Opinión

La reinvención de Sor Juana, 30 años de seña y verbo

Al cumplirse tres décadas desde su creación, Seña y Verbo -la compañía de teatro en lengua de señas que fundó Alberto Lomnitz en 1992- se ha consolidado plenamente como la más importante de su tipo en México y como un referente cuando pensamos en prácticas culturales que a partir de la innovación y la inclusión logran hacer del arte y la discapacidad un binomio creativo y, sobre todo, profesional.

Mucho antes de que se reconociera a la Lengua de Señas Mexicana (LSM) como uno de los idiomas oficiales de nuestro país -lo cual a partir de 2005 quedó asentado en el artículo octavo de la Constitución- Alberto Lomnitz comprendió que era posible hacer teatro profesional para todo el público, a partir de puestas en escena bilingües con la participación de actores sordos, quienes se expresan en lengua de señas e interactúan de diversas maneras con la lengua hablada, para lo cual se valen de los más variados e ingeniosos recursos escénicos.

Solemos olvidar que en el planeta hay no menos de 70 millones de sordos y 300 versiones distintas de la lengua de señas. El pleno reconocimiento de esta expresión de la comunicación humana es tan reciente como el hecho mismo de que a través de la lengua de señas se exprese la diversidad artística y creativa de la humanidad.

A lo largo de todos estos años en Seña y Verbo se han formado profesionalmente varias generaciones de actores -sordos y oyentes- que se expresan en lengua de señas, pero también ha formado a gestores culturales y promotores, lo que le ha permitido producir una veintena de obras originales para niños y también para adultos, miles de presentaciones y temporadas en todo el país, y un gran número de giras internacionales.

En 2016 tuve el privilegio de colaborar con Seña y Verbo, para lo cual coproducimos con apoyo del British Council la adaptación a la lengua de señas de Romeo y Julieta. Pude constatar entonces la enorme destreza y el profesionalismo que se requiere para adaptar a lengua de señas la obra clásica de Shakespeare, conservando al menos parte del lenguaje lírico y metafórico de la obra.

Pero si traducir a Shakespeare a lengua de señas puede resultar de enorme complejidad, la empresa de crear un espectáculo escénico transmedial que adapta a la lengua de señas el poema más largo, complejo, denso y hermético de Sor Juana Inés de la Cruz, es una verdadera hazaña cultural.

“Yo despierta” es el nombre de esta nueva producción de Seña y Verbo que a partir de una lectura multidisciplinaria del poema “Primero sueño” de sor Juana, crea un espectáculo fascinante en el que confluyen seis lenguajes humanos, una suerte de babel escénica: el de la lengua de señas, el del español, el lenguaje del movimiento que es la danza, el lenguaje del sonido que es la música, el lenguaje de la mirada que es el video arte y la animación digital, y el lenguaje del espacio que es el teatro.

La dramaturgia es de la escritora Ingrid Solana, quien tuvo a su vez que adaptar y traducir la complejidad del texto de sor Juana en una serie de fragmentos que explican con otras palabras ese viaje poético y filosófico a través del sueño que se expresa, con un lenguaje barroco, erudito y casi impenetrable en el poema de Sor Juana.

Dos actrices, Socorro Casilla y Haydé Boetto, interpretan la versión de Ingrid Solana a la lengua de señas y al español, respectivamente. Los distintos itinerarios de ese viaje místico a través del sueño que es el poema de Sor Juan, son a su vez traducidos al lenguaje coreográfico de la danza a cargo de la compañía El circo ContemporaNEO

Ese mismo itinerario es traducido al lenguaje visual de la animación que se proyecta como telón de fondo de la obra, a cargo de siete jóvenes artistas coordinados por Alejandra Lomnitz, mientras que la música original y el diseño sonoro de la obra la hizo Ricardo Lomnitz, ambos hijos del fundador de la Compañía. 30 años después, Seña y Verbo es también, entre muchas otras cosas, un espacio familiar y un laboratorio de innovación teatral e intergeneracional.

En Las trampas de la fe, el voluminoso y erudito estudio de Octavio Paz sobre sor Juana, un capítulo entero se dedica a explicar y analizar el poema Primero Sueño. “El espacio que nos revela sor Juana en el poema -escribe Paz- no es un objeto de contemplación sino de conocimiento; no es una superficie que recorren los cuerpos sino una abstracción que pensamos, no es el más allá celeste o infernal sino una realidad rebelde al concepto. El alma (de sor Juana) esta sola no frente a Dios sino ante un espacio sin nombre y sin límite”.

Ese espacio “sin nombre y sin límite”, esa abstracción traducida al lenguaje escénico se materializa y cobra vida en esta producción.

YO DESPIERTA

YO DESPIERTA

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