
Los microplásticos y nanoplásticos no solo contaminan nuestros océanos, ríos y campos, sino también los bosques, entrando desde el aire y acumulándose en el suelo forestal.
Así lo han demostrado geocientíficos de la Universidad Técnica de Darmstadt en una investigación que se publica en Communications Earth & Environment.
“Los microplásticos de la atmósfera se depositan inicialmente en las hojas de las copas de los árboles, lo que los científicos denominan ‘efecto peine’“, explica en un comunicado el autor principal, el Dr. Collin J. Weber, del Instituto de Geociencias Aplicadas de la Universidad Técnica de Darmstadt. “Luego, en los bosques caducifolios, las partículas son transportadas al suelo forestal por la lluvia o la caída de las hojas en otoño, por ejemplo".
En estos bosques, la descomposición de las hojas desempeña un papel fundamental en el almacenamiento de contaminantes en el suelo forestal, como descubrieron los autores. Aunque los niveles más altos de microplásticos se encontraron en las capas superiores de hojarasca, ligeramente descompuesta, grandes cantidades de partículas plásticas se almacenan en las capas más profundas del suelo. Esto puede atribuirse a la propia descomposición de las hojas, pero también a otros procesos de transporte, como los organismos que participan en ella.
Para el estudio, el equipo de investigación del Departamento de Mineralogía y Química del Suelo tomó muestras en cuatro emplazamientos forestales al este de Darmstadt, Alemania. Mediante un método analítico desarrollado y adaptado recientemente, los científicos pudieron medir el contenido de microplásticos en muestras de suelo, hojas caídas y deposición atmosférica (el transporte de sustancias desde la atmósfera terrestre a la superficie terrestre) y analizarlo químicamente mediante métodos espectroscópicos. También elaboraron una estimación modelo de las entradas atmosféricas desde la década de 1950 para determinar su contribución al almacenamiento total en los suelos forestales.
“Nuestros resultados indican que los microplásticos en los suelos forestales se originan principalmente en la deposición atmosférica y en la caída de hojas al suelo, conocida como hojarasca. Otras fuentes, en cambio, tienen una influencia menor”, explica el Dr. Weber. Concluimos que los bosques son buenos indicadores de la contaminación atmosférica por microplásticos y que una alta concentración de microplásticos en los suelos forestales indica una alta entrada difusa -a diferencia de la entrada directa, como la de los fertilizantes en la agricultura- de partículas del aire a estos ecosistemas.
El estudio es el primero en demostrar la contaminación de los bosques con microplásticos y la relación directa entre las entradas atmosféricas y el almacenamiento de microplásticos en el suelo forestal, ya que estos problemas no se habían investigado científicamente previamente. Los resultados proporcionan una base importante para evaluar los riesgos ambientales que plantean los microplásticos en el aire y el suelo.
“Los bosques ya están amenazados por el cambio climático, y nuestros hallazgos sugieren que los microplásticos podrían representar una amenaza adicional para los ecosistemas forestales", afirma el Dr. Weber. Los hallazgos también podrían ser relevantes para evaluar los riesgos para la salud, ya que ponen de relieve el transporte global de microplásticos en el aire y, por lo tanto, también en el aire que respiramos.