Opinión

La reina Isabel II

Sobre el fallecimiento de la reina Isabel II se han vertido ríos de tinta; sin embargo, los analistas mexicanos han pasado por alto cosas importantes. Es cierto que se trata del reinado más longevo de la historia, vale decir, setenta años (Luis XIV—1638-1715—heredó el trono francés cuando tenía cuatro años, por tanto, lo suplió su madre Ana de Austria quien depositó la regencia en el Cardenal Mazarino; de otra manera, este rey, sumaría 72 años ejerciendo el poder).

A Isabel Windsor le tocó vivir—como princesa de Gales y, por tanto heredera al trono—la Segunda Guerra Mundial, trabajando en el Servicio Territorial Auxiliar, la rama femenina, en esa época, del Ejército Británico; la Guerra Fría; la caída del comunismo (1989) y de la Unión Soviética (1991); la aparición del terrorismo global (La caída de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001); el Brexit (23 de junio de 2016); la pandemia del Covid-19, y la invasión rusa a Ucrania (24 de febrero de 2022).

Isabel II conoció a seis papas, catorce presidentes de Estados Unidos, y trabajó con quince primeros ministros del Reino Unido comenzando con Winston Churchill y terminando con el nombramiento de Liz Truss.

Ella, además de ser reina de la Gran Bretaña, era reina de quince países y Jefa de Estado de la Mancomunidad de Naciones que ahora cuenta con 54 estados soberanos. Precisamente, ese fue uno de sus mayores retos, vale decir, que el Reino Unido pasara de ser un imperio a convertirse en una Mancomunidad de Naciones.

Hoy, a lo que asistimos es a la estabilidad y la continuidad de un sistema de gobierno que ha durado siglos. Eso es en lo que los especialistas en relaciones internacionales no han puesto atención. La Monarquía Parlamentaria inglesa tiene siglos de existencia: comenzó con la Revolución Gloriosa (“Glorious Revolution”), 1688-1689. Se trata de los eventos que llevaron al derrocamiento de Jaime II, vinculado fuertemente a la Iglesia Católica, y al ascenso de Guillermo de Orange.

La huida de Jaime II, se tomó como una abdicación, por lo que la Convención le pidió a Guillermo de Orange y a su esposa Mary, que aceptaran el trono, con la condición que firmaran una Declaración de Derechos (“Declaration of Rights”). Tales condiciones fueron aceptadas. Así la Convención se convirtió en Parlamento y la “Declaration” en “Bill of Rights.” Ese documento abolió el derecho de la Corona de vetar leyes y declaró ilegal la presencia del Ejército en las calles en tiempos de paz.

La Revolución Gloriosa declaró al Parlamento como el poder gobernante y, por tanto, poseedor de la facultad de nombrar al Primer Ministro.

Para mantenerse con vida, la Gran Bretaña entró en diversas guerras imperiales. Aquí destaco dos que me parecen fundamentales.

1.- La Armada Invencible creada por Felipe II, había triunfado en la Batalla de Lepanto. Eso consolidó el poder español en Europa. Luego de lo cual, la intención de Felipe II era destronar a Isabel I (1533-1603), e invadir Inglaterra. El ataque tuvo lugar en el contexto de la guerra anglo-española, 1585-1604. En 1588 la Armada Invencible fue destrozada por la Marina Real inglesa.

2.- Napoleón deseaba invadir Inglaterra. Con el fin de contener a Napoleón y sus, ya en marcha, pretensiones imperiales, se formó una coalición integrada por el Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia. Sobrevino la Batalla de Trafalgar frente a las costas de Cádiz. Al mando de la marina francesa estaba Pierre Villeneuve; quien capitaneaba las fuerzas británicas era el vicealmirante Horatio Nelson. Esto sucedió el 21 de octubre de 1805; triunfó la coalición encabezada por Nelson. La céntrica plaza londinense “Trafalgar Square” conmemora dicha victoria.

Como se sabe, la era napoleónica terminó en la Batalla de Waterloo, registrada en 1815. También se formó una coalición para derrotar al Gran Corso: Gran Bretaña, Alemania y los Países Bajos. La estrategia de Napoleón era atacar a cada una de estas fuerzas por separado, antes de que llegaran los rusos y austriacos. Quien estaba al mando de las fuerzas británicas era Arthur Wellesley, 1er Duque de Wellington (1769-1852). El desenlace de esa batalla todos los sabemos: Napoleón fue derrotado y confinado a la isla de Santa Elena donde murió el 5 de mayo de 1821.

El Reino Unido tuvo su época de esplendor durante el siglo XIX, la época victoriana. Para explicar este período debemos decir que “estabilidad no quiere decir inamovilidad.” Durante ese período la Gran Bretaña, además de expandirse como potencia imperial, tuvo un auge económico impresionante con la continuación de la Revolución Industrial y, con ello, el crecimiento de la clase obrera que exigía derechos políticos y sociales. En efecto, de 1838 a 1848, estalló el movimiento de los “cartistas” que exigían, principalmente, el derecho al voto secreto para los hombres mayores de 21 años.

No podemos olvidar, en este contexto de luchas sociales, a las “sufragistas.” Esto es, un movimiento de mujeres inglesas, encabezado por Emmeline Pankhurst, que tuvo lugar antes de la Primera Guerra Mundial (1914-1919). Y consiguieron su propósito: casi al finalizar “La Gran Guerra”, en 1918, el Parlamento inglés concedió el sufragio a las mujeres mayores de 30 años.

Isabel II testificar la instrumentación de tres modelos de desarrollo económico diferentes: el Estado de Bienestar (Welfare State) ideado por John Maynard Keynes; el neoliberalismo acuñado por Milton Friedman, y la tercera vía diseñada por Anthony Giddens.

La reina Isabel II, quien falleció en su castillo de Balmoral, el jueves 8 de septiembre de 2022, es un caso raro en el que se reúnen los tres tipos puros de legitimidad de acuerdo con Max Weber: la tradición, el carisma y la institucionalidad.

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EFE
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