Opinión

Las falsedades de Sheinbaum en el debate (2):

Aunque usted afirme que durante el debate salió a defender a la 4T con “el corazón, el pensamiento y el alma”, tengo la impresión que en Palacio Nacional no se percibió igual.

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial

Cuartoscuro

No se preocupe mucho; de volada, el presidente mandó traer a los gobernadores morenistas para que en la mañanera de ayer apoyaran su política de salud. Como mago maravilla, sacó seis mil millones de su chistera para la rehabilitación de casi 12 mil unidades de salud en 27 estados. Se ve que estamos en campaña…

Yo la entiendo, doña Claudia; para qué desgastarse en defender en televisión nacional la fracasada política de salud de la actual administración. No hay por dónde.

Usted criticó la propuesta de Xóchitl Gálvez de sumar a la iniciativa privada mientras se reconstruye el sistema de salud. Refutó diciendo que la privatización ya se probó en todo el mundo y no funciona.

Permítame corregirla, con todo respeto, doctora Sheinbaum: en Dinamarca, las clínicas de primer contacto o familiares, las ponen los médicos. Ellos invierten en la instalación y pagan al personal necesario; los servicios brindados a la población, los reembolsa el gobierno. En Francia, lo público y lo privado se combina con buenos resultados. Los hospitales son públicos, pero los médicos familiares son privados y atienden por barrios; el gobierno cubre sus servicios y les da un incentivo adicional entre MENOS pacientes tienen. Es decir, reciben un bono por mantener sana a la población de la que son responsables. En ambos países, los pacientes compran los medicamentos y el gobierno reembolsa de volada al paciente.

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El problema, doña Claudia, no está en la participación privada, sino en el control de gestión, la transparencia y la rendición de cuentas; esto aplica para cualquier tarea de gobierno y a eso me referí ayer en este espacio. La honestidad y el orden, doctora, no tienen partido ni ideología.

Usted ofreció fortalecer el sistema de salud; muy bien.

Pero si hemos de creer a López Obrador, no será necesario, ya que en septiembre estaremos como en Dinamarca, según su muy postergada promesa. Claro, antes el presidente debe resolver unos cuantos detallitos.

Empecemos con que el gobierno debe a las empresas farmaceúticas la friolera de 10 mil 500 millones de pesos. La mitad de las facturas tiene tres años durmiendo el sueño de los justos, porque al desaparecer abruptamente el INSABI, éste se quedó con poco personal para procesarlas. La otra mitad, quién sabe. ¿O será que los dineros pararon en otro destino? Tampoco se preocupe; Hacienda prometió que, ahora sí, para fines de este mes se ponen a mano.

Otro asuntito pendiente es la vacunación infantil, cuya protección se redujo a la mitad en menores de un año. Expertos del CIEP nos brindan estos datos: En el último año de Peña Nieto, “el gobierno federal asquirió 45 millones de estas vacunas y pagó 4.9 mil millones de pesos. (En el primer año de AMLO) la compra bajó a 35 millones de dosis, pero gastó 24 por ciento más. (…) No se puede saber cuántas vacunas se adquirieron en 2021-2022,” porque la Secretaría de Salud y el INSABI se echaron la pelota sobre la información (Animal Político, 24/02/2024). Así de organizados y transparentes, doctora.

Un pendientito más: resolver de una vez y para largo la compra planificada y oportuna de medicamentos. Mire lo que publiqué hace unos meses: “13 mil 800 millones de pesos en compra de medicamentos se hizo por asignación directa en 2022 debido a la falta de tiempo (¡¡!!) y, para el primer trimestre de 2023, ha habido un subejercicio de 18 mil millones pesos en este rubro.” Por no dejar, correlacione estos datos con el aumento en el gasto de bolsillo de las familias para atender su salud; el INEGI lo tiene medido… O debiera.

El espacio se me acaba. Si al presidente se le pasa, por favor usted revise el incremento de la mortandad materno infantil y por cáncer, y luego cheque qué tanto ha disminuido el presupuesto para la atención a estos males. Vea el atorón burocrático y por falta de presupuesto que significa COFEPRIS para autorizar medicamentos innovadores. Indague qué hace el IMSS-Bienestar para va a recuperar a los 15 millones de mexicanos que el INSABI dejó desprotegidos. Y que le informen el tiempo de espera para una cirugía; seguro se mide en semanas en la mayor parte de los casos.

¡Ah!, ¡no se le olvide! Métase de lleno al FONSABI (antes Fondo de Gastos Catastróficos para salud), pues 75 por ciento de sus 177 mil millones de pesos fueron manejados en total opacidad y nadie sabe bien a bien a dónde fueron a parar.

Como ve, doña Adriana, nuestros servicios públicos de salud es la envidia de Dinamarca.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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