Opinión

Una clara muestra de selección natural

Muchas personas creen que las mutaciones responsables de la selección natural se dan como consecuencia de la necesidad de adaptarse, lo cual es falso. Las mutaciones ocurren en forma estocástica y algunas pueden conferir una ventaja, si el medio ambiente cambia y permitir, a quien la tiene, sobrevivir y, por tanto, pasar esa ventaja a sus descendientes. Mi querido maestro Rubén Lisker lo explicaba de la siguiente forma: imagínate que las mutaciones que producen albinismo generaran resistencia a las radiaciones nucleares. Esto no confiere ninguna ventaja en la actualidad. Pero, si hubiera un holocausto nuclear, las personas con albinismo serían los únicos sobrevivientes y, por tanto, a partir de ahí, todos los humanos serían personas con albinismo. Mi maestro estaría feliz con una publicación de hace algunos meses en Nature (doi.org/10.1038/s41586-022-05349-x) que muestra un ejemplo claro y constituye una demostración de cómo funciona la selección natural.

Es un estudio sobre la selección natural debido a la peste bubónica. Esta enfermedad fue terrible para la humanidad en los siglos 12 a 19. En particular, causó la peor de las epidemias de la historia, entre los años 1340 y 1355, en que se calcula que falleció entre el 30 al 50% de la población de Europa. Esta epidemia se conoce como la muerte negra.

Genética

Genética

La peste se transmitía por picadura de pulgas que viven en las ratas negras, a las cuales les causan la muerte y se ven obligadas a migrar a otro hospedero y eso incluye a los seres humanos. Clínicamente, producía un cuadro de rápida evolución con fiebre, tos, sangrado fácil, deshidratación, aparición de manchas negras en la piel por sangrados subcutáneos y de tumoraciones debidas a inflamación de los ganglios linfáticos, que se denominaron bubones, los cuales podían abrirse y supurar un material purulento pestilente. El enfermo moría en cuestión de horas o días de iniciado el cuadro clínico. Hacia finales del siglo XIX, el gobierno francés, a través del Instituto Pasteur, envió al médico bacteriólogo Alexander Yersin a investigar un brote de Peste en China, en donde descubrió al microorganismo que causa la enfermedad, el cual pasó a llamarse Yersinia Pestis y desarrolló los primeros sueros contra la peste que fueron muy efectivos. Gracias a la investigación biomédica y a la salud pública, la peste prácticamente ya no existe. Para el lector interesado, la historia del descubrimiento de la Yersinia está hermosamente narrada por Patrick Deville en su libro llamado Peste & Cólera.

En el estudio que comento se analizó el genoma obtenido de huesos humanos enterrados en diversos panteones de Londres y de Dinamarca, en los que se determinó con cierta precisión, mediante archivos históricos, estratigrafía y radiocarbono, que algunos individuos vivieron en la época anterior a la muerte negra (año 1000 a 1250 en Londres y 850 a 1350 en Dinamarca) y otros después de la muerte negra (Londres 1350 – 1539; Dinamarca 1,350 a 1800). El objetivo del estudio era conocer si la muerte negra indujo una selección natural en el genoma de los individuos infectados. En otras palabras, si los sobrevivientes tenían variantes génicas que les dieron más posibilidades de sobrevivir.

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En efecto, se encontró una serie de variantes génicas en algunos genes del sistema inmune que se sabe que tienen que ver con la capacidad de respuesta a las infecciones. Uno de ellos, conocido como ERAP2, codifica para una aminopéptidasa que está involucrada en el procesamiento de antígenos para su presentación a los linfocitos y es posible que, la capacidad para presentar antígenos de la Yersinia cambie con los polimorfismos. Es interesante que, adicionalmente se ha mostrado que los polimorfismos en ERAP2 generan predisposición para desarrollar enfermedad de Crohn, que es una autoinmunidad que resulta en inflamación intestinal. Es decir, que la selección natural que protegió a parte de la población de Europa contra la peste no fue gratis, vino con un precio, porque ahora hay mayor predisposición para enfermedades autoinmunes.

En la pandemia de COVID fuimos testigos de que, inexplicablemente, algunos pacientes hacían una enfermedad grave y morían, mientras que otros, la hacían muy leve o inclusive asintomática. Aunque la pandemia no fue tan terrible como la muerte negra, es posible que haya generado también cierta selección. Si es el caso, ya lo sabremos en el futuro.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM