Opinión

Bola de mañosos atascados

Animalidades

Animalidades

¡Qué de cosas se juntaron sobre el tema de mi pasión durante la semana transcurrida para volvernos a encontrar en estas páginas. Tantas sucedieron, que me será imposible resumirlas para hoy, dado lo cual, me vi en la necesidad de seleccionar las dos que de entre todas considero las más delicadas, por cuanto tienen menos atención y participación del sector protector, mayormente involucrado, preocupado y ocupado en cuestiones de perros y gatos, y siendo que además, fue intempestivamente pospuesta para el próximo miércoles 29, la Segunda Mesa de Trabajo para la discusión pública de las múltiples iniciativas que alocadamente está soltando por “paquetes” el diputado Jesús Sesma, tras habérsele sido abruptamente rechazado SU proyecto para una ley de protección y bienestar animal. Siendo así, arranco con el CASO LA PASTORA…

Cuyo cierre sería de aplauso, de no ser porque sin el tiempo y la estrategia adecuados y suficientes están intentando reubicar a sus eternos prisioneros sin culpa bajo la terminante decisión del Consejo de empresarios que domina Parque Fundidora, organismo público descentralizado a cargo del lugar desde el año 2020, en que su “activo biológico (¡!) le fue cedido (¿?) por la entidad gubernamental Parques y Vida Silvestre y que hoy, al son de “optimizar el inventario” y dizque reconvertir el espacio en “área para la conservación”, está buscando desesperadamente colocar a MONTY, un joven y por lo tanto brioso elefante africano, o a su vieja chimpancé o al rinoceronte blanco o a los 4 hipos -dos de ellos nacidos en Chapultepec/CDMX- dentro de un universo de animales que, imagino, serán traslocados bajo algún convenio que se desconoce, pero, el caso es que por lo pronto se me confirmó que 5 gamos y 3 dromedarios ya fueron enviados al Rancho Palos Altos (¡cinegético!) propiedad de un tal Gregorio Villarreal; o sea, a una UMA de aprovechamiento que invita… sí… a “vivir la experiencia y el placer de la conservación” (¡no tendrán vergüenza!), pero donde al menos los primeros servirán para caza enlatada, de entre toda esta práctica quizás la más deleznable, peor todavía al tratarse de individuos que están acostumbrados a la cercanía humana que les impedirá distinguir entre el acercamiento de un manojo de pastura y la mira de un rifle. Paso aceite. Cuenta radio-pasillo que el acuerdo establecería no tocar a los animales-origen (aunque sí a sus crías), pero esto sólo será una patraña. Y todo para desarrollar un “gran parque ecológico” que unifique los espacios verdes de Nuevo León. Ya se sabe… proyectos estrella de la familia imperial en turno. Así las cosas, seguiré al pendiente de esta apestosa trama y rogando porque Fundación Invictus-Érika Ortigoza se haga cargo de los grandes carnívoros enviándolos al TWAS de Colorado.

El otro caso que aterra, especialmente cuando carecemos de autoridad en la materia, es la trampa con la que se pretenden llevar a cabo capturas de mamíferos marinos bajo la única excepción que lo permite México: la investigación científica acreditada. Y es que resulta que en un tercer intento para ello, el grupete conformado esta vez por Acuario Veracruz, Rivera Maya Adventures, Dolphin Discovery y Dolphinaris está promoviendo, de conformidad a quienes lo denuncian, una “estrategia seudo educativa” que les permitiría hacerse particularmente de delfines nariz de botella, aparte, dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Laguna de Términos, en Campeche, embaucando para ello a funcionarios y estudiantes de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), al vincularlos con el proyecto “Aquademia Educación Continua, S. C.”, que no es más que un disfraz para esconder las perversas intenciones de los delfineros, que obtendrían así la única forma de limpiar genéticamente sus poblaciones cautivas. Se trataría de una maniobra con el propósito de seguir reproduciendo artificialmente a tales cetáceos evitando endogamia y manteniendo cantidades majaderas de estos maravillosos animales explotados para mera diversión del turismo nacional e internacional que ignora, desconoce o se niega a aceptar la crueldad en que se convierte su paga por un breve y minúsculo esparcimiento que hace todavía más miserable la larga vida de estas criaturas. Seguiré atenta al tema, como también al asunto de los 21 millones de pesos ¿extraviados? correspondientes al pago de pólizas por animales muertos en los zoológicos capitalinos, como asimismo pendiente del CASO OBSERVATORIO donde varios perritos vivieron un infierno, perdiendo algunos la vida.

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