Opinión

Bájale una rayita al enojo

Cuando experimentamos un disgusto buscamos inmediatamente al culpable, a quien nos lo provocó, que normalmente debe ser “el otro,” u otra, porque solemos decir, yo no fui, yo no hice nada para ser tratado de esa manera. Y la verdad es que generalmente nadie externo a nosotros mismos nos hace nada para desequilibrarnos, sino que nosotros mismos fabricamos nuestras justificaciones cada vez que fallamos en la vida. Somos responsables de lo que pensamos y de lo que sentimos. Somos responsables de cómo vemos el mundo, ya que este se convierte en un reflejo de lo que traemos dentro. Somos poseedores de libre albedrío para cambiar nuestras circunstancias aplicando solo nuestra voluntad y decisión en ello.

Cuando nos enojamos con alguien, en realidad es muy probable que estemos dando salida a una forma de miedo y defensa ¿miedo a qué? Principalmente a que el otro descubra nuestra alma y que piense que somos débiles ó frágiles. Entonces tal vez nos defendemos con coraje y agresión atacando, antes de ser atacados. Pero si no corregimos esta tendencia la pasaremos siempre peleando, luchando contra todos y hasta con nosotros mismos.

Podemos y debemos lograr nuestros objetivos, pero hay que alcanzarlos sin hacer de la vida una pelea. Hacerlo con alegría, con la seguridad y esperanza de que los completaremos satisfactoriamente, hacerlo con amor y agradecimiento por las oportunidades que se nos presenten, hacerlo sin pelearnos contra nada ni contra nadie, dejando de compararnos con los demás y mucho menos competir con nadie, sino simplemente fluyendo con el río de la vida que habrá de desembocar en constructiva realización para nosotros.

Lee también

Es por eso que a veces percibimos tan diferentes aquellos seres humanos que hablan de amor y conciliación, simplemente no los entendemos, ellos son todo lo contrario a nosotros pues son capaces del enfrentar los problemas con serenidad y objetividad.

Nosotros también podemos lograrlo, pero hay que saber que no son los cambios de trato, de lugar, de situaciones o circunstancias en nuestras vidas lo que nos dará la felicidad y la tranquilidad. Es el cambio de mentalidad lo que lo hará, es el cambiar el cassette negativo que tenemos grabado en la memoria durante toda la vida, y reemplazarlo por uno nuevo, de amor y esperanza, que significará en nuestra vida un gran renacimiento.

Un modo de iniciarse en este aprendizaje es tratando de ser cordial y amable con quienes circulen alrededor de nuestra vida el día de hoy. Quizá al principio mientras logramos hacerlo un hábito tengamos que fingir un poco, pero funciona. Después vendrá de forma más natural y más real hasta volverse parte de nuestra naturaleza. Iniciemos por no agredir a los demás innecesariamente. Esto no quiere decir que seamos pasivos, pero sí que no seamos el agresor, el que inicie la separación entre el otro y nuestra persona. El beneficio de todo esto será para nosotros mismos, sentiremos que todo funciona y fluye más suavemente en nuestra vida, no estaremos nadando contracorriente y, por ende, arribaremos a nuestro destino con más facilidad y felicidad.