Opinión
Gerardo de la Peña

La Inteligencia Artificial: aplicaciones para negocios

La primera vez que escuche el concepto “inteligencia artificial (IA)” fue aproximadamente hace 15 años, por un ingeniero que me explicó que los elevadores “modernos” cuentan con un robot que les permite optimizar el tiempo de carga y descarga de personas. Este robot actualiza diariamente dónde (en qué piso) se debe ubicar el elevador cada minuto, lo anterior le permitirá minimizar el tiempo de espera de todas las personas que lo utilizan.

A partir de aquel robot para elevadores, la inteligencia artificial ha evolucionado enormemente. Actualmente se encuentra en muchos lugares y nosotros como clientes, no necesariamente sabemos de su existencia. Ejemplo de lo anterior, son las recomendaciones de sitios de “streaming”, música y compras en línea; en donde con base en lo que hemos consumido anteriormente, estas plataformas nos “recomiendan” qué ver, qué escuchar o qué comprar “simplificando” nuestros procesos de toma de decisiones y de compras.

Hace algunos años, requeríamos valuar periódicamente un gran número de hipotecas. Para lograr lo anterior, utilizamos la inteligencia artificial. Utilizamos “robots” que leyeran todas las páginas públicas de todos los avisos de ocasión de todo el país; y con base en esta información construir algoritmos (cálculos matemáticos) que nos permitieran conocer la valuación de las hipotecas. Este proceso se puede realizar manualmente, muchos de nosotros lo hemos realizado, cuando queremos comprar algún departamento o alguna casa, la diferencia es que con el uso de la inteligencia artificial se realiza con un mayor alcance, en un menor tiempo y con un costo mucho menor.

Uno de los principales retos que enfrentan los médicos para aprovechar la IA es la alfabetización digital.

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UNAM

Recientemente, nos solicitaron realizar un análisis de las regulaciones de un sector específico en Estados Unidos, se requería analizar la regulación a nivel federal y para cada uno los cincuenta estados más la capital. Un adulto promedio puede leer textos a una velocidad de 250 a 300 palabras por minuto. Leer el último código federal de regulaciones de Estados Unidos podría demorar a una persona (trabajando tiempo completo en esto), más de 3 años, a esto hay que agregar la lectura de las 446.1 millones de palabras de todos los códigos estatales de regulación (haciendo cálculos rápidos y asumiendo que una persona trabaja ocho horas al día y 48 semanas en un año), nos hubiéramos demorado 12 años y 11 meses en leer los códigos estatales por completo. En resumen, a una persona le hubiera demorado leer la información a nivel federal y estatal 15 años y 11 meses.

Con el uso de la inteligencia artificial no únicamente pudimos leer la regulación, también logramos analizarla y contabilizar las restricciones específicas a nivel federal y de cada uno de los estados. A lo anterior, agregamos información demográfica y económica para realizar recomendaciones comerciales para cada uno de los estados de la Unión Americana.

Las aplicaciones de la Inteligencia Artificial en los negocios y en los gobiernos son infinitas. Se pueden utilizar para analizar precios, analizar grandes cantidades de información (leyes, regulaciones, periódicos), generar políticas públicas, mejorar el aprendizaje, generar vehículos autónomos, evitar fraudes, calcular riesgos, generar contenido, mejorar la salud pública, medir el sentimiento de las personas, mejorar la mercadotecnia, entre muchas otras.

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El pasado 30 de octubre, el presidente Biden firmó una orden ejecutiva que establece la regulación para la inteligencia artificial. La regulación establece principios de seguridad, privacidad, defensa de los derechos civiles, protección de los trabajadores y consumidores, buscando la innovación y la competencia de esta nueva tecnología. De la orden ejecutiva, dos temas llamaron más mi atención: 1) que el Gobierno de EUA buscará que los algoritmos de IA no aumenten la discriminación y otros abusos en justicia, salud y vivienda y 2) cómo el Gobierno de EUA, buscará a través del Departamento de Justicia, a las empresas que no estén cumpliendo con esta sección regulatoria para investigarlas y en su caso procesarlas.

El mundo sigue avanzando en la denominada “cuarta revolución industrial (CRI)”; México requiere una agenda de trabajo que le permita subirse, a la brevedad posible a la CRI, y obtener los beneficios de desarrollo económico que esta revolución conlleva.

Gerardo de la Peña

gdelapena@monarch-global.com

Senior Advisor en Monarch Global Strategies (MGS)