
El enorme y longevo iceberg A-23A se enfrenta a una desaparición inminente cerca de las islas de Georgia del Sur con una ruptura notable coincidiendo con la llegada de la primavera al hemisferio sur.
Esta imagen, captada el 11 de septiembre por el MODIS (Espectrorradiómetro de Imágenes de Resolución Moderada) del satélite Terra de la NASA, muestra la desintegración en curso de esta masa de hielo, que se desprendió de la Antártida en 1986 con un tamaño de 4.000 kilómetros cuadrados.
Su mayor fragmento restante abarca poco más de 1.500 kilómetros cuadrados, aún masivo, y era el segundo iceberg flotante más grande del mundo en ese momento. Sin embargo, ya había perdido aproximadamente dos tercios de su superficie desde que comenzó a desplazarse hacia el norte desde la Antártida varios años antes, informa el NASA Earth Observatory en un comunicado.
Cerca de allí, grandes fragmentos que se desprendieron del A-23A -específicamente el Iceberg A-23G y el Iceberg A-23I- abarcaban 324 kilómetros cuadrados y 344 kilómetros cuadrados, respectivamente, en el momento de esta imagen. El Centro Nacional del Hielo de EE.UU. nombra, rastrea y documenta icebergs antárticos con un área de al menos 69 kilómetros cuadrados o una longitud de al menos 19 kilómetros).
ESTUVO EMBARRANCADO 14 AÑOS
Antes de que el iceberg A-23A comenzara a desintegrarse, sobrevivió a un largo viaje de arranques y paradas. Tras desprenderse de la plataforma de hielo Filchner en 1986, permaneció anclado en el lecho marino del sur del mar de Weddell durante décadas. Finalmente, se liberó a principios de la década de 2020 y comenzó a desplazarse hacia el norte. En marzo de 2024, quedó atrapado en un vórtice oceánico giratorio en el Pasaje de Drake, para luego girar y quedar atrapado de nuevo, esta vez en la plataforma costera poco profunda al sur de la Isla Georgia del Sur en mayo de 2025.
Tras liberarse de nuevo, el iceberg se desplazó a su ubicación actual al norte de la isla en lo que podría ser su último viaje. Como tantos otros grandes icebergs que se han adentrado en el “callejón de los icebergs”, acabará sucumbiendo a los implacables efectos del aire y el agua más cálidos.