Opinión

Woldenberg y la democracia

“LA PREOCUPACIÓN POR EL RUMBO DEL PAÍS ES EXPANSIVA. Cada vez más personas se dan cuenta que el gobierno mexicano desea reconstruir un régimen autoritario sin que, por otra parte, se vean siquiera algunos signos alentadores en materia de revertir la pobreza, y no se diga nuestra ancestral desigualdad social.” Así comienza José Woldenberg, su libro “La democracia en tinieblas” (México, cal y arena, p. 13) Hay una “regresión política” en acto: “Los signos que emergen de la presidencia son inequívocos…las cosas han llegado a un punto de auténtica alarma.” (Idem). Nuestro germinal proceso de democratización está siendo revertido por un proceso de centralización autocrática.

José Woldenberg

José Woldenberg

Cuartoscuro

En los libros y artículos periodísticos de Wodenberg se aprecia una creciente inquietud por esta degeneración. En referencia a su texto “En defensa de la democracia” (2019) Pepe escribe: “Era fruto de la preocupación por el rumbo que tomaba, sobre todo en materia política, el actual gobierno. El lento, complicado y difícil proceso democratizador del país no era reconocido ni valorado por la presente administración, y empezaban a aparecer desplantes que no anunciaban nada bueno.” (“Contra el autoritarismo”, México, cal y arena, 2021, p. 11)

Lo paradójico es que esa transición a la democracia fue la que permitió a la actual coalición gobernante llegar al poder; pero ahora Andrés Manuel López Obrador y su grupo están destripando a la democracia por dentro.

Woldenberg describe los logros de ese proceso de transformación democrática: “En el pasado inmediato México constituyó una germinal democracia, un régimen capaz de cobijar la competencia y convivencia de su diversidad política…ahí están las expresiones de esa novedad que debería ser reconocida y apuntalada: elecciones competidas, pluripartidismo, espacios estatales colonizados por la pluralidad política, presidencia acotada por otros poderes constitucionales, Congreso como asiento de la diversidad, Suprema Corte desahogando acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales, ampliación y ejercicio de las libertades, emergencia de una sociedad civil desigual y contradictoria con agenda y propuestas propias, órganos autónomos de Estado que realizan tareas estratégicas, y súmele usted.” (Contra el autoritarismo, cit, p. 18)

Ahora tenemos un régimen que inhibe la competencia y quiere imponer la hegemonía del partido oficial, Morena; pretende avasallar a los demás partidos políticos. En consecuencia, la pluralidad política con sus naturales desacuerdos y controversias ideológicas son mal vistos: se desean que prevalezca el pensamiento único que brota de los labios del “Gran Timonel”. Él encarna, al pueblo e incluso a la nación; el no-pueblo y los traidores a la patria son quienes no están de acuerdo con sus dictados. A los disidentes y críticos los descalifica como “conservadores, neoliberales y quién sabe cuántos epítetos más. Los diques que se habían construido para contener el abuso de poder están siendo demolidos; es decir, la división de poderes está cediendo en favor de la concentración del poder en el mandamás. La sociedad civil, ha sufrido duros embates como la desaparición de Indesol, instancia gubernamental que subsidiaba las actividades de muchas de esas asociaciones. Los órganos constitucionales autónomos, como el INE y el IFAI, son blanco de ataques. López Obrador, como lo han hecho muchos de los dictadores populistas, quiere controlar los procesos electorales y no tener que rendir cuentas a nadie. En fin, ex evidente la polarización política y social con base en la proliferación del odio y la intolerancia.

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Otra característica del actual gobierno es la falta de respeto por el Estado de derecho. Como afirmaba Norberto Bobbio: “La democracia es el gobierno de las leyes por excelencia.” Dicho de otra forma: en la democracia el poder se somete a la ley (Constitucionalismo); en contraste, en la autocracia, el poder está por encima de la ley. Es evidente que hoy en México prevalece esto último (tiranía).

Woldenberg da en el clavo cuando descubre la clave que explica la disputa político ideológica en México: “creo que hoy entre nosotros la contradicción fundamental no parece ser entre izquierda y derecha, conservadores vs liberales, sino entre algo más básico y elemental, algo que jamás imaginé que estuviera en el centro de las preocupaciones políticas, algo que incluso es un prerrequisito para que las otras tensiones enunciadas tengan cabal sentido: la contradicción entre ilustración y oscurantismo.” (“Contra el autoritarismo”, cit., p. 45) En efecto, las mañaneras se han convertido en el púlpito desde el cual el predicador lanza sus moralinas y anatemas, como el monje Girolamo Savonarola (1452-1498) precursor de los demagogos populistas.

Contradiciendo a Benito Juárez, quien instauró en México el Estado laico mediante la separación entre el poder civil y el poder eclesiástico, López han hecho una mezcolanza entre el discurso político y la prédica religiosa. Una de las muestras más evidentes de su fanatismo clerical fue cuando en plena pandemia, al preguntarle si estaba protegido contra el Covid-19, dijo que sí, y sacó una estampita del ¡Detente! “El corazón de Jesús está presente”.

Otro punto que no podemos pasar por alto, es que en varias ocasiones ha dicho, entre ellas en el 4° Informe de Gobierno, que el Estado debe procurar la felicidad del alma. Eso es totalmente contrario al espíritu liberal que inspira al constitucionalismo moderno. El constitucionalismo liberal-democrático respeta el espacio individual para que cada quien busque la felicidad de la manera en que crea más conveniente. El Estado paternalista que busca la felicidad de sus súbditos se llama “Estado eudemonológico.”

Lo conducente es reivindicar la ilustración que es la filosofía que enarbola el laicismo, la razón, la duda sistemática, la tolerancia, la libre discusión de las ideas, la divulgación de la ciencia y las humanidades, así como la educación cívica.

El populismo se basa en la ignorancia, el fanatismo y la ira.

Mail: jsantillan@coljal.edu.mx