Opinión

Luces y sombras de Luis Echeverría

Al expresidente se le critica por haber iniciado la llamada guerra sucia con gran cantidad de personas torturadas y desaparecidas

opinión

Luis Echeverría Álvarez, quien fue Presidente de México de 1970 a 1976, falleció a los 100 años de edad

Luis Echeverría Álvarez, quien fue Presidente de México de 1970 a 1976, falleció a los 100 años de edad

Cuartoscuro

Si hubo un sexenio que hoy en día provoca sentimientos encontrados y una gran polémica por su desempeño, ese fue el que encabezó el expresidente Luis Echeverría Álvarez entre los años 1970 – 76. Sin duda fue un presidente que rompió paradigmas e instauró una nueva forma de gobernar con gran apertura a generaciones de jóvenes políticos y una incesante actividad dentro y fuera del país.

Podrán existir muchas opiniones que lo condenen como un populista obsesionado por el poder ejercido de forma autoritaria, pero es innegable que como todos los grandes personajes de la historia política de México y el mundo su actuación a lo largo del tiempo, presenta luces y sombras.

Entre algunas de sus luces más significativas resaltan a mi modo de ver acciones de reconocimiento incuestionable como la creación del INFONAVIT que ha dado facilidades a millones de trabajadores para tener una vivienda digna. Creó el IMCE – Instituto Mexicano de Comercio Exterior que hoy en día en una economía global, es un organismo que beneficia las relaciones comerciales de México y el mundo. También fundó la Secretaría de la Reforma Agraria y repartió miles de hectáreas de tierra a los campesinos, eliminando latifundios que estaban fuera de la ley. Creó la Universidad Autónomo Metropolitana, cuyo desarrollo le ha otorgado prestigio internacional; fortaleció y dio gran proyección al Festival Internacional Cervantino; llevó la imagen de México al mundo a través de múltiples giras internacionales, dentro de las que destaca el intercambio iniciado con China en tiempos de Mao Tse Tung y Chu En Lai, personajes históricos de enorme peso con quienes tuvo contacto personal; Fue el impulsor del más importante desarrollo turístico de México, Cancún, donde su amplia visión dio lugar al nacimiento de un destino turístico que es visitado por millones de turistas de casi todos los países del mundo; inició la creación de una red de carreteras y aeropuertos que hoy unen a todas las ciudades de la república; creó los puertos de Madero en Chiapas y Lázaro Cárdenas en Michoacán, por citar sólo algunos ejemplos destacados.

Por lo que respecta a las sombras, se le critica por haber iniciado la llamada guerra sucia con gran cantidad de personas torturadas y desaparecidas; los asesinatos de los guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vásquez; en su sexenio se inició una ola de secuestros y asaltos a bancos por grupos guerrilleros de izquierda que no ocurrían en sexenios anteriores; el error de su voto sionista en la ONU que disgustó a la comunidad judía de México y provocó grandes presiones económicas contra México; pésimo manejo de la economía al abandonar el esquema del desarrollo estabilizador con un desmedido gasto público, emisión de papel moneda sin valor, alta inflación e incremento de la deuda pública de 6 mil millones de dólares dejada por su antecesor Gustavo Díaz Ordaz a 20 mil millones de dólares al dejar la presidencia; para no afectar el empleo compró empresas quebradas que por su gran ineficiencia y corrupción agravaron la crisis financiera. El peso que desde 1954 estaba a 12,50 por dólar, al final de su sexenio llegó hasta los 20 pesos por dólar; en lo político uno de los acontecimientos que más afectaron su imagen fue la represión por los famosos halcones a la marcha de maestros del 10 junio en 1971 donde hubo muertos y heridos, también se le atribuye responsabilidad por la matanza del 2 de octubre. Sin embargo de esos lamentables acontecimientos asumió la total responsabilidad el presidente Díaz Ordáz en su último informe de gobierno. Pero a mi juicio el mayor error que ensombrece su figura fue la decisión sobre quien sería su sucesor. La historia registra el sexenio de José López Portillo como un período nefasto. Fue sin duda un presidente frívolo cuyo gobierno se caracterizó por una alta corrupción, nepotismo y falta de resultados positivos para el país.

La paradoja que se da con Echeverría es que a su llegada supo propiciar un ambiente de conciliación en el país integrando al gobierno a varios de los líderes de izquierda del movimiento del 68 y a muchos jóvenes más. Lo mismo ocurrió con los intelectuales; a los Pinos llegaban con frecuencia para reunirse con él, hombres de la talla de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Luis Buñuel, Carlos Monsiváis y otros famosos. En 1973 invitó al gran escritor Jorge Luis Borges a México para entregarle la medalla Alfonso Reyes a quien el maestro Borges estimaba mucho.

En cuanto a la relación con la prensa ocurría algo parecido. Los más reconocidos y prestigiados editorialistas simpatizaban con su régimen. Las Ocho columnas de la mayoría de los periódicos se dictaban desde Los Pinos y luego se pagaban sumas millonarias por esas publicaciones. A las giras internacionales por América, Europa y Asia invitaba a todos los comunicadores que cubrían sus actividades.

Fue notable su apoyo y solidaridad con el régimen socialista de Salvador Allende en Chile, así como el haber abierto las puertas a miles de refugiados que fueron expulsados de su país por el régimen golpista de Pinochet.

Esa época, en que el dedazo presidencial decidía arbitrariamente el destino de millones de mexicanos, esperamos esté superada, porqué de 1976 a la fecha hemos construido otro país con instituciones en favor de la sociedad, que ya no está dispuesta a tolerar el autoritarismo en el gobierno y reclama procesos democráticos, transparentes para la elección de los candidatos. Pero la tentación del autoritarismo y el desmedido apetito por el poder, así como su extensión a través de la imposición de un candidato que cuide las espaldas del que se va está latente siempre, pero en el México de hoy esa práctica antidemocrática debe sepultarse para siempre. Esperemos que la vigorosa sociedad civil de México evite un retroceso de ese tamaño.

A pesar de todo lo escrito, espero que el expresidente Luis Echeverría descanse en paz.