Academia

En la historia de la humanidad, siempre ha habido mujeres acompañando a otras mujeres en embarazos, partos, puerperios, abortos y otros procesos de salud y enfermedad a lo largo del ciclo de vida

La partería, Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad

Círculo. El Círculo Mágico. (1986) John William Waterhouse. (Wikipedia)

Desde 1987, la Confederación Internacional de Parteras designó el 5 de mayo como Día Internacional de la Partera para reconocer el trabajo que realizan las parteras y doulas en todo el planeta por la salud de las mujeres, y en 1991 la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF se unieron a este reconocimiento. Se estima que a nivel mundial se necesitan más de doscientas mil parteras para mejorar la salud materna.

En  la historia de la humanidad, siempre ha habido mujeres acompañando a otras mujeres en embarazos, partos, puerperios, abortos y otros procesos de salud y enfermedad a lo largo del ciclo de vida. Se les ha llamado brujas, Belladonas, parteras, comadronas o matronas. Al ser depositarias de los saberes de la salud y la sexualidad femenina en una cultura sanitaria androcéntrica, se les ha perseguido, ridiculizado, enjuiciado, invisibilizado, menospreciado y hasta quemado.

La partería, de práctica reconocida a labor desdibujada

En México, desde antes de la época colonial, las parteras gozaban de prestigio y reconocimiento por su arte, y fueron capaces de hibridarse con los saberes de la colonia, persistiendo su labor sin mayores conflictos hasta mediados del siglo XIX. Al llegar a nuestro país la escuela “moderna” de la ginecología, la figura de la partera se fue desdibujando hasta casi llegar al exterminio a mediados del siglo XX.

Fue concretamente en la década de los 70 que el Estado mexicano argumenta que para bajar las tasas de mortalidad materna en el país era inaplazable la atención de los partos en hospitales —el dominio médico total sobre el cuerpo de las mujeres, con el objetivo claro de suministrar anticoncepción— en donde el padre y la familia quedaban fuera de la escena —diferente del nacer en casa— y la partera pasó a considerarse propia de mujeres pobres, indígenas o ignorantes.

El resultado de esa medicalización y enajenación del parto y la atención de la salud de las mujeres por parte de la medicina hegemónica se puede ver hoy en indicadores concretos, espacios de atención al parto colapsados en hospitales públicos que dan lugar a una violencia obstétrica inadmisible con una atención de parto por cesárea del 53%, según la Secretaría de Salud —cuando la OMS sugiere que no se rebase el 15%— y una razón de muerte materna en 2023 de 26.5 por cada cien mil nacidos vivos (Gobierno de México), que no deja de ser una vergüenza para un país que pretende convertirse en potencia mundial y que no se resolvió con la casi desaparición de las parteras en el país.

Las parteras en el México actual

Pero actualmente ¿todavía hay parteras en México? La respuesta es sí —a pesar del cierre de todas las escuelas en los 50 del siglo pasado y los problemas con los que lidian las escuelas emergentes, aunado a la violencia epistémica sobre la partería— son una necesidad social, están en comunidades indígenas y rurales, así como en las ciudades.

Hay registros de más de 16 mil parteras en México en 2023 (Llanes y Plá, 2024). Muchas no están contabilizadas porque prefieren seguir en el anonimato para protegerse de las autoridades sanitarias que las acosan. Las parteras están conscientes de que el Estado no tiene un interés real en incluirlas en un contubernio con el establishment médico patriarcal, a diferencia de países con mejores indicadores de salud materna —Argentina, Chile, Alemania, Francia, Reino Unido, entre otros— donde pueden ser parte del sistema de salud con toda seguridad para ellas y las mujeres a las que acompañan.

Un modelo de atención centrado en la mujer

Las parteras —indígenas, autónomas, rurales, urbanas, profesionalizadas, conversas— tienen un modelo de atención centrado en la mujer, no en el cuerpo y sus segmentos —el útero, los ovarios, la matriz, el seno sin leche, el producto. Atienden una amplia gama de cuestiones de salud de las mujeres a lo largo de su vida, y en muchas ocasiones de sus hijos e hijas también. Reconocen sus límites y aún a costa de ser vilipendiadas, acompañan a sus pacientes a hospitales o clínicas de salud para la atención en niveles que ellas no pueden dar. Son en sí mismas y tal como lo decretó la UNESCO en 2023, un Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Defendamos el derecho a parir de manera amorosa y natural

No celebramos en México, reconocemos y hacemos un llamado a la sociedad para defender la partería, a las mujeres —madres, abuelas, jóvenes— para exigir la opción de ser atendidas por parteras a lo largo de su ciclo vital, y al sistema médico mexicano, humildad para hacer sinergia con las parteras y lograr de una vez por todas una plena salud sexual y reproductiva en México, que tanta falta nos hace parir, desde luego sin violencia, de manera amorosa y natural.

*El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur)

Tendencias