Opinión

¿Nostalgia por el pasado remoto y el pasado reciente?

Sin proponérselo pero de forma coincidente, aparecieron por estos días dos publicaciones que se abocan a analizar la presente coyuntura política, económica y social internacional, aunque desde ópticas antagónicas. Con diferentes grados de nostalgia por el pasado, se refieren a procesos y marcos teóricos que de alguna manera la sociedad internacional ha decidido dejar atrás en años recientes, en un caso, y de recuperar el análisis y el entendimiento que en el pasado remoto gozó de amplio prestigio pero que más adelante cayó en el desuso y el desprestigio, en el segundo caso.

En el primer caso, Eswar Prasad, profesor de política comercial de la Universidad de Cornell y miembro de Brooking Institutions, publicó en la revista Foreing Policy, un ensayo en el que desde el título adelanta una hipótesis de añoranza, al proponer que el mundo se arrepentirá del retiro de la globalización (“The World will regret its retreat from Globalization”, Foreing Affairs, 24marzo2023, www.foreingpolicy.com).

Dicho autor sugiere que la globalización tenía previsto acercar a los países, relacionando a las economías desarrolladas y en desarrollo en una red de beneficios económicos mutuos y de vínculos financieros. Sin embargo, actualmente los flujos de comercio e inversión han disminuido fuertemente, y dice que la peor parte se la llevarán los países más pobres. Con cierta complacencia, el profesor Prasad indica que no todo salió conforme a lo planeado. Anota que en realidad la globalización no está muerta pero que ha tomado un camino diferente hacia la fragmentación a lo largo de líneas geopolíticas, lo cual tendrá importantes consecuencias para todos los países.

En el segundo caso, el profesor iraní Sahand Sattari, presentó la traducción al farsi del libro “Marx en la era del capitalismo digital”, compilado y publicado en 2015 por los investigadores Christian Fucs, profesor de la Universidad de Westminster, y Vicent Mosco, profesor emérito de las universidades de Queens y de Fundan en Shanghai, quienes reunieron a un amplio grupo de investigadores que participaron en dicha publicación. El profesor Sattari ha hecho énfasis en que más de 130 años después de la muerte de Karl Marx y de 150 años tras la publicación de su obra magna “El capital: crítica de la política económica”, el capitalismo sigue siendo presa de crisis periódicas y que las más recientes han dado nuevo vigor al interés por el trabajo de Marx. Por ello incluso, la razón de llevarlo a más lectores a través de su traducción a otros idiomas relativamente menos extendidos. (Tehran Times, 16abril2023, www.tehrantimes.com). En ese libro, los profesores Fucs y Mosco sostienen que los formuladores de políticas, que se esfuerzan en entender las olas periódicas de pánico financiero, las protestas y otras anomalías afectando al mundo, harían bien en estudiar a Marx dado que en las crisis de la economía global, ha quedado de manifiesto que persisten los conflictos de clase y la disparidad.

Señalan que tras las reiteradas crisis del capitalismo global, un mundo diferente es necesario, aunque es poco claro si puede ser creado y que solamente será determinado por el resultado de las luchas que tienen lugar en el sistema internacional. Para ello, por ejemplo, se hace necesario el estudio crítico del capitalismo, la comunicación digital a través de categorías como la clase, la explotación y los movimientos de emancipación.

De regreso al ensayo de Prasad, se apunta que en una etapa más reciente de la globalización las tensiones se hicieron presentes y se evidenció que los beneficios no fueron equitativamente compartidos dentro y entre los países. El ensanchamiento de la desigualdad económica, a menudo atribuida al libre comercio, enturbió numerosas economías avanzadas y tuvo consecuencias políticas de largo plazo, ya que mientras se beneficiaban del acceso a mercados extranjeros, numerosas economías emergentes fueron devastadas por la volatilidad de los capitales y las intermitencias de los inversores.

No obstante, había un consenso amplio de que los intereses económicos compartidos al final triunfarían e incluso ayudarían a superar las fricciones políticas. Durante la era de la globalización, el comercio y las finanzas alrededor del mundo fluyeron bajo consideraciones económicas. Pero luego el mundo cambió, las crisis de 2008-2009 y la pandemia de Covid19 afectaron de diferentes formas y momentos a la economía mundial, a las cadenas mundiales de suministro, produciendo recesiones y problemas económicos con las afectaciones consecuentes en distintos grados a los miembros del sistema internacional. La geopolítica tomó su turno para mal, con las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China y la invasión rusa de Ucrania.

Por su lado, Fucs y Mosco retoman la obra de Thomas Piketty (El Capital en el siglo XXI) para subrayar que de manera empírica ese autor demostró que la historia del capitalismo es una historia de desigualdad y de concentración del capital. Anotan que en la era digital, la acumulación de capital dentro de la esfera de los medios y la comunicación tiene lugar en la esfera de los contenidos mediáticos y en la esfera de la infraestructura mediática. Ambos son factores que influencian la globalización de la industria de la cultura. En años recientes varias de las fuerzas que Marx dijo que llevarían al capitalismo a su final: la concentración y la globalización de la riqueza, la persistencia del desempleo, la precariedad salarial, etc., se han hecho evidentes y representan complejas problemáticas contemporáneas.

El debate y la exposición de las ideas es extenso y su cotejo ameritaría un amplio ensayo. Independientemente de cuál de estas corrientes de opinión y pensamiento pudiera concitar mayor o menor consenso, queda claro que ambas apuntan a la crisis del capitalismo global. Si bien sugieren formas de solución diferentes y hasta encontradas, lo cierto es que el sistema internacional transita hacia un rediseño de las tendencias económicas que han primado durante las últimas décadas.