivel internacional.
Claudia Sheinbaum La presidenta de México dijo sentirse feliz por terminar el 2025 como una de las líderes mundiales con mayor aprobación a nivel internacional.

Con el gesto altivo de los impecunes orgullosos, fiel a la filosofía de Pedro de Urdemalas (creador de “Nosotros los pobres”); firme en la insistente creencia de la bondad y la pobreza tomadas de la mano como prendas sin igual en torno de una mesa de quelites, la señora presidenta (con A), doña CSP, les ha ofrecido a los estadunidenses el contraste de nuestra reciedumbre sustentada en valores para ellos desconocidos, frente a sus adicciones y otros males, porque nosotros tenemos –eso sí--, una colectividad plena de valores ante su decadente condición de drogadictos, consumidores de fentanilo y padres sin apego a sus hijos e hijos sin calor hogareño.

No tienen corazón. Dólares quizá. Pobres de espíritu. No lo saben, pero el dinero no es la vida, es tan sólo vanidad y si por vivir en quinto patio nos desprecian el cariño, deberían saber que si no tenemos dinero (ni armas, ni tecnología, ni ciencia, ni modernidad) ni nada que dar, sí tenemos amor para amar.

No comprenden.

Por eso vale la pena repetir estas sabias palabras cuya hondura se enraíza en la profundidad filosófica social y teleológica, axiológica y lógica del HUMANISMO MEXICANO (perdón por las mayúsculas, pero se trata de algo mayúsculo de por sí), punto cenital de la filosofía de la Cuarta Transformación en cualquiera de sus pisos, el primero o el segundo y seguramente de los tercero y cuarto por venir para ventura de nuestra suave patria, vendedora de chía, comedora de chicharrón en salsa verde, zapote prieto y acociles con cilantro.

“En Estados Unidos… Y no es que sea modelo, ¿eh?, porque allá tienen muchos problemas de valores y muchas otras cosas, porque allá hay mucha drogadicción y muchos temas que nosotros no tenemos... No cualquiera tiene un Benito Juárez y Los Liberales mexicanos.

“No cualquier país tiene un Zapata, tiene una Villa. Es más, muy pocos países tuvieron una revolución social a inicios del siglo XX.

“Nuestra historia está aquí, nuestro ejemplo está aquí. Muy pocos países en el mundo tienen los pueblos originarios y las grandes civilizaciones que vivían en este territorio.

“Imagínense: los olmecas, los mayas, los mexicas, los toltecas, grandes civilizaciones que dejaron un legado enorme a todas y a todos los mexicanos.

“Por eso, nosotros creemos en el pueblo de México y creemos en ustedes... comprométanse con su familia, con el prójimo, con la naturaleza y con la patria.

“Eso somos las mexicanas y los mexicanos”.

Resulta difícil reproducir estas palabras tan sentidas sin experimentar una intensa emoción; el cuero se enchina y el alma se estremece.

Es verdad, no cualquiera tiene lo nuestro (como nosotros tampoco tenemos lo de otros, ¿verdad?), pero el patrimonio cultural, arqueológico, axiológico, educativo, deportivo, escultórico, piramidal, científico, pictórico; social, familiar, amoroso, festivo y fabricante de piñatas de los mexicanos supera lo imaginable en cualquier latitud del mundo porque —la verdad--, no somos nada más el ombligo de la luna como dice nuestra tenochca etimología; somos el centro del universo, que digo, somos el universo entero; si hasta el milagro guadalupano nos lo recuerda cada diciembre: non fecit taliter omni nationi, lo cual describe nuestra condición de pueblo, elegido; destino de los justos, tierra de los prodigios, asiento de los esplendores, torre de marfil donde caben todos y todas; jardín de las delicias, cuerno de la abundancia (a veces abundancia de cuernos) y en fin, asiento de la gloria en la tierra, antesala del cielo, valle de abundancia, ríos de leche y miel, todo eso tenemos los mexicanos y por esa razón somos invencibles guerreros de la paz, combatientes de la justicia, porque aquí no se conoce el mal ni el delito ni el crimen, ni los lagos de sangre ni los muertos decapitados ni los trozos humanos desperdigados por las calles; ni el fraude, ni el crimen, ni la mujer violada.

¡Feliz Navidad mexicana!

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