Opinión

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR PRESENTE

Conabio

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Hola presidente, inicio la presente carta que respetuosamente le dirijo, con un viejo chiste que igual y recuerda porque fue muy popular en su tiempo: resulta que tres científicos de diferentes nacionalidades que habían ido de viaje por la amplísima zona de El Amazonas, fueron capturados por una tribu de caníbales. Ya hechos prisioneros y a punto de ser desollados para fabricar con sus pieles una canoa, el jefe del clan les concedió exponer un último deseo. Llegó así el turno del alemán, que pidió la oportunidad de escribir una carta de despedida a su familia, solicitud que de inmediato le fue concedida y adiós vida. Siguió el turno del estadounidense, el cual demandó poder escribir su testamento para donar su fortuna a la ciencia, petición que procedió y tras la cual, ¡zaz!, al despelleje. Al último llegó el turno del mexicano, que había dado perfecta cuenta de lo que le esperaba y por lo que solamente atinó a pedir un picahielos. Atónitos, los aborígenes se preguntaron cuál sería la razón de tan extraño deseo pero se lo concedieron. Una vez con el arma punzocortante en la mano derecha, el nacional procedió a picotearse una y otra vez toda la piel, gritando a la vez tengan su pinche canoa. Fin del cuento.

Y es que lo anterior es justo lo que usted está haciéndose y haciéndonos a todos los compatriotas al desbarrancar a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CoNaBio), peor todavía, por cuanto nuestro México ocupa el 4o/5o lugar mundial en la materia, peeeero, el resentimiento le ganó. Menos todavía comprendo y se comprende, que una decisión así de fuerte se tome partiendo de un vil y unilateral decretazo que dejará a tan reconocida Institución apenas a nivel de una simple Dirección General que, como así, dependería para sus acciones del capricho y presupuesto de quien ocupe la titularidad de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SeMARNat); lo anterior sin omitir el daño preconcebido al despojo de su real autonomía de gestión y de un presupuesto propio que sumado al del fideicomiso construido a base de esfuerzo, le permitía mostrar un discreto pero enorme resultado de trabajo a todas luces meritorio, eficiente y bajo conocimiento científico sólido, sin intervenciones de ningún otro tipo; información a la que le aparte todo mundo… sí, el Planeta por entero… tenemos o… ¿teníamos?... acceso libre y participativo, convirtiéndose por ello en un ejemplo mundial, tan así, que el mismísimo presidente Barack Obama estuvo interesado en replicar esa joya en su nación. Así de grande la CoNaBio que, alcanzando ya poco más de tres décadas de eficiencia y con-fian-za, lo más difícil de construir, usted pretende destruir para siempre, empezando por degradarla sin dejar siquiera oportunidad para que, en tal caso, tan absurda determinación la pudiera decidir quien ya muy prontito lo ha de suceder en el trono. Doblemente incomprensible me parece que ya en los estertores de su gobierno quiera seguir dejando huella futura de su odio hacia el tema medioambiental, programando para este tamaño de cambio una ligera reforma al Reglamento Interior de la SeMARNat, donde puso usted como tercera titular a una fiel, fidelísima persona-fantasma que no le ha levantado ni le levantará la ceja por ningún motivo y menos por éste, que tiene terrible tufo a rencor recalcitrante contra el Dr. José Sarukhán, a quien es un hecho que con deshacerle su esforzada creación no le pasará nada, y sí en cambio al conocimiento popular y al básico cuidado sobre la biodiversidad de México por la cual contamos con oxígeno y agua. Para colmo, una sentencia como tal le está dando en la torre al actual e indispensable concepto One Health. ¡Ojo con ello!

Sin más por el momento, me despido quedando a la orden para cualquier comentario o aclaración.

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