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“Muerte sin testigo”, la nueva novela de Óscar Xavier Altamirano, mezcla thriller y exploración psicológica para revelar los límites de la memoria, la culpa y la verdad

Muerte sin testigo: la novela de Óscar Xavier Altamirano que redefine el thriller psicológico

Novela "Muerte sin Testigo" de Óscar Xavier Altamirano
Novela "Muerte sin Testigo" de Óscar Xavier Altamirano Amazon

En tiempos donde el thriller suele apoyarse en fórmulas reconocibles —giros abruptos, flashbacks, pistas falsas— el escritor, investigador y ensayista Óscar Xavier Altamirano apuesta por una ruta distinta. Su nueva novela, Muerte sin testigo, parte de un punto de intriga criminal clásico, pero pronto se desvía hacia un territorio mucho más profundo: la psicología de la culpa, la fragilidad humana y la maleabilidad de la memoria.

El día que escribiera un thriller tenía claro que debía desafiar al género”, confiesa Altamirano durante una conversación telefónica. Y lo cumplió. Aunque la obra abre con un crimen y un protagonista envuelto en sospechas, la novela se despliega hacia una exploración íntima, donde las tensiones narrativas funcionan en dos niveles: el misterio exterior del delito y el misterio interior de una mente quebrada.

El protagonista, Frankie Armstrong, es un personaje atravesado por la contradicción: frágil, autoconsciente, profundamente humano, pero también marcado por un pasado borroso y una lesión cerebral que convierte su percepción en un terreno movedizo. Es en ese estado mental —angustioso, fragmentado— donde la novela encuentra su fuerza.“No hay mayor misterio detrás de un crimen que aquello que ocurre en la conciencia de quien lo comete”, afirma el autor.

Una ciudad que se vuelve conciencia

Uno de los elementos más llamativos es la presencia de Nueva York como escenario. Pero no la postal turística: Altamirano retrata el Nueva York que conoció en los años ochenta y noventa, previo a la gentrificación y a las reformas policiales impulsadas por Giuliani. Una ciudad agresiva, desigual, impredecible, que en la novela funciona como espejo del derrumbe emocional del protagonista.

Era un lugar donde debías caminar con sentido de defensa personal; un Nueva York que ya no existe igual, pero cuya sombra sigue ahí”, recuerda el escritor. Esa experiencia directa se filtra en cada capítulo, construyendo una atmósfera opresiva que potencia la tensión narrativa.

Muerte sin testigo juega constantemente con versiones contradictorias, percepciones alteradas y recuerdos dudosos. Pero, lejos del artificio, Altamirano sostiene que es precisamente la naturaleza frágil de la memoria lo que vuelve verosímil la historia.“La memoria siempre es engañosa, siempre se acomoda al presente”, explica. Por eso decidió eliminar los flashbacks tradicionales y situar al lector en un presente continuo, donde los recuerdos actúan como detonantes de ansiedad más que como explicaciones.

La novela plantea así una pregunta incisiva:¿Cuántas verdades se sostienen únicamente por nuestra necesidad de sobrevivirnos a nosotros mismos?

Crítica al poder, la élite y los círculos editoriales

Otro de los ejes centrales es la crítica a las estructuras de poder que rodean al protagonista: universidades de élite, círculos editoriales, prestigios intelectuales construidos como capital social. Altamirano reconoce que fue una decisión consciente incorporar esta mirada:“Estados Unidos venera sus Ivy League. Pero detrás hay presiones, privilegios y brutalidades que empujan a muchos al colapso”.

La novela también retrata la corrupción policial, los fallos del sistema judicial y los errores humanos que han llevado a miles de condenas erróneas en la vida real. Nada de eso es ficción gratuita: fue materia de investigación.“No inventé nada. Todas las anomalías que aparecen están inspiradas en casos reales”, aclara.

Después de dedicar diez años a su investigación biográfica sobre Edgar Allan Poe, Altamirano necesitaba un cambio de aire. Irónicamente, Muerte sin testigo nació gracias a un ejercicio que pidió a sus alumnos de creación literaria… que solo él realizó.“Ahí estaban las primeras 30 páginas sin que yo lo supiera”, recuerda entre risas.

El resto fue un descubrimiento inesperado: un proyecto que creció hasta convertirse en una novela que hoy circula en formato físico, digital y audiolibro en librerías de todo el país.

Para Altamirano, la novela busca provocar una inquietud existencial:“Cuando terminas, la primera pregunta es: ¿qué estoy haciendo con mi vida? La siguiente: ¿puedo hacer algo? ¿debo hacerlo?

No se trata solo de resolver un crimen, sino de enfrentarse a las preguntas que la propia muerte —y la conciencia de la muerte— dejan abiertas.

Muerte sin testigo está disponible en Gandhi, El Sótano, Sanborns, Amazon, así como en formatos ebook y audiolibro.

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