En la UNAM hay cosas que caminan muy bien, otras más que se podrían hacer mejor y varias más que se deben hacer, señala William Lee, Coordinador de la Investigación Científica de la UNAM y uno de los aspirantes a dirigir la máxima casa de estudios del país.

En entrevista, el ex director del Instituto de Astronomía señala que este momento y proceso de sucesión es el momento correcto para hacer las propuestas y exponer las ideas que permitan a la Universidad mejorar en sus diversos espacios.

En el escenario plural que eligió la Junta de Gobierno entre sus candidatos, Lee representaría mayormente a su comunidad científica, no obstante, a lo largo de su experiencia en la coordinación Científica ha visto la interacción institucional de la UNAM, “y de las posibilidades que hay ahí”, que no es demasiado distinta en otras áreas académicas, como las humanidades, añade.

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“La Universidad ha crecido muchísimo, se ha descentralizado y hay mucha relación con muchos estados, me parece que hay enormes oportunidades de colaboración y aprovechamiento de infraestructura y de ideas, eso es parte de lo que he podido ver en estos años desde la Coordinación”.

Una de esas oportunidades se encuentra en la docencia, donde, dice, hay que mejorar el vínculo entre el "qué", "cómo" y "para qué" se enseña , en términos de generación de conocimiento y desarrollo de habilidades prácticas para la comunidad estudiantil. Los cambios sociales, demográficos, económicos, tecnológicos han sido brutales en los últimos años, enfatiza, por lo que un egresado universitario requiere de las habilidades que de manera personal y colectiva necesita el país.

Otro tema que forma parte de las propuestas de Lee es generar una estructura universitaria a plazos más largos que el de una sola gestión –4-8 años–, puesto que las planeaciones dentro de estos periodos no son los mismos para una gestión académica y su evolución en la docencia e investigación, lo cual puede tomar más de una década para alcanzar una prospectiva transversal que aborde todas las áreas de la universidad.

“Esto me parece súper importante porque además la evolución de la población México está cambiando y será distinto el objetivo que nos planteamos ahora como universidad y lo que la sociedad requerirá”.

MÁS RECURSOS PARA LA UNAM

Dentro del eje principal de sus propuestas, agrega, está vinculado a la necesidad de generar recursos mayores para la operación de la Universidad, cuyo presupuesto en un 90% proviene del subsidio federal. “En los últimos años, por una serie de condiciones, el presupuesto no ha crecido, pero la Universidad sí, principalmente en las últimas dos décadas, tanto en instalaciones como en matrícula. El crecimiento no puede seguir con el mismo presupuesto, entonces, tenemos que hacer un uso más eficiente de los recursos de la federación y aumentar los propios”.

Para aumentar esos recursos autogenerados, explica, hay diversas opciones, como los desarrollos y servicios generados por la Universidad, así como el vínculo con organismos nacionales e internacionales que no se han aprovechado.

Estos proyectos sólo pueden materializarse consolidando el funcionamiento académico mencionado al principio, así como con la equidad y respeto de la comunidad universitaria dentro y fuera de la institución. “Tiene que haber principios de respeto y de integridad académica, integridad ética y de igualdad, así como de género por supuesto, así se logrará cohesionar a nuestra comunidad para enfocarnos en otro aspecto, un poco más técnico tal vez, la autonomía”.

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LA AUTONOMÍA DE LA UNAM NO SE NEGOCIA

Autonomía para que la Universidad tome sus propias decisiones, como las de gobierno, que pasan por procesos como el que actualmente se realiza para elegir rector a través de su Junta de Gobierno. “Esto no quiere decir que podamos hacer lo que queramos, sino que decidimos cómo hacerlo, sin perder de vista el objetivo de nuestra Ley Orgánica: que la UNAM debe ser útil para el país”.

Si las condiciones lo requieren, es a través de esta autonomía que se deberán actualizar la normatividad de la UNAM, enfatiza, ya sea en su gobierno o representatividad. 

“También quiere decir que siempre tenemos que colaborar con la sociedad y con el gobierno, pero con respeto de lo que a cada quien le toca hacer. A la Universidad no le toca hacer política pública, sino proponer ideas para su implementación; no somos gobierno, no somos la SEP y no nos toca atender toda la educación superior, pero sí nos toca atender y decir lo que nos parece se tiene que hacer y las proponer para lograrlo”.

