Acabo de llegar de que me aplicaran la tercera dosis de Astra-Zéneca. Había montones de personas en el estadio de la UNAM. Era la misma situación en que viví las dos ocasiones anteriores al recibir la vacuna contra el Covid-19. La organización resultó extraordinaria y, a pesar del gentío, el resultado ocurrió en poco tiempo. Todos los que lo atienden a uno poseen una labor específica : el que forma en filas a la gente, el que recibe los comprobantes de las otras dos vacunas, el o la que llena los datos, la que dirige a cada uno hacia su silla, la o el que vacuna. Los que observan a quienes puedan presentar una reacción negativa. Los que después conducen a los vacunados hacia la salida. El único problemita fue encontrar dónde había estacionado mi coche. Gracias al silbato de las llaves del auto lo llamé hasta que lo encontré. Me pregunté cómo contaremos con el paso de los años, la amenaza del SARS-Cov-2 en nuestras vidas. Qué hicimos durante el confinamiento casi total. Cómo muchos perdieron a seres queridos por la enfermedad inesperada, cómo crecieron grupos que negaban al virus y su malignidad o simplemente desconfiaban del “biológico”. Cada uno tendrá sus historias al respecto, como quienes vivieron de niños las calamidades del la poliomielitis hasta que se consiguió la vacuna.
Si, pertenezco a la tercera edad. Por eso me inocularon la tercera dosis. Encontrarse allí, en la tercera edad, ocurre de repente y se pasa a ese estadio de la existencia en que comienzan nuevos acertijos de la vida, nuevas incertidumbres. El meollo es avanzar hacia delante lo mejor posible, con proyectos y lo más saludables que se pueda. Pero de esto no trata este texto sino de un libro que aborda la sobrevivencia, de Ese instante preciso en que se puede cruzar hacia lo imprevisto . Así se titula el nuevo libro de Silvia Cherem: Ese instante (Random House Mondadori, 2021). Lleva cuatro ediciones en el año de su impresión. Silvia Cherem, periodista mexicana judía, que ha acercado al lector mexicano a grandes escritores israelíes de hoy (Israel a cuatro voces. Conversaciones con David Grossman, Amos Oz, A.B. Yehoshúa y Etgar Peret, 2013.) Ganó el Premio Nacional de Periodismo en 2005 y es autora de varios libros, donde la crónica y la entrevista le dan el paso una a la otra. En 2018 publicó una crónica novelada sobre Esperanza Iris titulada Esperanza Iris: Traición a cielo abierto. Su entrevista a Octavio Paz “Soy otro, soy muchos” forma parte del tomo 15 de las Obras Completas del gran hombre de letras que ganó el Premio Nobel, prodigioso poeta y ensayista. No lo olviden, hay que leerlo cada vez más.
La trayectoria de Cherem es larga y su producción importante. Ese instante registra seis relatos de experienciales reales sobre quienes han experimentado momentos definitorios en su existencia de vida o muerte.
La primera historia, “El tsunami de Karen y Jacobo” se refiere a una pareja a la que sorprendió el tsunami del 26 de diciembre de 2004 y que devastó el sureste asiático, especialmente Indonesia y Tailandia. Recuerdo a mi finado marido, Salvador de Lara, miembro del Servicio Exterior, haciendo averiguaciones sobre conocidos nuestros que viajaban por aquellos confines. Karen vivió para contarlo, después de haber sido arrastrada por la fuerza del mar. Es necesario leer la descripción de ella, que Silvia Cherem recoge punto por punto en su entrevista.
El segundo testimonio corresponde a Laura Iturbide, directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac, que se encontraba en Nueva York cuando el ataque brutal a las Torres Gemelas, aunque había estado a punto de cancelar. Ciertas vivencias, sin embargo, se deben probar. Y Laura asistió a una reunión necesaria y le tocó el horror en que cayeron las Torres Gemelas.
De adolescente creía yo que la seguridad se encontraba en el departamento donde viví con mis padres en la calle de Versalles, colonia Juárez. El atroz terremoto de 1985 tumbó el edificio. Mi papá ya había muerto y mi mamá habitaba otro departamento en Avenida Universidad. Mi marido y yo rentábamos un apartamiento en Pestalozzi, que por fortuna resistió a la embestida telúrica. Fue suerte, porque uno nunca sabe.
Vale muchísimo la pena leer Ese instante de Silvia Cherem para apreciar la vida, la buena fortuna y la vuelta de tuerca favorable del destino. Hoy no me quejaré de la Cuatroté, también suscrita a los vaivenes del cambio y lo insospechado. Hoy recomiendo Ese instante para que tengamos presente que la vida no es tan ancha ni tan ajena.
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