
Un hallazgo científico en Coahuila ha puesto nuevamente a México en el foco internacional de la biología, después de diez años de arduo trabajo de los investigadores de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), adscritos a la Facultad de Ciencias Biológicas en el campus Gómez Palacio, después de confirman el descubrimiento del caracol de agua dulce más pequeño del mundo.
Los 80 ejemplares de esta especie, nombrada Microphreatus saltillensis en honor a la ciudad de Saltillo, miden apenas 0.7 milímetros y fueron encontradas en el manantial de Los Chorros, un sitio alimentado por aguas subterráneas localizado a unos kilómetros de la capital coahuilense.
Su descripción oficial fue publicada en julio de 2025 en la revista científica Zootaxa, con sede en Nueva Zelanda, una de las más reconocidas a nivel mundial en la clasificación de nuevas especies.
El equipo de investigación, encabezado por Alexander Czaja, destacó que el descubrimiento es de gran relevancia no solo porque se trata de una nueva especie, sino porque representa un nuevo género dentro de los caracoles de agua dulce, lo que amplía significativamente el conocimiento sobre la biodiversidad de ecosistemas subterráneos en México.
Su forma de vida
El Microphreatus saltillensis vive entre la arena en sedimentos saturados de agua, un ambiente que lo obligó a desarrollar adaptaciones únicas, su minúsculo tamaño le permite moverse en espacios microscópicos, carece de pigmentación, lo que lo hace prácticamente transparente y en muchos casos no tiene ojos, pues la ausencia total de luz en su hábitat hace innecesario este órgano.
Estas características lo convierten en un organismo altamente especializado para sobrevivir en un entorno hostil y frágil, lo que lo hace también vulnerable a cualquier alteración de su ecosistema.

Relevancia ecológica
Aunque la atención mediática suele centrarse en el descubrimiento de grandes especies visibles, los investigadores subrayan que organismos diminutos como este cumplen funciones esenciales en sus ecosistemas.
Los caracoles de agua dulce participan en redes alimenticias, en el reciclaje de nutrientes y en los equilibrios ecológicos, aunque su tamaño los haga pasar desapercibidos.
La biodiversidad subterránea, además, sigue siendo una de las menos exploradas del planeta y los científicos advierten que muchas de estas especies corren el riesgo de desaparecer incluso antes de ser descubiertas, debido a la contaminación, la sobreexplotación del agua o el cambio climático.
(Con información de UJED y la Revista Científica Zootaxa)