Opinión

Sociedad del aprendizaje

El libro La creación de una sociedad del aprendizaje (Crítica, 2015) de Joseph Stiglitz y Bruce Greenwald ofrece una visión de la economía que se aleja del mercantilismo clásico, reivindica el papel del Estado y postula que la ventaja comparativa más importante entre las naciones es el aprendizaje.

El libro La creación de una sociedad del aprendizaje (Crítica, 2015) de Joseph Stiglitz y Bruce Greenwald.

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El desarrollo de las sociedades puede rastrearse a través del progreso del aprendizaje. La producción, la transmisión y aplicación de conocimientos adquiere desde esa perspectiva el papel determinante del desarrollo.

El aprendizaje es el detonador de la productividad, bajo el supuesto de la existencia de un mundo globalizado. El ritmo del aprendizaje se convierte así en el factor más importante para los aumentos en los niveles de vida de las sociedades.

Todo esto, dicen los autores, pone de manifiesto que uno de los objetivos de la política económica debería consistir en crear políticas y estructuras económicas que mejoren tanto el aprendizaje como los efectos del mismo. 

Esto es más efectivo para aumentar los niveles de vida de la población --mucho más efectivo que hacer pequeñas mejoras particulares en la eficiencia económica o sacrificar el consumo hoy para que haya una intensificación de capital.

En esta concepción, las políticas públicas son fundamentales e inevitables. Un gobierno responsable tiene la obligación de crear “una sociedad del aprendizaje”. Debemos comprender, dice, que los mercados por sí solos no funcionan. Las políticas clásicas (neoliberales), aunque bienintencionadas, llevan de hecho a una reducción del progreso de las sociedades y a una caída del bienestar social.

Hay que reevaluar las políticas públicas, sobre todo en los países en desarrollo y en los mercados emergentes. Lo que separa a los países desarrollados de lo no desarrollados no es una brecha en recursos sino una brecha en cuanto al conocimiento.

Para lograr aumentos en los niveles de vida de la población, hay que elevar la productividad. La productividad es resultado del aprendizaje. Hay, por lo tanto, que impulsar una economía del aprendizaje más dinámica, esto es, incrementar la capacidad y los incentivos para aprender y para aprender a aprender.

La innovación, es decir el cambio en los procesos de producción, es el motor principal de la producción, pero ésta sólo es factible en determinados ambientes, ambientes propicios, que pueden crearse mediante la acción combinada del Estado y empresa privada.

En la base de la “sociedad del aprendizaje” están la investigación científica que se genera principalmente en las universidades y, secundariamente, en grandes empresas. Junto a la investigación están los sistemas educativos que, en su mayoría, son gestionados por el Estado.

En 1962, Ken Arrow –uno de los padres de la teoría del free choice—escribió sobre el papel de la investigación y el desarrollo en la economía e introdujo la idea de que el método “aprender haciendo” que no lo restringía a la escuela, sino que lo extendía a la producción de bienes. Hoy los recursos tecnológicos aplicados al aprendizaje han potenciado la fuerza de ese método.