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“Sin educación médica continua, las innovaciones tardan en llegar a pacientes”

Existe muy poca capacitación en las universidades sobre cómo manejar la obesidad, señala en entrevista Rafael Bravo Vera, durante su participación en el Congreso Europeo de Obesidad

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El endocrinólogo mexicano considera que un reto futuro será ampliar la educación sobre manejo se obesidad en los programas universitarios.

El endocrinólogo mexicano considera que un reto futuro será ampliar la educación sobre manejo se obesidad en los programas universitarios.

Nelly Toche

Los avances biomédicos de laboratorio pueden tardar muchos años antes de beneficiar a los pacientes si no se hace un trabajo serio de educación médica continua. Esto puede parecer superficial, pero hay ejemplos, como el programa MEJORA de educación en Diabetes, que logró capacitar a miles de médicos en ciudades pequeñas y medias de México, a través de la discusión de casos entre pares.

Así lo explica a Crónica el médico internista mexicano Rafael Bravo Vera, durante el Congreso Europeo de Obesidad, realizado en Maastricht, Países Bajos y en el que participaron más de 3 mil científicos y médicos de todos los continentes. Ahí acudió para analizar los resultados del estudio ACTION Teens, que es el más grande realizado hasta ahora sobre actitudes de adolescentes frente a la obesidad.

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“Un llamado de atención fuerte que se genera de ese estudio es que existe muy poca capacitación en las universidades sobre cómo manejar la obesidad, pues sólo el 13 por ciento de los médicos recibió más de un día de entrenamiento para manejar este tipo de pacientes”, indica al referirse a los datos de la investigación realizada entre 13 mil adolescentes con obesidad, familiares y médicos, de 10 países, incluyendo a México.

Nacido en Oaxaca, pero criado en San Luis Potosí, el Doctor Bravo Vera ha distribuido más de dos décadas de trabajo entre la atención hospitalaria a pacientes con diabetes, hipertensión y obesidad; la docencia universitaria y la educación médica en continua en México y Estados Unidos. Actualmente trabaja en la capital de Dinamarca como Vicepresidente de Asuntos Médicos Globales, sobre Obesidad, del Laboratorio Danés Novo Nordisk.

Una de las mejores maneras de trasladar el conocimiento que se genera en los centros de investigación básica y clínica hasta los pacientes son los programas de educación médica continua donde no sólo se transmite la información de lo que ha surgido en laboratorios sino que se construye un diálogo con los médicos y se discuten en grupo casos clínicos de pacientes”, cuenta a los lectores de este diario el médico que ha realizado un largo recorrido de práctica, incluyendo consultorios y hospitales en comunidades semi urbanas, como La Pila, San Luis Potosí, hasta hospitales y Laboratorios en Boston, Miami y Nueva York.

“Si la innovación que se presenta a los médicos tiene contenido ético y científico, la van a adoptar rápidamente”, explica a Crónica el Internista, Endocrinólogo y ex profesor de la Universidad Panamericana.

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“Los médicos quieren planear mejor su trabajo basados en evidencia. Nosotros hemos visto que este interés es mucho mayor que lo que las autoridades o la industria piensan. Por ejemplo, cuando creamos el programa MEJORA para manejo de la Diabetes, pensábamos que podríamos alcanzar a 400 médicos por año; pero el intercambio que hacían los médicos discutiendo casos clínicos de pacientes que ellos mismos presentaban hizo que creciera mucho el interés y después nos pedían el curso en ciudades como Morelia, Zacapu o Zamora. Así multiplicamos el efecto de este programa de educación médica continua y en lugar de trabajar con 400 médicos al año llegamos hasta mil 600 médicos por año”, agrega.

Vocación detectivesca

Rafael Bravo dice que, en su caso, el trabajo de diagnóstico médico siempre ha estado asociado a una búsqueda parecida a la que hacen los detectives cuando encuentran indicios de un hecho.

Desde joven pensaba que, sin importar qué paciente llegara, yo iba a encontrar cuál era la enfermedad y cuál sería el posible modo de sanarlo”, recuerda durante el diálogo con este diario mexicano en Maastricht.

Muy joven decidió estudiar medicina en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), que lleva más de veinte años entre las tres mejor calificadas de la República Mexicana.

Es una Universidad muy estricta y para ilustrarlo puedo decir que en mi generación arrancamos al mismo tiempo 132 alumnos, pero sólo 20 nos graduamos en el tiempo indicado”, cuenta Bravo Vera quien actualmente labora en Copenhague, desde donde se impulsó el estudio ACTION Teens.

Cuando inicié mi carrera no sabía que me llegaría a especializar en temas de obesidad, pero hoy lo hago porque veo que es un problema complejo y es precisamente al atender los problemas complejos que puedes hacer un cambio”, concluyó.

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Las especialidades médicas requieren sacrificios

Rafael Bravo Vera defiende los beneficios de la especialización médica, aunque reconoce que es un proceso largo y exigente. En su caso pudo lograrlo al imponerse retos para estudiar en Estados Unidos.

“El año de mi servicio social trabajé muy fuerte para este objetivo. Terminaba de dar consulta en La Pila y al cerrar la puerta me quedaba estudiando mucho para aprobar dos exámenes que eran requisito para entrar a alguna especialidad en Estados Unidos, que se llaman Step 1 y Step 2. Eran exámenes caros y me estresaba mucho pedir ayuda a mi familia para pagarlos, pero me ayudaron y los aprobé. Así pude conseguir mi primera estancia en un hospital en Boston y ahí aprendí mucho sobre el sistema de trabajo y el abordaje a los pacientes. Fue difícil, me fui solo, sin sopa de fideo, pero me fue bien y pude entrar a la especialidad en Medicina Interna y años después seguí a Endocrinología”

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