Opinión

A la baja la desigualdad en México

La desigualdad de ingresos suele ser la consecuencia de una desigualdad económica más amplia que deriva, fundamentalmente, del desigual repartición de la riqueza entre los distintos miembros de una sociedad.

Otra causa de la desigualdad económica se encuentra en la exclusión social de determinados grupos de población. Las causas de las desigualdades –ya sean económicas o de otra naturaleza– varían sensiblemente de un país a otro. No obstante, y para el caso concreto de la desigualdad económica en los países latinoamericanos, se pueden señalar los factores que se resumen a continuación como las principales causas de la desigualdad.

En primer lugar está la desigual distribución de los activos productivos, humanos, físicos, sociales y políticos del país. Entre los activos sociales, se encuentran, por ejemplo, los servicios educativos y sanitarios. En la mayoría de los países del subcontinente latinoamericano, el acceso a la educación y la sanidad y la calidad de dichos servicios varía sensiblemente de un grupo de población a otro. El desigual reparto de la educación repercute negativamente en las condiciones laborales de los más desfavorecidos –acceso y calidad del empleo–, reforzándose de este modo la desigualdad económica. El reparto de los activos físicos como la tierra, el crédito y las infraestructuras también explica la desigualdad económica. La concentración de la tierra excluye del rendimiento de los bienes agrícolas a buena parte de la población en los países latinoamericanos más ricos en recursos naturales. Por su parte, el acceso al crédito en dichos países –al igual que en los países desarrollados– requiere de un aval, esto es, la aportación de un bien como garantía. El componente patrimonialista del acceso al crédito limita el acceso a financiación de los agentes económicos con menor patrimonio.

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Del mismo modo, las infraestructuras suelen concentrarse en las regiones con mayor actividad económica, con lo que se crea un círculo vicioso en el que las zonas más remotas registran una menor actividad económica que se ve mermada por la escasez de infraestructuras y de acceso.

En segundo lugar, puede decirse de forma generalizada que, en América Latina, determinadas instituciones refuerzan las desigualdades económicas.

El mercado laboral suele estar altamente segmentado, con diferencias en su acceso y con una discriminación tanto ocupacional como salarial. Ya se ha señalado que parte de la desigualdad salarial se explica con la desigualdad en la educación. A esta causa también se suma, en muchos de los casos, la política industrial –en particular, la política de atracción de inversión extranjera directa (IED). Por otra parte, el diálogo entre la Administración y el Gobierno, por una parte, y el resto de la sociedad, por otra, así como la falta de voz política de determinados grupos de población, explican la desigualdad social y política, que está estrechamente ligada a la económica.

Luis David Fernández A

Economista