Opinión

Las ganas de avanzar

Las ganas de avanzar en la vida constituyen la herramienta fundamental para realizar las acciones necesarias para nuestra superación, ya que ayudan a que los seres humanos surjan de la obscuridad y sean capaces de vencer la inercia. Mediante ese impulso las personas apáticas llegan a un estado de actividad que es esencial para su desarrollo.

Sin ganas de prosperar el carácter humano no existiría, ya que eleva a los hombres del estado de salvajes, de pensamiento primitivo, no creativos, a esferas de conocimiento superiores. Las inquietudes encienden en las naciones aquella pasión que las lleva a hacer girar las ruedas de la evolución y de la historia. Ocasiona que los hombres conquisten sus propios cuerpos físicos a través del deporte y venzan sus debilidades, les enseña cómo aplacar su propia naturaleza animal. Y lo más importante, los hace tener sed de conocimiento, lo cual significa no descansar hasta obtenerlo, consiguiendo para la posteridad los grandes descubrimientos científicos, astronómicos, médicos, etc. Sin estas ambiciones el mundo ya se habría estancado, gracias a ellas, la humanidad siempre da pasos hacia adelante.

Sin sueños de grandeza no habría habido el establecimiento de civilizaciones, ni estadistas, ni políticos, ni grandes capitales, grandes abogados, investigadores y comerciantes. En la vida artística a su vez, todo mundo desea sobresalir en su profesión y realiza un gran esfuerzo por alcanzar el mayor avance posible. Todo esto hace que el ser humano vaya arribando a la cima de las grandes hazañas de habilidad y poder.

Es así que pueden reconocerse a los seres humanos que son dueños de sí mismos y que pueden dirigir todos sus asuntos en la vida diaria. Y esto es porque ellos se sienten como rocas, nada puede distraerlos de su objetivo, no se detienen en las pequeñeces, sólo las grandes metas les mueven, y normalmente su objetivo es espiritual, por ello, frecuentemente no les comprenden los demás.

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Son almas resueltas y firmes quiénes han aprendido a mantenerse erguidos ante todos los choques y golpes de la vida. Son los guerreros del amor que libran las batallas a favor del bien. Por ello son ambiciosos en el buen sentido, no en el de la mera codicia. Son ambiciosos, pero viven en el espíritu como si ya hubieran arribado a las esferas superiores.

De manera que las ganas de avanzar son los atributos o herramientas con las que contamos y es en el uso que se haga de todo ello donde puede advertirse el alma de las personas de bien o de mal.

Es en sus actos donde el individuo muestra su energía, amor y pasión por la vida. Y es también en ellos donde se revela la inercia, la indiferencia, la ignorancia, la insensibilidad, el estancamiento y la oscuridad.

Por lo tanto, debemos dirigir nuestros anhelos a la realización de grandes propósitos, que nos conduzcan a realizar acciones que nos ayuden a desarrollarnos como individuos y sociedades más plenas y felices. Muchas veces en nuestra vida las circunstancias son adversas, pero no está predeterminada la forma de enfrentarlas, eso es un privilegio de cada quien. De manera que podemos enfrentarlas con derrotismo y amargura o con entereza y esperanza. La opción es solo nuestra.

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