Opinión

Cero tolerancia y paz

En diciembre de 2022, la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Leticia Ramírez Amaya, firmó el pronunciamiento de Cero Tolerancia a las conductas de hostigamiento sexual y acoso sexual, así como de toda forma de violencia, principalmente contra las mujeres o cualquier acto que atente contra la dignidad e integridad de las personas dentro de dicha dependencia del Gobierno Federal.

Leticia Ramírez, titular de la SEP

Leticia Ramírez, titular de la SEP

Cuartoscuro

Hace uno días, a través de redes sociales, una vez más, se viralizaron videos en los que, lamentablemente, se demuestra la realidad de las agresiones que aún viven los estudiantes del sistema educativo nacional. En uno de ellos, ocurrido en Durango, una mujer agrede físicamente a una estudiante de Educación Media Superior; en otro, se muestra la manifestación de estudiantes denunciando hostigamiento sexual de un docente hacia una estudiante.

A pesar de los esfuerzos y las campañas de sensibilización en contra de cualquier tipo de violencia, ésta sigue siendo uno de los lamentables fenómenos que degrada la condición humana y hace de la paz un sueño inalcanzable.

Muchas veces pensamos en la paz como la ausencia de guerras o conflictos armados, lo cierto es que la paz es un concepto más amplio, que hace referencia a una relación de armonía entre las personas y sociedades, libre de violencia. Por tanto, una sociedad en paz no es solo aquella sin guerras, sino aquella en la que no hay violencia, en cualquiera de sus manifestaciones.

Cierto es que, en una sociedad como la nuestra, tienen cabida diferentes intereses y formas de pensar que conllevan a conflictos como parte natural de la convivencia entre personas y grupos; no obstante, siempre existen diferentes formas de abordar la resolución de cualquier conflicto.

Lee también

La violencia, se ha demostrado, nunca proporciona una solución real, en la medida en que supone vulnerar la dignidad de alguna de las partes implicadas; solo mediante el diálogo, el apego las normas y el respeto a los derechos de los demás, se pueden alcanzar soluciones que garanticen la integridad y una convivencia pacífica.

En la historia de la humanidad existen numerosos ejemplos de que la no violencia es un camino sumamente efectivo para enfrentar situaciones de injusticia, incluso ante agresiones violentas, y que la paz es una condición necesaria para el pleno desarrollo de las sociedades, pues implica el reconocimiento de la dignidad individual de sus miembros y la seguridad de que sus derechos son respetados.

En ese proceso, no puede darse una cultura de la paz sin la existencia de un diálogo que busque elementos comunes entre las partes para que estas se sientan reconocidas en el otro. El diálogo nos permite ir más allá de la coexistencia y alcanzar la convivencia pacífica.

En el referido Pronunciamiento "Cero Tolerancia" a las conductas de hostigamiento sexual y acoso sexual y a cualquier tipo de Violencia, de la SEP, se considera que:

“La recuperación de los principios éticos en las instituciones públicas es un elemento inalienable de un gobierno honesto, sensible, incluyente y respetuoso de los derechos y libertades de las personas”. Y que, “un pilar de la Cuarta Transformación es la regeneración ética en la administración pública y corresponde a las y los servidores públicos desempeñarse día a día con una ética pública fundada en el respeto, la igualdad, protección de la integridad y los derechos humanos de todas las personas”.

Al respecto precisa que las personas servidoras públicas tienen la responsabilidad de trabajar con pasión y dedicación para servir a la sociedad y, al mismo tiempo, poseer la obligación ética de ser portavoces de la integridad, la igualdad y la no discriminación, la cultura de la legalidad y del respeto por los derechos humanos”.

También establece que la comisión de este tipo de conductas, así como la omisión del actuar por parte de las autoridades responsables, configuran sanciones de distinta naturaleza. Y que en el tránsito hacia una cultura de igualdad y no discriminación, no existe discurso más persuasivo que el ejemplo.

Más allá de mantener la difusión y actualización de las campañas y programas de sensibilización y capacitación en materia de igualdad entre mujeres y hombres y prevención del hostigamiento sexual y acoso sexual, prevención de cualquier tipo de violencia, principalmente contra las mujeres, y la cultura de paz hace falta agilizar los procedimientos de denuncia, atención y sanción, así como información clara y accesible y desarrollar diagnósticos cualitativos y cuantitativos sobre el tema, entre otras acciones.

El compromiso con la paz implica la aceptación y el respeto a la diversidad, pero sobre todo renunciar a la violencia como método para la resolución de conflictos. Para consolidar una cultura de paz es necesaria una educación basada en el respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas, así poner en práctica valores, actitudes y comportamientos que permitan la resolución de conflictos por vía pacífica, el diálogo constructivo, la solidaridad y la cooperación entre todos los individuos.