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Ser empático, ofrecer herramientas reales y saber cuándo ir con un profesional puede marcar la diferencia

Cómo acompañar un ataque de ansiedad en jóvenes

Cómo acompañar un ataque de ansiedad en jóvenes
Cómo acompañar un ataque de ansiedad en jóvenes

Cada vez más niños y adolescentes tienen episodios de ansiedad o ataques de pánico, según reportan expertos.

Esto no es algo “de adultos”: estos ataques pueden manifestarse como palpitaciones, sudoración, temblores y sensación de pérdida de control o, en casos extremos, la percepción de que la vida está en riesgo.

Saber cómo actuar como adulto puede marcar la diferencia para quien transita la crisis.

¿Cómo detectar una crisis de ansiedad?

Los síntomas principales son:

  • Dificultad para respirar
  • Presión en el pecho
  • Taquicardia
  • Movimientos involuntarios
  • Dolores de cabeza
  • Densación de ahogo

En niños pequeños pueden ser:

  • Llanto sin motivo aparente
  • Irritabilidad
  • Dolores recurrentes de estómago o cabeza.

Identificar estos signos es clave para saber si estás frente a algo más que “estrés normal”.

¿Qué debo hacer ante un ataque de ansiedad?

Los expertos aseguran que lo primero que se debe hacer es mostrar empatía, no minimizar lo que la persona está viviendo con comentarios como “ya cálmate” o “no es para tanto”, los cuales pueden invalidar su experiencia.

Frases como:

  • “Estoy aquí para ti”
  • “¿Quieres que te acompañe a un lugar tranquilo?”
  • “¿Te traigo agua?

Son muchísimo más útiles para acompañar sin presionar.

No necesitas tener una solución mágica. Acompañar puede ser simplemente quedarte con la persona, ofrecerte para estar o llevarla a un lugar más tranquilo hasta que pase el episodio.

Si tienes que irte, intenta que alguien más con quien la persona se sienta segura tome el relevo.

Técnicas que puedes usar durante la crisis

Cuando ya estás con la persona que sufre la crisis, estas tres herramientas pueden ayudarle a recuperar un poco el control:

  1. Respiración consciente. Propón que haga respiraciones lentas, profundas y controladas. Eso ayuda a regular la adrenalina y a calmar el sistema nervioso.
  2. Alejarse del estímulo. Si hay muchas personas o ruido, busca un lugar más tranquilo donde la persona se sienta segura para expresarse sin presión.
  3. Posición cómoda. Sentarse o recostarse, cerrar los ojos si quiere, beber agua. Estas acciones ayudan a mitigar la sobrecarga emocional.

¿Cuándo es momento de buscar ayuda profesional?

No siempre basta con acompañar: a veces es necesario recomendar apoyo especializado. Aquí algunos indicadores:

  • Si la ansiedad interfiere con su vida escolar, familiar o social.
  • Si los episodios empeoran o no mejoran con las herramientas que ya han probado.
  • Si hay síntomas físicos frecuentes (dolor de estómago, palpitaciones, tristeza prolongada) o ideas autolesivas.

Pedir ayuda profesional no es un fracaso, sino un paso valiente.

¿Cómo prevenir las crisis de ansiedad?

Más allá de los episodios, hay cosas que los adultos pueden hacer para reducir la probabilidad de que vuelvan a pasar:

  • Fomenta espacios de descanso y desconexión digital.
  • Prioriza tiempos para el juego y para hablar.
  • Sé una escucha activa: pregúntale cómo se siente, qué le provoca ansiedad y qué le gustaría que tú hicieras cuando pasa un episodio.
  • Demasiadas actividades, cambio constante de entorno o sobreexposición pueden aumentar la ansiedad.

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