Opinión

Tener un propósito en la vida (PARTE 2)

Encontrar el sentido de la vida, es decir el motivo de nuestra existencia, nos fortalece para enfrentarnos a las neurosis cotidianas de todo tipo que se nos van presentando.

Por ello, debemos observarnos, descubrir nuestra valía y nuestro propósito vital. Una vez logrado esto, debemos armarnos de valor y hacer el esfuerzo por no perderlo de vista, por mucho que la exterioridad nos llame y nos distraiga.

Te preguntarás ¿pero ¿cómo descubro el sentido de mi existencia? No te preocupes, está dentro de ti y en algún momento se te revelará si pones atención a tu espíritu.

También ayuda hacerse uno mismo las grandes preguntas que se han planteado todos los seres humanos, ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos y hacia dónde vamos?

Evidentemente debe tomarse en cuenta, que el sentido de la vida es diferente para cada individuo y puede cambiar muchas veces a lo largo de los años, pero mientras permanezca el ser humano está destinado a realizar grandes proezas para lograr sus metas.

Quienes tienen un propósito en la vida también obtienen felicidad, pues el ir caminando hacia la realización de su propósito o meta es un recorrido dichoso. Llegar al final es lo de menos. Dichas personas no descansan nunca en su afán por lograr su propósito ya que éste es la fuerza motriz que se identifica con la vida misma. Muchas veces, la muerte misma los alcanza en el camino sin darse ellos siquiera cuenta.

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Una buena técnica para obtener nuestros logros es vivir el día a día pensando y realizando algo, aunque sean pequeños pasos, en favor de nuestras metas. Recordemos, Roma no se hizo en un día. Todo lleva su ritmo y su tiempo. Pero todo es acumulativo en la vida y nuestro esfuerzo de hoy habrá de contribuir a la realización final de nuestro objetivo. Por ello tenemos que realizar lo que nos corresponda el día de hoy, pero siendo indulgentes con nosotros mismos sin culparnos por no avanzar más de lo que aspirábamos, sabiendo que siempre habrá un mañana para continuar y que habremos de arribar a nuestra meta en tiempo y forma.

También es deseable vivir en un estado de conciencia o atención plena el mayor tiempo posible, es decir, darnos cuenta del momento que estamos transitando, no preocuparnos por como pasa el tiempo y gozarlo, saber que tenemos el control de la situación, que contamos con el conocimiento de lo que tenemos que hacer y hacerlo con alegría. Nosotros llevamos el timón del barco y conocemos la dirección que estamos tomando, porque contamos con una brújula interior que señala en nuestro universo vital todo lo que necesitamos.

Po ello, cuando la existencia nos presente problemas y parezca que todo son obstáculos, debemos luchar con ahínco y perseverancia, ya que muchas veces después de que pasa una situación difícil, resurgimos más fortalecidos interiormente, porque como se dice: lo que no nos mata nos hace mas fuertes.

La fortaleza interior adquirida nos ayuda a no derrumbarnos por los problemas sino a vencerlos, a pesar de los riesgos que conlleva toda lucha.

Comprendamos de una vez por todas que: la felicidad es una decisión personal que surge de la mente y del corazón.

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