
Si el sueño de nuestros antepasados era conseguir un trabajo estable y bien pagado que les permitiera vivir con tranquilidad por el resto de sus días, hoy en día parece suceder todo lo contrario: las nuevas generaciones parecen rehuir cada vez más de la rutina y sueñan con experiencias nuevas y desconocidas, lejos de los trabajos más monótonos y tradicionales. Cada vez se valora más el tiempo y qué es lo que hacemos con él; y cada vez son más los que se animan a cambiar el rumbo para poder dedicar el tiempo a lo que verdaderamente les gusta: abogados que abandonan sus puestos en importantes firmas para dedicarse a defender causas más humildes, oficinistas que renuncian a sus trabajos de 8 horas para crear su propia start-up, o ejecutivas de cuenta que fundan su propia productora de cine tras ganar la lotería.
Y aunque el sueño de poder vivir la vida sin rutinas ni compromisos siempre ha estado presente en nuestras vidas, sí es verdad que cada vez son más los que pierden el miedo a lo que pueda suceder por salirse del camino tradicional de la estabilidad laboral, y que se animan a vivir la vida que siempre han querido. Y es en este contexto donde este fenómeno surge como una nueva tendencia: el fenómeno de la “economía YOLO”, que es el acrónimo de “You Only Live Once” o, en español, “sólo se vive una vez”.
Nada que perder
En un reportaje realizado por el New York Times y que ayudó a popularizar el término YOLO, Brett Williams, un abogado de 33 años, cuenta cómo durante una reunión de trabajo se percató de que no era feliz pasando 10 horas diarias solamente pensando en el final de la jornada. Simplemente se dio cuenta de que podría morir mañana, y que por lo tanto no tenía nada que perder. Lo mismo le ocurrió a Olivia Messer, una periodista que trabajaba en un importante medio de noticias que, tras quedar exhausta por la cobertura mediática de la pandemia del COVID-19, renunció a su trabajo y ahora se dedica a escribir como redactora independiente, a pintar y a practicar kayak, siendo más feliz que nunca.
Como estos testimonios, son varias las personas que se dan cuenta que no son felices con el rumbo rutinario que han tomado sus vidas y que deciden hacer algo al respecto. En una encuesta publicada recientemente por Microsoft, se calcula que más del 40% de la mano de obra mundial está considerando dejar su empleo actual. Además, cada vez más son las encuestas que observan entre los trabajadores una importancia cada vez mayor a la flexibilidad horaria que les permita conciliar sus vidas laborales y personales, incluso por sobre otros elementos que históricamente han encabezado las encuestas, como el salario y la estabilidad laboral.
Más que suerte, se precisa voluntad
Sin dudas muchas personas pueden pensar que no todas pueden darse el lujo de tomar las riendas de su vida, ya que no todas tienen la misma suerte. Esto puede ser verdad en algunos casos, pero no siempre: en verdad, varios expertos dicen que la suerte no es nada más que una increíble fuerza de voluntad. Las personas que tienen un enfoque optimista hacia la vida, y que se esfuerzan por generar situaciones positivas en vez de verse agobiadas por las negativas, suelen ser más proclives a poder aprovechar las buenas oportunidades cuando se les presentan. En definitiva, podría decirse que nosotros mismos podemos construir nuestra buena suerte con un poco de voluntad.
Un buen ejemplo en este sentido, puede ser el caso de Cynthia Stafford. Esta mujer norteamericana, sin dudas tuvo una revelación YOLO tras tener que hacerse cargo de los 5 hijos de su hermano embestido por un conductor ebrio, además de tener que ayudar económicamente a su padre para que pudiera llegar a fin de mes. Sin tener tiempo para ella misma, se dijo a sí misma que las cosas debían cambiar, y un día en 2004, tras soñar con el número 112 millones, no se lo pensó y compró su primer ticket de lotería. En 2007, tres años después, llegó la gran noticia: había ganado el sorteo de MegaMillions y se había embolsado nada más ni nada menos que la increíble cantidad de 112 millones de dólares, ¡tal y como en su sueño! Tras ganar, no solo pudo ayudar económicamente a su familia, sino que además cumplió su sueño de convertirse en una realizadora audiovisual y montó su propia productora cinematográfica Queen Nefertari Productions LLC.
Aunque el caso de Cynthia pueda ser un tanto paradigmático, la moraleja que nos deja es que siempre se puede hacer algo para intentar cambiar el rumbo de nuestras vidas y perseguir nuestros sueños, aunque solo sea comprar un billete de lotería.
YOLO, ¿se trata solo de un fenómeno post-Covid, o es una tendencia que llegó para quedarse?
La crisis producto del COVID-19 no ha sido solo sanitaria: muchos otros sectores económicos y sociales han atravesado cambios significativos en sus estructuras. Y el sector laboral ha sido sin dudas uno de estos: para muchos expertos, por ejemplo, el fenómeno del teletrabajo es un hecho que ya llegó para quedarse. Y es que, para muchos trabajadores, los meses de teletrabajo han supuesto una nueva oportunidad para reencontrarse con los pequeños placeres de la vida: compartir más tiempo con sus familias, no tener que sufrir el estrés de los embotellamientos para ir al trabajo, poder aprovechar más el tiempo para retomar aquellos hobbies olvidados, etc.
Para muchas personas, este cambio en sus rutinas les ha permitido abrir los ojos y ver la vida laboral (y las suyas propias) desde otra perspectiva: que solo se vive una vez y que debemos hacer que valga la pena. Y este cambio ha sido tan importante que, de hecho, con la vuelta a la “normalidad”, muchas personas prefirieron no retomar sus condiciones laborales anteriores. Tanto es así que, por ejemplo, en Estados Unidos ya hasta le han dado un nombre a este fenómeno: “La Gran Renuncia”, que se ha convertido en uno de los principales problemas del mercado laboral del país tras la pandemia. Así, solo a comienzos de marzo, se estimaron un total de 4.5 millones de renuncias tras la imposición de la vuelta a la presencialidad.
Sin embargo, aún es pronto para saber si la economía YOLO es solo una tendencia pasajera, o si verdaderamente se trata de una nueva mentalidad que llegó para quedarse. Aunque una cosa sí es segura: las personas valoran cada vez más su tiempo, y es por esto que ya varias empresas están tratando de adaptarse a este nuevo fenómeno ofreciendo jornadas mixtas que permiten combinar la presencialidad con el teletrabajo, o incluso reducciones de las jornadas laborales. Solo en los próximos años podremos saber si estas acciones se mantienen como prácticas aisladas de las empresas más innovadoras o si, por el contrario, se transforman en políticas laborales estables.
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