
El color, los sabores, las texturas y las tradiciones siempre se hacen presentes cada año en la emblemática celebración de Día de Muertos. Las ofrendas hacia las personas que ya no están con nosotros se visten de coloridos manteles y papel picado junto a la deliciosa comida que les gustaban a nuestros difuntos. Pero existe un elemento que jamás podrá faltar en las ofrendas junto a las veladoras, los retratos, las flores, etc. Nos referimos al tradicional pan de muerto que, como cada año, llena nuestros corazones de sabor.
A pesar de que se ha convertido en una tendencia año tras año, con múltiples versiones y sabores, no todos los fanáticos de este pan sabe el origen del denominado “Pan de muerto” y más aún ¿qué simboliza en la ofrenda?

El origen del pan de muerto: de lo prehispánico a lo colonial
Aun cuando la modernidad parece acelerar todo, el pan de muerto se ha mantenido como un elemento obligatorio y casi ceremonial. Tan es así que, si rascamos en la historia, descubriremos que las raíces del pan de muerto se encuentran tanto en las civilizaciones mesoamericanas como en la tradición panadera europea.
De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), algunas formas de pan de ofrenda derivan del papalotlaxcalli, un pan de amaranto en forma de mariposa que se ofrecía a las almas de los muertos o a deidades vinculadas con la muerte.
Más tarde, con la llegada de los españoles, en el siglo XVI se introdujo el trigo, la mantequilla, el azúcar y la técnica panadería europea, que se fusionaron con los rituales indígenas. Un ejemplo de esto último fue la sustitución de sacrificios humanos por panes de trigo decorados o lo que hoy conocemos como pan de muerto.

¿Qué simboliza el pan de muerto?
Actualmente, las panaderías han lanzado múltiples versiones del pan de muerto con diseños innovadores y muy bonitos. Sin embargo, detrás de sus formas existe una historia en cada elemento. Su forma redonda representa el ciclo de la vida, la muerte y la renovación; Las “tiras” o “huesitos” de masa situadas sobre la pieza simbolizan los huesos de los difuntos. Algunos reportes señalan que la bolita central representa la cabeza o el cráneo.
Por otro lado, El azúcar espolvoreado —o en ocasiones azúcar roja— simboliza dulzura, recuerdo cariñoso, e incluso la sangre del sacrificio simbólico en la fusión cultural. Colocado en los altares, el pan de muerto es una ofrenda: se dice que los espíritus al volver a este mundo “absorben la esencia” del pan, mientras los vivos lo consumen como signo de memoria y celebración.
Más allá de su simbología espiritual, el pan de muerto representa la identidad mexicana: la capacidad de reunir lo ancestral y lo moderno, la vida y la muerte, lo lúdico y lo sagrado.
En un momento en que las generaciones más jóvenes quizá viven fuera del país o en grandes ciudades, el pan se convierte también en acto de reconexión con la tradición.