Opinión

Libertad de expresión… según Salinas Pliego

Ahora resulta que Ricardo Salinas Pliego es paladín de la libertad de expresión. Quizá quienes hoy lo consagran como defensor de los medios y los periodistas olvidan que ese empresario envió un comando armado para apoderarse de las instalaciones transmisoras del Canal 40, el 27 de diciembre de 2002. Tampoco recuerdan que, en Televisión Azteca, los noticieros están al servicio de los negocios, las fobias y los prejuicios de ese personaje, por encima del rigor y la calidad en la información.

Ni el presidente López Obrador, ni Salinas Pliego, están comprometidos con la verdad ni con la libertad de expresión. Ambos difunden mentiras. Ambos defienden sus intereses y no los de la sociedad, ni de las audiencias.

A López Obrador le irrita que los medios de comunicación describan la terrible tragedia en Acapulco y que hagan evidente la negligencia en la respuesta del gobierno. En ese asunto los reporteros de Televisión Azteca, igual que los de otras televisoras y medios, han mostrado la desprotección de los damnificados y sus legítimas quejas. Salinas Pliego, por su parte, aprovecha los exabruptos del presidente para mostrarse como abanderado de la libertad de prensa. Sólo con una intencional desmemoria, y abdicando del espíritu crítico, se le puede adjudicar tal carácter a ese negociante de la comunicación.

Ricardo Salinas Pliego/

Ricardo Salinas Pliego/

Archivo

Han transcurrido más de 20 años, pero quienes hoy celebran la respuesta de Salinas Pliego al presidente tienen edad para recordar la violencia que empleó en su diferendo con el Canal 40, del cual se apropió con la complacencia del gobierno de Vicente Fox. Las infracciones legales de Televisión Azteca han sido frecuentes. Recordemos unas cuantas. En 2009 violó las reglas de la televisión digital, cuando utilizó sin autorización un segmento de las frecuencias que tiene concesionadas para difundir señales de un servicio de paga que terminó por fracasar. En mayo de 2012 rechazó las indicaciones de la autoridad electoral para transmitir uno de los debates entre los candidatos presidenciales. En abril de 2020, Televisión Azteca incitó a la población a desatender las medidas que el gobierno había dispuesto para detener los contagios de Covid-19.

Salinas Pliego ha sido aliado de López Obrador. En 2006, en plena campaña electoral, le abrió en Canal 13 un programa diario, a las 6 de la mañana, llamado “La otra versión”. Por ese espacio, TV Azteca le cobró al PRD una cantidad 40 veces menor a la que indicaban sus tarifas comerciales (5 mil 590 pesos, en vez de 225 mil pesos por minuto). Decisiones discrecionales como esa condujeron a la reforma constitucional de 2007 que impidió la venta, en televisión y radio, de espacios para propaganda política.

López Obrador y Salinas Pliego han mantenido una relación de conveniencias y apoyos mutuos. En mayo de 2018, semanas antes de la elección presidencial, el entonces candidato de Morena dijo que el dueño de TV Azteca “tiene dinero, pero tiene dimensión social… Es de los empresarios que más leen, porque hay otros que de plano no leen ni el periódico”. Meses más tarde, a iniciativa de Salinas Pliego, fue creado un Consejo Asesor del gobierno integrado por empresarios.

A los negocios de Salinas Pliego no les ha ido mal con López Obrador. Durante un tiempo, Banco Azteca manejó el dinero de los apoyos sociales que entrega el gobierno. En los primeros 4 años del sexenio TV Azteca recibió 1072 millones de pesos de publicidad oficial, casi el 10% de todo el gasto federal en ese rubro (solamente a Televisa le asignaron más, 1178 mdp). Entre 2019 y 2022, las empresas del Grupo Salinas recibieron contratos del gobierno, muchos de ellos de adjudicación directa, por más de 3 mil 700 millones de pesos (según Sin embargo, 4 de marzo de 2023).

No obstante esos beneficios, la agresividad de Salinas Pliego con el gobierno y el partido de López Obrador ha sido creciente. Sus ofensas a la senadora Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, propiciaron una reciente amonestación del INE. Los desacuerdos de ese empresario con el gobierno se intensifican al mismo tiempo que avanza un antiguo litigio judicial con el que pretende eludir el pago de obligaciones fiscales por varios miles de millones de pesos.

“Por lo menos entre 2010 y 2012 Grupo Elektra [propiedad de Salinas Pliego] descontó de sus estados contables 14 mil 457 millones 857 mil pesos derivados de acciones de Mexicana de Aviación que había comprado por poco más de 600 millones de pesos. Y por si fuera poco, volvió a descontar este monto de sus resultados consolidados en el ejercicio fiscal de 2013”, explicaron en enero de 2022, en Proceso, los reporteros Homero Campa, Neldy San Martín y Mathieu Tourliere, en un reportaje del grupo 5o. Elemento Lab.

El diferendo por ese pago ha pasado de una instancia judicial a otra. En octubre de 2020 El Tribunal Federal de Justicia Administrativa decidió que Elektra estaba obligada al pago de más de 2 mil millones de pesos por aquella operación. El caso se encontraba en un Tribunal Colegiado en Materia Administrativa pero los abogados del Grupo Salinas solicitaron que fuera atraído por la Suprema Corte. El 27 de septiembre pasado el ministro Luis María Aguilar propuso que la Corte accediera a hacerse cargo del asunto; sus colegas en la Segunda Sala votaron en contra y el asunto fue devuelto al Tribunal Colegiado.

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El presidente ha dicho que la cobertura de Televisión Azteca a los reclamos de la gente en Acapulco se debe a que Salinas Pliego está disgustado porque tendrá que cumplir con el pago de impuestos pendiente desde hace una década. El empresario respondió que el López Obrador quiere desviar la atención del problema que hay en Guerrero.

El presidente incurre en un abuso de poder cuando exige que los medios oculten la catástrofe ocasionada por el huracán Otis en Acapulco y la ineficiacia en la respuesta de su gobierno. A Salinas Pliego la libertad de expresión le interesa para defender a sus negocios pero jamás, ni antes ni ahora, ha estado comprometido con la sociedad, ni con la democracia.