Opinión

Hoy 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer

Masha Amini era una joven iraní, de origen kurdo, que por no usar correctamente su hiyab (velo que cubre la cabeza de las mujeres) fue arrestada y torturada por la policía moral de ese país. Amini, murió el 16 de septiembre de 2022, a causa de los tormentos a los que fue sometida. La policía moral (Gasht-e-Ershad) es una rama de las fuerzas oficiales que se dedica a vigilar la obediencia a la ley islámica, también llamada “sharía.”

Masha Amini

Masha Amini

Masha Amini, fue sepultada en el cementerio Aichi, en Saqqez, en la parte oeste de Irán, provincia del Kurdistán. El funeral de Amini, el 17 de septiembre de 2022, dio lugar a la primera gran protesta en Irán. Una espontánea explosión de furia. La multitud de dolientes caminaron cerca de seis kilómetros del cementerio al palacio municipal situado en la plaza Qods. La policía los estaba esperando. En cuanto la multitud creció, la gente empezó a cantar “mueran las fuerzas de seguridad”. Algunos funcionarios salieron de la municipalidad y trataron de persuadir a los manifestantes para que se dispersaran, pero nadie se movió.

Los manifestantes comenzaron a lanzar piedras y a gritar “muera Jamenei”. La policía abrió fuego con perdigones. La multitud se dispersó; hubo muchos heridos. Las pedradas y balaceras continuaron durante todo el día. La indignación se extendió a otras ciudades iraníes: la capital, Teherán, Ilam, Isfaham, Kermanshah, Mahabad, Sanadaj, Sari y Tabriz.

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El incremento de la brutalidad no disminuyó las protestas; por el contrario, lo que hizo fue aumentar la indignación y el número de gente que salió a protestar.

Los objetivos principales de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, fueron los hospitales y las clínicas donde eran atendidos los heridos: se los llevaron a la cárcel. También arrestaron a médicos y enfermeras.

Para entender lo que ahora está sucediendo en Irán, así como el régimen de sometimiento de las mujeres, debemos recordar que en 1979 fue derrocada la dinastía Pahlevi, cuyo último monarca (Shah) fue Mohammad Reza Pahlevi quien contaba con el apoyo del mundo occidental (recordemos que era la época de la Guerra Fría), especialmente, de Gran Bretaña y Estados Unidos.

Las protestas en contra del Shah Reza Pahlevi comenzaron a principios de 1978 en una alianza entre grupos de izquierda laicos y organizaciones de carácter religioso. Entre agosto y diciembre de 1978 las huelgas y protestas paralizaron al país. El Shah abandonó el país el 16 de enero de 1979 (por cierto, vino a México). Fue el último monarca persa. El líder de la oposición era el ayatola Ruhollah Jomeini quien regresó a Irán luego de que triunfara la Revolución Islámica. En un referéndum llevado a cabo el 1 de abril de 1979 fue nombrado “Guía de la Revolución”. En ese mismo referéndum se aprobó una Constitución republicana y teocrática. En los hechos lo que se estableció fue el “régimen de los ayatolas” quienes impusieron la ley islámica y con ello las consecuentes medidas en contra de las mujeres. Los ayatolas se declararon en contra el occidente. Ahora son fieles aliados de Putin particularmente por su anti occidentalismo.

En ningún país en el que predomine una democracia constitucional sería posible establecer una policía moral como la que asesinó a Masha Amini. La indignación que ha causado este crimen ha hecho que las mujeres iraníes desafíen abiertamente al régimen cuyo líder máximo es el ayatola Ali Jamenei (una especie de jefe de Estado) y cuyo gobierno es encabezado por Ebrahim Raisi. Las iraníes han salido a las calle y plazas sin portar la hiyab, e incluso se han cortado el pelo (otra de las prohibiciones incluida en la ley islámica).

Se calcula que en las protestas han muerto 516 personas, incluyendo 70 niños; 19,262 personas han sido arrestadas. Esto de acuerdo con los datos publicados por Human Righths’s News Agency (HRANA).

Hoy 8 de marzo, día internacional de la mujer, debemos decir que las mujeres iraníes se han convertido en el rostro de la lucha feminista mundial.

Así como ha habido una protesta nacional e internacional contra el régimen iraní (desde Sidney hasta Londres pasando por Roma, París, Berna, Bruselas, Melbourne, etcétera); así también se ha registrado la reacción de los fundamentalistas que apoya al régimen de los ayatolas. En las últimas semanas se han registrado al menos novecientos casos de estudiantes que han sido intoxicadas, en lo que se cree ha sido un intento deliberado por obligarlas a que dejen de estudiar.

Es lo que le sucedió a Malala Yousafzai quien sufrió un atentado el 9 de octubre de 2012, en la provincia de Khber Pakhtunkhwa, Pakistán, cuando tenía quince años. El régimen talibán prohibió la asistencia de las niñas a las escuelas. Malala no hizo caso y eso casi le cuesta la vida, pero sobrevivió al atentado y recibió el Premio Nobel de la Paz en 2014.

Ahora, los talibanes han prohibido en Afganistán que las niñas y jóvenes vayan a las escuelas y universidades. Es una aberración, un atentado contra los más elementales derechos humanos y sociales; pero así está el mundo.

El fundamentalismo y el fanatismo se están expandiendo. Y no sólo en los países islámicos.

Mail: jsantillan@coljal.edu.mx