–¿Cómo actuar ante los intentos gubernamentales por socavar esa autonomía?

–Se ha buscado transformar la Ley orgánica de la Universidad al margen de su comunidad –mediante una propuesta legislativa que no trascendió–, lo cual me parece muy desafortunado porque esta autonomía es vital para el funcionamiento básico misión de la Universidad.

“Es ingrediente que no es negociable, es la manera en que es útil para la sociedad. Ese funcionamiento debe quedar claro para el gobierno y sociedad, deben entender por qué es útil e importante esa autonomía, no la defendemos tanto porque sea una necedad; cuando ha sido necesario se ha explicado correctamente (…) es fundamental protegerla y lo podemos explicar las veces que sea necesario y pienso que cualquiera que llegue a la rectoría va a tener eso claro. Confío que así sea”.

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POLÍTICA CIENTÍFICA.

Debido al sector administrativo en el que está vinculado, William Lee también ha participado en las discusiones en torno a la política científica del país encabezada por Conahcyt. Desde la discusión sobre la Ley General de ciencia hasta el tema de las becas de posgrado, pasando por el SNI, la UNAM está relacionada de manera directa con las decisiones que ha tomado esta dependencia.

–Ha habido muchos cambios en la política científica, ¿cómo avizora su impacto en la UNAM y en la investigación científica del país?

–La investigación es un tema estratégico para el futuro del país, por lo que me preocupa mucho la disminución de su financiamiento y la prioridad que se la ha dado al margen de una discusión colectiva. Tenemos muchos problemas que resolver y el conocimiento debe ser generado en todas las áreas porque nunca sabes cuál va a ser la que será más útil; entonces, tomar prioridades sobre qué es importante investigar sin tomar en cuenta adecuadamente la opinión de la comunidad me parece una apuesta arriesgada.

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El tema de las becas de posgrado, añade, es crítico porque la los ciclos de formación estudiantil de licenciatura, maestría y doctorado implican una década más o menos, por lo que, si se interrumpen, por falta de recursos o cambios en la política, el impacto en la población estudiantil es sensible.

De esta forma, si hay programas de posgrado que Conahcyt no está apoyando, los estudiantes van a sufrir un decaimiento en su formación, pero también en el relevo generacional de sus áreas o instituciones. “Eso puede tener consecuencias muy serias a largo plazo”.

Es por este tipo de medidas, enfatiza William Lee que se tiene que discutir seriamente el tema y poner sobre la mesa qué prioridades necesita atender el país en términos de formación de personal, desarrollo infraestructura e impulso de proyectos arbitrados, determinados y decididos por pares, como ha realizado en la asignación de recursos para proyectos de investigación o el otorgamiento de becas y estímulos como el SNI. “Esto debe ser discutido de manera más abierta y con un financiamiento suficiente que ahora no tenemos”.

Estos son temas donde la UNAM tiene mucho qué decir, añade el científico, y lo ha hecho cada vez que se ha podido, aportando estrategias y planes de desarrollo en el largo plazo acordes con las necesidades y la magnitud del país y de su economía, de su población, así como de su diversidad geográfica, biológica y cultural.

“Somos un país de 130 millones de habitantes. Si medimos nuestra capacidad científica –a través del SNI, proyectos con financiamiento o recursos– no nos encontramos donde deberíamos estar si queremos desarrollar el país correctamente. Es preocupante, por lo que es importante que la Universidad esté al frente de la discusión, diciendo qué es lo que pensamos que hace falta para tener las condiciones adecuadas en educación, sostenibilidad y la solución de problemas que vienen, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la falta de desarrollo tecnológico, son algunos, pero inciden en muchas otras cosas que impactan la economía, el bienestar y la salud”.

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Al igual que la mayoría de los aspirantes a la rectoría, William Lee dice que se sumará al proyecto de quien resulte elegido (a) de no ser él. De ser electo, agrega, se rodeará del equipo que permita ensanchar su visión de la Universidad, así como mantener abierto el diálogo y debate sobre lo que es mejor para su comunidad.

“Es imposible que en una comunidad de este tamaño todo el mundo esté siempre de acuerdo, de hecho, sería bastante estéril. Necesitamos mantener abierto el debate, pero que sea abierto y tener claro de por qué se discute y para qué. Por eso hay que hacer equipo incluso si uno piensa que ya sabe. Siempre debemos escuchar”.

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